Para muchas personas, una mascota no es solo un animal de compañía, sino parte de la familia. Cuando muere, el dolor y el duelo puede ser profundo.
Perder a una mascota es una experiencia devastadora. Ya sea un perro, un gato, un ave o cualquier otro animal, su partida deja un profundo vacío emocional. Expertos en salud mental coinciden en que el duelo por una mascota es real, válido y necesita ser atendido como cualquier otro proceso de pérdida.
Aceptar el dolor es el primer paso
El duelo no tiene una duración exacta ni una forma específica. Puede haber tristeza, negación, culpa o incluso enojo. Lo más importante es no minimizar estos sentimientos ni reprimirlos. “La tristeza por una mascota fallecida es auténtica. No hay que avergonzarse por llorar o sentir dolor”, explica la psicóloga clínica Andrea Rivera, quien ha acompañado a familias en estos procesos.

Hablar y recordar ayuda
Conversar con amigos o familiares que comprendan la conexión que existía con la mascota puede aliviar el dolor. También es recomendable realizar algún tipo de homenaje, como escribir una carta de despedida, hacer un álbum de fotos o plantar un árbol en su memoria.
Permitir el duelo en los niños
Si en el hogar hay niños, es fundamental incluirlos en el proceso de duelo. Explicarles lo que ha ocurrido de forma honesta, adaptando el lenguaje a su edad, les permite aprender a enfrentar la pérdida sin traumas. Ocultar la verdad o reponer la mascota inmediatamente puede generar confusión.
Buscar apoyo si es necesario
En algunos casos, el dolor puede ser tan intenso que afecta la vida diaria. En esos momentos, buscar ayuda profesional no solo es válido, sino recomendable. Existen grupos de apoyo, terapeutas especializados e incluso líneas de atención que ofrecen acompañamiento emocional.
¿Y adoptar otra mascota?
No hay una regla para volver a tener una nueva mascota. Algunas personas se sienten listas después de semanas, otras tardan años o deciden no hacerlo. Lo importante es que la decisión no sea impulsiva ni como una forma de “reemplazo”, sino como una nueva oportunidad para dar amor.
Un vínculo que trasciende
El amor por una mascota nunca desaparece. Con el tiempo, el dolor se transforma en recuerdos, en enseñanzas y en gratitud por los momentos compartidos. Aceptar que ese vínculo fue importante es también una forma de honrar la vida del animal.
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