Enero de 2025 ha sido el enero más alto en llegada de remesas migrantes. Gerente económico del Banco de Guatemala Johny Gramajo explica las previsiones para el año acerca del principal pilar económico del país, generado con amor y esfuerzo, en el contexto del gobierno de Donald Trump.
Por Alejandra Álvarez, especial para SoyMigrante.com
Las remesas familiares enviadas por migrantes desde Estados Unidos a Guatemala continúan su tendencia al alza y alcanzaron en enero de 2025 un ingreso récord de $1,817.6 millones, un 23.8% más que en el mismo mes del año anterior: históricamente, el enero más alto.
Según Johny Gramajo, gerente económico del Banco de Guatemala, este incremento está impulsado por la incertidumbre migratoria en EE.UU., debido a las políticas ordenadas por el presidente Donald Trump en su segundo período, que afectan a guatemaltecos con un estatus irregular, quienes optan por enviar más dinero como medida de precaución. Sin embargo, Gramajo estima que esta causa no es nueva, pues ya se vio en el primer mandato.
De hecho el Banco de Guatemala, que a pesar del crecimiento sostenido que se tendrá en el año 2025, el crecimiento respecto del año anterior solo será de 6%. En entrevista explica los factores y las razones que conducen a tal previsión sobre el principal pilar de la economía Guatemalteca, aportado por el esfuerzo y sacrificio de cientos de miles de connacionales en la Unión Americana.

¿Cuáles son las previsiones en el comportamiento de las remesas para los siguientes meses?
Me gustaría empezar indicando que el año pasado recibimos alrededor de 21,500 millones de dólares en remesas familiares, un poco más de lo que estimamos, que era alrededor de 21,200. Esto fue un crecimiento de 8.6% respecto de 2023, y estimamos 8%. Eso quiere decir que recibimos un poco más de lo que habíamos estimado originalmente.
Este año, el cómputo ya en enero está reflejando un ingreso de 1,817.6 millones de dólares. Esto, si lo comparamos con enero de 2024, representa un incremento de 349.5 millones de dólares. En términos porcentuales, esto es 23.8% de incremento respecto de enero del año pasado.
Cada año vamos batiendo récords. Esto significa que el enero de este año es el enero más alto de la serie histórica desde que se lleva a cabo el cómputo de remesas familiares. En otras palabras, desde 2001. Podemos asociarlo, de alguna forma, a lo que está pasando en Estados Unidos. Es poco prematuro indicar que se está cumpliendo la premisa que el banco central ha anticipado, que es lo mismo que ocurrió en la administración anterior del Presidente Trump. Si podemos distinguir la administración anterior como “Administración Trump 1.0” para facilitar la comparación, y la nueva administración del Presidente Trump como “Administración 2.0”, en la primera lo que vimos fue también el anuncio de políticas migratorias más astringentes, lo que generó un comportamiento precautorio por parte de nuestros compatriotas en Estados Unidos.
Ante la posibilidad de ser deportados, los ahorros y la cantidad de dinero que podían mandar a Guatemala aumentaron. Sin embargo, esto no solo ocurrió en la administración Trump. Debo ser claro en que en el anuncio de deportaciones selectivas durante la administración Obama en 2015 ocurrió algo similar. El temor de ser deportado hizo que se incrementaran las remesas familiares desde 2015.
Bajo este comportamiento, prevemos que se repita un poco este año. No podemos ser concluyentes y decir que ya ocurrió en enero, pero sí sabemos que es un dato alto. Además, de mediados de enero a finales de enero se aceleró el envío de remesas familiares. Lo extraordinario, lo que está por encima de lo proyectado, se dio en la segunda quincena de enero. Es fácil atribuirlo a este efecto de precaución por parte de los emigrantes. Sin embargo, hay que verlo de manera prospectiva hacia finales de año.
Nosotros proyectamos que las remesas familiares seguirán desacelerando, no en monto, sino en tasa de crecimiento.
¿Eso qué significa?
Es decir, si comparamos el monto recibido en un año respecto del año previo, el porcentaje de incremento irá disminuyendo. Por ejemplo, en 2021 recibimos un aumento del 35% en las remesas familiares, lo cual es poco probable que se mantenga en el tiempo. En 2022 fue del 17.9%, en 2023 del 9.8% y en 2024 del 8.6%. Este año, sin tomar en cuenta el escenario base, proyectamos un incremento del 6%.
