Magda León crea arte con raíces guatemaltecas. De ser trabajadora social pasó a elaborar grabados y dirigir talleres de barriletes chapines como símbolo de identidad. Esta es su historia.
“Yo soy guatemalteca, solo que estoy en otro país”, dice con una sonrisa Magda León, artista y migrante guatemalteca radicada en Rhode Island, Estados Unidos. Su vida ha estado marcada por la migración desde antes de nacer, como relata ella misma.
Fue trabajadora social, otra labor que también comenzó haciendo desde muy joven. Pero de pronto, un consejo de su esposo y la vocación creativa la llevaron al camino del arte donde encontró una forma profunda de expresión y sanación, de identidad y de empatía, de reencuentro con sus raíces y con la multiculturalidad.
Actualmente dirige un taller de creación de barriletes en el Centro Guatemalteco de New England, en el cual participan adultos y niños. A futuro estos barriletes serán expuestos en un museo: un sueño que va tomando vuelo poco a poco, igual que un barrilete. Y esta es su historia.

De la traducción a la solidaridad
Magda creció entre dos mundos. “Mis papás -migrantes guatemaltecos- se conocieron aquí en los Estados Unidos… y el plan fue siempre regresar a Guatemala“, recuerda.
Nació en Guatemala por decisión de sus padres. “Como planeaban irse a vivir permanentemente en Guatemala, creyeron mejor que yo naciera allá”, relata. Sin embargo cuando Magda tenía un año, ellos deciden regresar a Estados Unidos. Y así comenzó un ciclo de idas y venidas entre ambos países. “Yo nací migrante y crecí migrante”, reflexiona.
“Como a muchos migrantes, a mis papás les costó un poquito manejar el inglés. Y como a muchos niños migrantes, me tocó ser la traductora, la que llenaba los formularios, la que pagaba los biles (recibos)”. A los 11 años, Magda ya sabía distinguir los formularios del Departamento de Vehículos por colores, según el tipo de trámite. Y no solo ayudaba a sus papás, también a otros vecinos y amigos que no sabían bien el inglés.
Esa experiencia la llevó a estudiar Trabajo Social: “Se me hacía tan natural apoyar… y me gusta mucho la gente, ayudar a mi gente”. Fue así como laboró en agencias que atendían a personas sin hogar en Estados Unidos. Pero también en Guatemala efectuó labor benefactora: “Dirigí un orfanato en Guatemala durante una estancia de cuatro años”.






