La danza Los Partideños se presenta para la fiesta de Corpus Christi en unos pueblos, en otros para la Inmaculada Concepción o para la patrona Santa Ana: un grupo de vaqueros se enfrenta a un toro.
Al toro, por los cuernos
El baile del Partideño o de Partideños es una escenificación de una corrida de toros durante una legendaria fiesta patronal que se revive justamente durante las celebraciones de pueblos de Sacatepéquez, Escuintla y San Marcos, donde sobrevive.
Un amo y su mayordomo hacen salutaciones y luego encabezan dos filas de danzantes, frente a la casa del «dueño del baile» y en donde se hayan dado ofrendas para el Santísimo o la Virgen María. Dan varias vueltas y cuando llega el momento del «zapateado» es cuando sale el toro al ruedo.
El toro usualmente es una armazón de madera forrada con piel vacuna y la cabeza con cuernos que persigue a los vaqueros ante la algarabía y risas del público.
Todos los vaqueros se turnan
Al son de la marimba, los vaqueros van bailando y desafiando al toro. Cuando ya todos los participantes han pasado, el animal ataca al amo Don Pío, quien muere a causa de la cornada. Mientras agoniza le hereda todos sus bienes al mayordomo y a los vaqueros. Finalmente el toro es sacrificado en honor al santo patrono.
Participación popular es indispensable
La palabra «partideños» significa vaqueros. En las comunidades donde existe un comité promotor de esta danza, los participantes pueden inscribirse voluntariamente. De ser aceptados, comienzan los ensayos unos tres meses antes de la representación.
Las máscaras puede ser fabricadas en papel mashé pero en donde ya hay mejor organización se pueden mandar a elaborar en madera o alquilarlas en morerías. La Danza del Partideño no es tan conocida, pero su argumento la hace muy fácil de promover y practicar, por ejemplo, entre migrantes guatemaltecos que deseen conservar, valorar y promover raíces culturales del país.
(Con Información del Atlas Danzario de Carlos René García Escobar (1948-2018) destacado antropólogo guatemalteco)