Aunque la tasa de crecimiento sea menor, el monto absoluto sigue siendo significativo. Si aplicamos ese 6% al total del año pasado (21,500 millones de dólares), estaríamos hablando de 22,800 millones de dólares, lo cual es una cifra bastante alta, sobre todo si lo comparamos con lo que ocurría hace 10 años, cuando recibimos alrededor de 5,500 millones de dólares anuales. Esto significa que las remesas familiares se han más que cuadruplicado en la última década.
HISTÓRICO DE REMESAS EN EL MES DE ENERO
Desde 2002 el Banco de Guatemala lleva el registro de ingreso de remesas enviadas por migrantes guatemaltecos. Enero 2025 alcanza una cifra sin precedentes para el primer mes del año.
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¿A qué se atribuye este incremento en enero de 2025?
Este comportamiento tiene que ver con la dinámica del empleo en Estados Unidos y con la diversificación de ocupaciones de los migrantes guatemaltecos. Ya no solo se dedican a la construcción y la agricultura, sino que muchos trabajan en el sector de servicios, que ha sido el que más ha impulsado la economía estadounidense en los últimos tres años, especialmente después de la pandemia.
Se han creado puestos de trabajo que antes no existían de manera tan intensiva, como las entregas a domicilio. Además, las ventas minoristas han cambiado su estructura, realizándose más a través de envíos y menos en tiendas físicas, lo que ha generado nuevas oportunidades de empleo, particularmente para la población hispana, incluidos los guatemaltecos.
Es importante recordar que el 97% de las remesas familiares provienen de Estados Unidos. En términos económicos, siempre hablamos de un balance de riesgos: riesgos al alza o a la baja. Los riesgos al alza significan que las remesas podrían aumentar más del 6%.

¿Quiere decir que ustedes, como Banco de Guatemala, observan un comportamiento de de las remesas que se encuentra dentro del parámetro de lo normal, según los antecedentes?
En el corto plazo, esperamos un comportamiento similar al de la Administración Trump 1.0, es decir, un mayor envío por razones de precaución. En el mediano plazo, podríamos ver una desaceleración en la tasa de crecimiento, estabilizándose entre el 5% y el 6%, debido a que el mercado laboral en Estados Unidos sigue estando “apretado”, es decir, hay más plazas disponibles que demandantes de empleo.
A largo plazo, si se implementan medidas migratorias más estrictas que reduzcan la migración neta (la diferencia entre personas que entran y salen de Estados Unidos.), podríamos observar una reducción en las remesas familiares. No obstante, este escenario no parece el más probable. Estados Unidos está experimentando un proceso de transición demográfica, con una tasa de natalidad en declive y una población envejecida, lo que podría aumentar la necesidad de migrantes para cubrir la demanda laboral.
La evidencia apoya esta hipótesis. Durante la Administración Trump 1.0 y la de Biden, la migración neta fue positiva, a pesar de políticas migratorias más estrictas. Curiosamente fue durante la administración Obama que más guatemaltecos fueron deportados, hasta ahora. Además, un escenario de deportaciones masivas parece poco probable, debido a la oposición en ciertos Estados y al impacto negativo que eso tendría en la economía estadounidense.

¿Debido a estos fenómenos políticos y sociales, han detectado cambios en la forma de transacciones o envío de remesas?
Es un tema muy importante, interesante. El 95% de las remesas se envían de manera electrónica a través de remesadores en EE.UU. Sin embargo, por temor a ser deportados, algunos migrantes podrían recurrir a compatriotas con estatus migratorio regular para realizar las transferencias, lo que podría generar una desaceleración temporal en los envíos. También se ha discutido la posibilidad de imponer impuestos a las remesas, pero la experiencia en otros países indica que esto no reduce significativamente los envíos, pues los migrantes suelen asumir el costo adicional para no afectar a sus familias.
La migración guatemalteca en EE.UU. es relativamente joven y de primera generación, lo que significa que muchos migrantes planean regresar a Guatemala e invierten en vivienda en su país de origen. Según la Organización Internacional para las Migraciones, el 40% de las remesas se destina a inversión y ahorro.