¿Y el arte, cómo surgió?
Magda siempre tuvo el arte como acompañante: desde niña dibujaba, después tomaba fotografías. Es algo que siempre formó parte de su expresión, pero no lo había considerado como una carrera. Hasta que un día su esposo le dijo: “Regresa a la escuela y estudia lo que realmente siempre quisiste”. Magda regresó al College universitario para estudiar un Bachelor in Arts. “Me sentía aterrada”, cuenta, porque tenía 39 años, madre de cuatro hijos y empezando una carrera.
Pero lo logró: Obtuvo un título en Bellas Artes especialidad en grabado. “Sí, al inicio me sentía aterrada del arte (repite) siempre lo quise, pero a la vez sentía eso no es para gente como yo”.
Pero el temor se fue disipando y la inspiración fue floreciendo: Descubrió en el grabado una técnica que obligaa pensar “al revés”. Porque para poder imprimir un grabado, se debe tallar primero -sobre madera, metal, piedra u otro material- la figura al revés.
“Es pasar de lo oscuro a lo claro, de lo derecho a lo izquierdo. Es más, ahora cuando dibujo al carbón, los hago borrando. Mis dibujos en carbón los empiezo pintando todo negro y de ahí con borrador empiezo a quitar como si estuviera grabando”. Se inspira en escenas cotidianas, de Estados Unidos y de Guatemala, fotos, recuerdos, conceptos: al derecho y al revés.
Creación trae más preguntas...
En la universidad, Magda notó algo “No había profesores hispanos… yo quería hablar sobre lo que era ser guatemalteca en Estados Unidos., pero no me estaban entendiendo”. Esto la llevó a seguir estudiando una maestría.
Fue aceptada en cuatro universidades de posgrado, una con beca completa, pero no había ni un solo profesor hispano. Eligió otra: “Cuando me entrevistaron en MassArt (Instituto de Arte de Massachussets) y vi que una de las directoras era mexicana, dije, aquí es donde voy a crecer”.
En esa interacción con mentores latinos y migrantes se vieron desafiadas sus ideas: “Me hacían muchas y buenas preguntas… ¿Por qué hiciste esto? ¿No crees que aquí estás siendo muy obvia? ¿De qué otra forma se puede lograr expresar esto? Y he crecido mucho con ellos”.
Escribir, dibujar, imaginar sobre hojas....de plátano
Uno de los proyectos más poéticos de Magda fue su trabajo con hojas de plátano y de mashán (utilizadas en Guatemala para envolver tamales). “Era una carta de amor para mis raíces”, dice. Y en efecto el motivo era porque aquellas hojas envuelven un alimento.
“La cultura entra por la boca, se digiere, se come. La comida es un lenguaje de amor. Y los tamales son símbolo de fiesta, pero también de duelo: porque se comen igual en una boda que en un velorio. Pero estas hojas a su vez requieren de un ritual: son preparadas con fuego para tener resistencia”.
“Yo quería imprimir en esas hojas… las pasaba por el fuego como me enseñaron mis primos. Compraba tantas que en la tienda hispana pensaban que vendía tamales”. Su obra, creada con estas hojas evoca cultura y también política: “Exploré mucho lo que fue la historia de las bananeras en Guatemala… y saber que las oficinas centrales de la United Fruit Company estaban en Boston, donde yo estudiaba”.
Magda ha elaborado sábadas quilt con hojas de plátano, sobre las cuales escribe: son hojas que evocan naturaleza, origen, vida.

Hablando en otro idioma: el de los barriletes
En una presentación, se cubrió con una hoja de maxán en la cabeza y habló en inglés ante un público estadounidense. “Me sentía desnuda, porque soy una migrante y en aquel momento fui muy vulnerable… y al final, solo silencio. Estaba aterrada porque temí las reacciones.
Sin embargo, un maestro amigo chicano que siempre me cuestionaba me dijo: ¡Eres valiente! El público se había quedado en silencio porque estaba impresionado. Ese día sentí como que gané la lotería”.Barriletes para sanar y unir.
Magda sigue grabando, dibujando y actualmente dirige un taller comunitario de creación de barriletes gigantes. “Es un sueño de muchos años… quería hacer una obra que incorporara esa práctica cultural de Guatemala”. Conoció a integrantes del Centro Guatemalteco (dirigido por Tiana Ochoa) en una feria de arte y la conexión fue inmediata.
El taller es una fiesta de comunidad. “Hay niños, jóvenes, adultos. La mayoría guatemaltecos, pero también de Perú, China, Alemania, Colombia… todos buscando comunidad”. Para Magda, el proceso artístico es eso: unir, reunir, integrar, dialogar, crear juntos.

Libre creatividad al vuelo
El proyecto de barriletes durará dos años y medio. Pero culminará con una exhibición de barriletes gigantes guatemaltecos elaborados por la comunidad en un museo en Massachusetts. “Quiero que la gente diga: yo colaboré a crearlos y ahora está en un museo. El arte no tiene fronteras, no es élite, es unión”.
Al final de la entrevista, cuando le digo que toda su historia debía escribirse en un libro y que intentaría resumirla en esta nota, Magda respondió con humildad: “Qué honor poder hacerlo, gracias a SoyMigrante.com por este espacio. Me siento muy responsable con artista y no hay palabras para expresar la emoción de conectar con más guatemaltecos”.
Y yo le respondo que precisamente de allí su genialidad: expresar sin palabras pero con tanta fuerza la identidad guatemalteca, a través de imágenes, grabadas, dibujadas, fotografiadas y representadas en performances, o volando como barriletes. Gracias Magda.

Creatividad guatemalteca sin fronteras
