Aprender danza clásica es mucho más que movimiento: brinda efectos positivos en niñas y niñas, al estimular la coordinación, trabajo en equipo y autoestima, expone la madre, maestra de arte y emprendedora de MERCADO Silvia Flores.
Para muchos de nosotros es un deleite ver a nuestros niños desarrollar sus habilidades artísticas. Y es aún más gratificante cuando estas habilidades, además de ser un gran aporte cultural, les brindan un espacio seguro donde pueden explorar su mundo interior, fomentar la disciplina, dar rienda suelta a la creatividad y, en el mejor de los casos, fortalecer su identidad.
La danza, como forma de arte, no solo es una actividad física: es también una manera de conectar con uno mismo, de expresarse, de crecer. Es un regalo que acompaña, transforma y da herramientas para la vida.
Con motivo del reciente Día Internacional de la danza (29 de abril) y a las puertas del mes de las madres, quise unir estos dos ámbitos con la intención de impulsar el cultivo de la danza clásica en niñas y niños, respondiendo algunas preguntas frecuentes sobre el tema.
¿Cuáles son los beneficios del aprendizaje de la danza en los niños y las niñas?
Realmente, los beneficios son increíbles. El cuerpo se convierte en la mejor herramienta para desarrollar una variedad de habilidades y aptitudes: ritmo, memoria, condición física, coordinación motora y libre expresión a través del movimiento.
La danza les permite moverse con propósito, divertirse, y al mismo tiempo cultivar la disciplina. Es una actividad que debería estar presente de manera consciente en la vida de nuestros niños. Hay muchos estilos de danza, y todos aportan: danza clásica, danzas folclóricas, danza creativa y contemporánea, así como las regionales y populares. Todas enriquecen.
¿Es la danza clásica un espacio exclusivo para niñas?
¡Claro que no! En la danza no hay exclusividad de género. La danza clásica, por ejemplo, es una de las disciplinas más exigentes, y tanto niñas como niños tienen mucho que aportar en ella.
Desde mi experiencia, puedo decir que esta forma de danza es una base fundamental para muchas otras. Los movimientos que realizan los bailarines hombres requieren una gran entrega y esfuerzo físico. Es un trabajo constante que, cuando se realiza con dedicación, genera admiración por su belleza, técnica y precisión.
¿Qué habilidades desarrolla la danza en el cerebro?
Las aptitudes cognitivas que se activan con la práctica de la danza son múltiples: memoria, musicalidad, ritmo, inteligencia espacial, kinestesia y expresión corporal. Además, genera bienestar emocional, fortalece la autoestima y permite una conexión integral entre cuerpo y mente. Esto a su vez mantiene una actitud positiva, abierta a las soluciones y con habilidades para expresar las propias sensaciones a fin de evolucionar de una mejor forma como persona.
¿Cuánto tiempo se debe practicar para obtener los mejores beneficios de la danza?
Como toda disciplina, la danza requiere compromiso, entrega y esfuerzo físico. Lo ideal es una práctica diaria, pero también es posible ver avances significativos con al menos tres días por semana, siempre que haya una buena técnica de enseñanza-aprendizaje. La constancia hace la diferencia.
¿Qué necesitamos para poder llegar a la práctica de la danza?
Independientemente del tipo de danza que se practique, lo más importante es que los niños y niñas tengan acceso a espacios seguros y adecuados donde puedan recibir clases, sin que esto represente un desgaste económico para las familias. Lo esencial es comenzar a practicar y, con el tiempo, ir descubriendo los beneficios tanto físicos como emocionales que la danza les brinda. Los padres pueden no solo observar la transformación positiva, sino conversar sobre ella para mejorar el enriquecimiento vital de sus hijos.
¿Qué actitudes benefician y cuáles perjudican la práctica de la danza?
Las actitudes positivas como la disciplina, el compromiso y la constancia favorecen muchísimo la práctica de la danza. También es fundamental mantener una buena condición física, ya que la exigencia es alta tanto a nivel corporal como emocional.
Por otro lado, una práctica pobre en técnica, sin espacios adecuados o con poco tiempo invertido, puede afectar negativamente. Los avances se perciben en el cuerpo y en la expresión, y cuando faltan elementos clave, los resultados se ven limitados.
Una invitación desde la experiencia
La danza es también un don que debemos valorar, apreciar y enseñar. Nos conecta con nuestras raíces, fortalece nuestras capacidades cognitivas y motrices, y nos llena de satisfacción cuando se practica con amor.
Como mamá, como bailarina y como testigo del arte en mis propios hijos, les exhorto a que apoyemos estas iniciativas. Que seamos ese pequeño impulso, esa motivación constante que los anime a descubrir y valorar sus talentos. Porque cuando los niños y niñas se sienten apoyados, su crecimiento —personal, artístico y emocional— es verdaderamente transformador.
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