Orientar a las hijas sobre la adolescencia es clave para que se sienta segura con ella misma.
La adolescencia es un período de grandes transformaciones físicas, emocionales y sociales. Para muchas niñas, representa un momento de dudas, inseguridades y búsqueda de identidad.
Por ello, el rol de madres, padres o tutores es clave. Saber qué decir, cómo actuar y, sobre todo, cómo acompañarlas sin juzgar, puede marcar la diferencia entre una transición dolorosa o una experiencia fortalecedora.
“Cuando una niña se siente acompañada, escuchada y valorada, desarrolla herramientas internas que la protegen frente a los riesgos emocionales o sociales propios de esta etapa”, explica la psicóloga clínica Dra. Mariana Soto, experta en desarrollo emocional infantil y juvenil.

¿Qué decirles a las hijas al iniciar la adolescencia?
Una conversación abierta sobre los cambios que están por venir —como la menstruación, el desarrollo corporal, los cambios de humor y las emociones nuevas— es fundamental. Pero no basta con hablar una sola vez. Se trata de construir un canal de comunicación permanente.
“Lo mejor que podemos decirles es: ‘Estoy aquí para ti. Todo lo que estás sintiendo es normal y tienes derecho a sentirlo’. Validar sus emociones es el primer paso para que confíen en nosotros”, señala, Ana Lucía Pérez, psicopedagoga guatemalteca con experiencia en orientación a familias.
Además, es importante hablarles de los límites personales, del respeto por su cuerpo, del consentimiento y de la autoestima. Reforzar que su valor no depende de su apariencia o de la aceptación de los demás, sino de quiénes son y cómo se tratan a sí mismas.
Qué evitar: frases y actitudes que pueden dañar
En momentos de confusión, muchas niñas necesitan apoyo, no críticas. Frases como “estás exagerando”, “eso no es nada” o “cuando yo tenía tu edad…” suelen invalidar sus emociones. También hay que evitar el silencio. No hablar de temas como la sexualidad, el acoso o el uso de redes sociales deja espacio para que reciban información errónea por otras vías.
“Callar temas por incomodidad o vergüenza es peligroso. Lo que no se habla en casa se aprende en la calle, y muchas veces, mal”, advierte la Dra. Soto.
Asimismo, es vital evitar comparaciones con otras niñas o con sus propias madres a esa edad, porque puede generar ansiedad o una sensación de insuficiencia.

Claves para una adolescencia con seguridad personal

La adolescencia no es una etapa para temer
La adolescencia no tiene por qué ser un terreno hostil. Con apoyo, empatía y comunicación constante, puede convertirse en una etapa de empoderamiento y descubrimiento personal para las niñas. Como bien lo resume la psicopedagoga Ana Lucía Pérez: “Las hijas no necesitan madres o padres perfectos, sino presentes, atentos y dispuestos a crecer con ellas”.
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