Un absceso dental es una acumulación de pus causada por una infección bacteriana.
Un absceso dental es una acumulación de pus causada por una infección bacteriana en el diente o las encías. Aunque al inicio puede parecer solo una inflamación o dolor leve, si no se trata a tiempo, puede generar complicaciones serias que incluso se extienden al rostro o al cuello.
Para entender cómo debe tratarse correctamente un absceso, la odontóloga guatemalteca Dra. Mariana López, especialista en endodoncia, explica que “el tratamiento depende de la gravedad del absceso y de si el diente afectado puede salvarse o no”.
¿Qué hacer ante los primeros síntomas?
“El absceso puede causar dolor intenso, fiebre, mal aliento, encías inflamadas y enrojecidas, y en algunos casos, una bolita de pus visible en la encía”, detalla la Dra. López. En estos casos, lo más importante es no automedicarse y acudir al odontólogo inmediatamente.
“A veces el dolor disminuye cuando el absceso drena por sí solo, pero eso no significa que la infección haya desaparecido. La bacteria sigue activa y puede propagarse a otras partes del cuerpo”, advierte.
Tratamiento dental: ¿qué hace el odontólogo?
¿Qué no se debe hacer?
La odontóloga es clara en este punto:
“No se debe reventar el absceso en casa, ni aplicar remedios caseros como agua caliente o alcohol directamente en la encía. Eso puede empeorar la infección o causar quemaduras”.
También desaconseja tomar antibióticos sin receta médica:
“Los antibióticos mal usados no solo son inefectivos, sino que también crean resistencia bacteriana. Siempre deben usarse con indicación profesional”.
Prevención
Finalmente, la Dra. López recuerda que la mejor forma de evitar un absceso es mantener una buena higiene bucal y acudir al dentista regularmente.
“La mayoría de abscesos se originan en caries profundas que no se trataron a tiempo o en encías descuidadas. Una limpieza dental cada seis meses puede prevenir muchos problemas mayores”, concluye.
¿Tienes dolor o inflamación en la boca? No lo ignores. Un absceso puede parecer pequeño, pero su tratamiento oportuno puede marcar la diferencia entre perder un diente o salvarlo.
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