Detenido es el primer testimonio de los centros de encierro de niños migrantes instalados en 2018 en Texas. Hondureño D. Esperanza relata aquellos días interminables y difíciles, en un diario de hechos que no debieron ocurrir, pero ocurrieron.
“Cuando llegué a la perrera, lo único que sentí fueron las miradas”, recuerda D. Esperanza, quien tenía 13 años cuando fue encerrado en el centro de detención migratoria para menores en Texas, en 2018. “Me miraban, me juzgaban, como preguntándose: ‘¿Por qué estás aquí?, ¿qué quieres?’”. Venía de Honduras, Centro América, fue separado de sus primos con quienes viajaba y es lo que plasma en el libro Detenido.
Frente a él, adultos desconocidos, celdas frías cercadas con malla metálica y una espera sin fecha. D. respondió en silencio, pero la respuesta quedó escrita más tarde en un cuaderno escolar: “Yo solo buscaba un lugar al que pudiera llamar hogar”. El relato es de actualidad porque aún hay niños migrantes varados en albergues migratorios.
D. Esperanza (seudónimo utilizado para proteger su identidad) pasó cinco meses detenido por las autoridades migratorias de Estados Unidos. Estuvo el centro federal temporal de Tornillo, Texas, un campamento de carpas instalado en pleno desierto en 2018. Allí, en medio del encierro, comenzó a escribir. Y de ese cuaderno nació Detained: A Boy’s Journal of Survival and Resilience o Detenido, el diario de un sobrevivencia y resiliencia de un niño, primer relato de su tipo, editado con el apoyo del profesor mexicano Gerardo Iván Morales.
“Nunca me había sentido tan solo”
El encierro no fue solo físico. D. Esperanza fue separado de los primos con quienes había cruzado Guatemala y México. Su abuela y su tío, que los cuidaban, habían fallecido. Los padres de Esperanza estaban en Estados Unidos.
“Dolió muchísimo cuando nos separaron”, dice. “Habíamos creado un vínculo por todo lo que sufrimos juntos. Sentí que perdí la voluntad y la fuerza para seguir. Ellos eran mi familia”, cuenta. Luego vino otra separación, otro traslado, otra celda fría.
“Volver a estar solo, en otro lugar, con tanta gente pasando por lo mismo… me sentí muy solo”, recuerda. “Ser separado otra vez fue devastador. Nunca me había sentido tan solo”.
El maestro que leyó el cuaderno
Durante ese verano de 2018, Gerardo Iván Morales, inmigrante y educador, fue asignado como maestro al campamento de Tornillo. Allí conoció a D. Esperanza. “Tuve el privilegio y el honor de conocerlo dentro del centro de detención infantil”, cuenta Morales. “Yo estuve seis meses allí. Él ya llevaba alrededor de un mes cuando llegué”.
Morales recuerda: “Un día lo vi escribiendo en su cama, en un cuaderno escolar”, relata. “Le pregunté qué estaba haciendo y su rostro se iluminó. Me dijo: ‘¿Quiere leer mi rap-poema?’”. El texto se titulaba “Somos inmigrantes”.
“Cuando lo leí, me dio escalofríos. Me hizo llorar”, recuerda Morales. “Era un poema tan poderoso que capturaba la experiencia migrante con una crudeza impresionante”. Ese día, Morales le dijo algo que marcaría el destino del cuaderno: “Sigue escribiendo. Algún día el mundo conocerá tu historia, porque es poderosa”.
Antes del encierro: la decisión imposible
El cuaderno, hoy convertido en libro, también retrocede en el tiempo. D. Esperanza cuenta cómo, antes de ser detenido, perdió a su abuela y a su tío, las personas que lo cuidaban en Honduras. Sus padres ya vivían y trabajaban en Estados Unidos.
Con solo 13 años, quedó solo en un pequeño pueblo. Así tomó una decisión extrema: viajar hacia el norte con sus primos para intentar reunirse con sus padres. El camino fue largo y peligroso: atravesaron Centroamérica y México a pie, en autobuses improvisados y sobre trenes de carga como La Bestia. En el trayecto nació una hermandad que la frontera rompería sin explicaciones.
Lo que las noticias no reflejan, Detenido lo cuenta
El valor del libro Detenido está en contar lo que normalmente queda fuera del relato público. “La gente suele ver estas cosas en las noticias”, explica D. Esperanza. “Pero lo que yo escribí es lo que vivimos. Eso lo hace más personal, más impactante: escuchar la voz de quienes pasamos por esto”.
Detenido conserva esa voz sin filtros. No explica la política migratoria con cifras: la muestra desde una litera, desde una jaula, desde el cuaderno de un niño que escribió para no romperse.
Hoy, el cuaderno que nació en el encierro circula como libro. Gracias al acompañamiento de Gerardo Iván Morales, la historia de D. Esperanza no quedó encerrada entre las mallas de Tornillo.
Cada migrante cuenta y cuenta mucho












