Durante la tradicional fiesta garífuna Yurumein de 2024 en Lívingston, Izabal había cámaras y micrófonos grabando testimonios de la historia, la cultura, las expresiones y voces de este pueblo.
Dos amigos garífunas guatemaltecos, migrantes, Arnold Ciego y Gilroy Álvarez, miembros de la asociación Hijos de Lívingston en Nueva York, tenían una gran ilusión: registrar en un documental el relato de la tradicional fiesta Yurumein, que conmemora la llegada de sus antepasados a La Buga, dando origen a un pueblo lleno de tradición, expresiones y cultura.
“Yurumein: el viaje de la memoria y la herencia garífuna” es más que un documental: es un acto de amor, resistencia y reivindicación cultural del pueblo Garífuna. Este trabajo audiovisual —lanzado en septiembre y disponible gratuitamente en YouTube— recorre la travesía histórica del pueblo garífuna desde su exilio en San Vicente hasta su llegada a Lívingston, Izabal, donde aún mantiene sus raíces.
Cada 26 de noviembre se celebra el Día Nacional del Garífuna, en honor, precisamente a la fundación de su primer pueblo en el caribe.
Yurumein, nombre garífuna de San Vicente, que a su vez es el nombre de la tradicional danza conmemorativa de origen, se propone como una experiencia de memoria viva. Narra cómo los garífunas, descendientes de africanos y caribes, fueron expulsados de su tierra original en el siglo XVIII y, pese a la adversidad, lograron establecer comunidades vibrantes en Guatemala, Belice y Honduras. A través de imágenes, testimonios y música, el documental honra ese recorrido de dolor, resiliencia y orgullo.
“No es solo historia, es identidad”, afirma la sinopsis oficial, subrayando que la pieza celebra la lengua, la música, la gastronomía y las tradiciones garífunas como pilares de una herencia que sigue inspirando al mundo.
Para el productor y director Arnold Ciego, el proyecto es un homenaje colectivo, que se hizo posible gracias a la colaboración de su gran coterráneo a quien reconoce. “Gilroy Álvarez fue el verdadero visionario detrás del documental”, afirma. “Lo que hoy celebramos no es solo un logro audiovisual, sino la evidencia viva de lo que significa creer en la cultura y sostenerla con amor, tiempo y recursos propios.”
Ciego destaca que con este esfuerzo “se apostó por nuestra historia, por nuestra memoria y por nuestra identidad garífuna, aun cuando los caminos eran inciertos”. El resultado es un legado fílmico que, en palabras de su coautor, “lleva impresa la huella del compromiso y la pasión por la cultura garífuna”.
Por su parte, Gilroy Álvarez, quien se desempeña como asesor financiero, ha invitado al público a ver el documental no solo como una obra informativa, sino como un punto de encuentro con la identidad caribeña y afrodescendiente de Guatemala. “Queremos que la gente conozca nuestras raíces, nuestra música, nuestra gastronomía y nuestras danzas. Que sepan que el pueblo garífuna vive, canta, cocina y resiste en Livingston, en Belice, en Honduras… y también en Nueva York.”
Con esta producción, los realizadores reafirman que la migración no es ruptura, sino continuidad: una forma de extender la memoria hacia nuevas geografías. “Yurumein” no solo recupera la historia de un pueblo que fue desplazado, sino que demuestra que, pese a los siglos y las fronteras, la identidad garífuna sigue viva —en el tambor, en la palabra y en la imagen.
El documental Yurumein es una obra necesaria que relata la experiencia garífuna con ojos de garífuna: una memoria encendida que conecta pasado y presente para proyectarlo al futuro.
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