Según un estudio de la URL, las remesas son la principal forma de reducir la pobreza en el país, más que las políticas públicas ¿Cómo ven eso ustedes desde el BANGUAT?
Las remesas han sido clave en la reducción de la pobreza en Guatemala, beneficiando a más de 7 millones de personas. Sin embargo, debido a la falta de datos actualizados durante la pandemia, no podemos determinar con certeza su impacto en la reducción de la pobreza. Lo que sí sabemos es que la migración responde a la falta de oportunidades en el país.
¿Cree usted que se necesita hacer una revisión más minuciosa de los datos?
Lo que hubiese sido deseable es tener una encuesta continua, pero no la tenemos porque no hay manera de reconstruir los datos hacia atrás. Sin embargo, hay otros indicadores que podrían confirmar lo que este estudio, que no lo he visto, de la Universidad Rafael Landívar que creo que está apuntando a un hecho que sí es es real y que podemos ver en tres dimensiones:
Las remesas familiares benefician a cerca de 7 millones de personas, y provienen de la población que, según la Organización Internacional de las Migraciones, OIM, dice que está en Estados Unidos, según la encuesta 2 022. Estamos hablando de tres millones de personas, de las cuales 2.1 millones envían remesas familiares y los beneficiarios son más de 7 millones de personas casualmente en las áreas más pobres del país.
Si cerca del 58% de eso va a consumo, y la característica fundamental de la pobreza es que la mayor parte del ingreso se dedica al consumo pues es obvio que las necesidades de consumo están siendo suplidas por remesas. Esa es la primera.
La segunda es que para algunas personas las remesas familiares son un ingreso complementario, es decir, tienen un ingreso por su actividad normal y las remesas complementan, eso quiere decir que les permite consumir más allá de lo que su ingreso normal les permitiría. No recuerdo el dato pero estamos hablando de más o menos 25% de las personas que reciben remesas familiares.
Y la tercera dimensión es que de acuerdo al Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, CEMLA, del universo de personas que reciben remesas, el 30 por ciento de ellas es el único ingreso que tiene, eso quiere decir que si no tuviesen otro ingreso su situación sería muy difícil.
Hay que recordar que las Políticas Públicas en índole social, por muy enfocadas o focalizadas que estén, no son perfectas. Entonces, básicamente de alguna forma la migración y la consecuencia lógica de la migración que es el envío de remesas, lo ocupan.

Desde la perspectiva técnica del banco de Guatemala ¿Qué sería del país sin las remesas?
En términos económicos el impacto sería muy fuerte, en términos sociales sería muy profundo. Para reducir la dependencia de las remesas, es fundamental fortalecer las políticas públicas y la inversión privada para generar empleo en Guatemala. La diferencia salarial entre EE.UU. y Guatemala sigue siendo un incentivo para la migración. El desafío es crear oportunidades que permitan a los guatemaltecos encontrar en su propio país las condiciones que los hagan quedarse.
Muchas de las actividades económicas en el país se dedican al consumo. El comercio, por ejemplo, la industria, particularmente la producción de alimentos y bebidas, y otras actividades como la construcción, incluyendo la compra de materiales para viviendas, forman parte de este entorno económico. Estas viviendas, en muchos casos, son financiadas por compatriotas migrantes.
Tomando en cuenta los cambios que se han registrado ¿Qué herramientas financieras se deben tomar en cuenta para aprovechar mejor el dinero de las remesas?
En este sentido, afortunadamente, ya se ha avanzado y se está trabajando en un pilar fundamental. Es importante distinguir entre los efectos de la coyuntura y los efectos de la normalidad. En la normalidad, el Banco de Guatemala, en conjunto con la Superintendencia de Bancos y el Ministerio de Economía, lanzaron el año pasado la segunda parte de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera.
Uno de los pilares más importantes de esta estrategia es justamente el manejo de las remesas familiares. El propósito es bancarizar más las remesas familiares, considerando que la mayoría se liquidan en efectivo. Es decir, el beneficiario retira el dinero en el banco y solo un porcentaje muy bajo, aproximadamente el 10%, lo deja en la cuenta por un tiempo antes de utilizarlo. Mientras tanto, el restante 90% se retira en efectivo, lo que limita dos posibilidades fundamentales.
La primera es la posibilidad de ser sujeto de crédito. Si una persona recibe un flujo regular de ingresos y el banco puede evidenciarlo, ya que los bancos cuentan con una política de “conozca a su cliente”, se abre la oportunidad de que pueda acceder a un crédito en el futuro. Además, podría obtener un seguro para su cosecha, una tarjeta de débito, una cuenta para realizar operaciones electrónicas desde su dispositivo móvil, entre otros beneficios.
En el ámbito del emprendimiento, si la remesa recibida no es suficiente para iniciar un negocio, el beneficiario podría acceder a un crédito utilizando la remesa como garantía o colateral. Este es un beneficio a nivel individual. Sin embargo, también existen las remesas colectivas, un fenómeno estudiado por FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), que depende en gran medida de la confianza de los migrantes en el país para enviar dinero destinado a proyectos comunitarios. Estos proyectos pueden potenciar el impacto del dinero recibido, permitiendo el desarrollo de cooperativas o negocios comunitarios en lugar de iniciativas individuales.
Algunos casos de éxito documentados incluyen la instalación de paneles solares y la prestación de servicios básicos en comunidades. Sin embargo, el envío de remesas colectivas sigue siendo bajo.
Para fomentar este tipo de inversión, es fundamental contar con apoyo institucional y políticas públicas que respalden estas iniciativas. Además, es clave generar confianza entre los migrantes para garantizar que los fondos canalizados a través de entidades gubernamentales o no gubernamentales sean bien utilizados en beneficio de las comunidades.
La Estrategia Nacional de Inclusión Financiera ya ha dado algunos frutos, como la simplificación del proceso para abrir cuentas bancarias, reduciendo trámites y requisitos para migrantes. A largo plazo, un tema de gran relevancia es la posibilidad de que bancos guatemaltecos operen en Estados Unidos. Esto ya ocurre con bancos costarricenses, como el BICSA, (Banco Internacional de Costa Rica) que tiene presencia en ese país. Evaluar la viabilidad de esta estrategia podría ser clave para facilitar el envío de remesas y abaratar los costos de transferencia.
¿Y de qué depende que se implemente esta estrategia?
Existen desafíos legales y financieros que deben analizarse antes de implementar esta estrategia. Por ejemplo, en algunas embajadas de Estados Unidos se reciben pagos en efectivo, pero las regulaciones impiden su depósito en cuentas bancarias. Un banco guatemalteco en el extranjero tendría que sortear este tipo de restricciones, lo que requeriría un análisis exhaustivo.
¿Cuáles son las recomendaciones a mediano y largo plazo según las previsiones que se tienen?
En términos generales, el panorama actual representa una coyuntura difícil y llena de incertidumbre. Sin embargo, hay razones objetivas para ser optimistas. No todas las medidas anunciadas pueden llevarse a cabo, por lo que es importante mantener la calma. La comunidad hispana en Estados Unidos tiene preocupaciones legítimas, pero es fundamental considerar que, aunque existe riesgo, el crecimiento económico en ese país sigue siendo sólido.
De hecho, organismos como el Fondo Monetario Internacional han proyectado un crecimiento mayor del esperado para la economía estadounidense. La Reserva Federal también ha confirmado la fortaleza del empleo y la actividad económica, lo que sugiere que las fuentes de ingreso continuarán disponibles. La incertidumbre principal radica en el ámbito migratorio.
A pesar de esto, no parece haber un escenario realista de deportaciones masivas. En enero de este año, el número de deportados fue de aproximadamente 5,000 personas, según el Instituto Guatemalteco de Migración. Si bien el riesgo es latente, es importante confiar en que las condiciones pueden mejorar.
En conclusión, este es un tema de gran relevancia tanto económica como socialmente. Las estrategias actuales buscan generar inclusión financiera, mejorar las condiciones para los receptores de remesas y fomentar el desarrollo comunitario a través del respaldo institucional. A medida que estas iniciativas avancen, será posible mejorar la estabilidad económica de las familias y comunidades que dependen de estos recursos.
El aporte migrante va mucho más allá de las remesas
