No quiere crédito ni mérito, hay que aclararlo de entrada. El empresario y devoto Mario Díaz, agradece a Dios por la oportunidad de servir a través de la veneración a Jesús Nazareno de Candelaria, venerado en la parroquia del mismo nombre en la zona 6 de la capital de Guatemala, cuya réplica se venera desde febrero en la parroquia Santo Tomás de Los Angeles, California, gracias a un proyecto que Mario comenzó hace 9 años: “Solo quería armar un concierto de marchas fúnebres durante la Cuaresma. Ese año no pude viajar a Guatemala para Semana Santa. Yo soy devoto de Jesús de Candelaria, tercera generación. Mi abuelo, mi padre y yo veneramos a Cristo Rey, pero ese año no pude ir en Semana Santa porque estaba tramitando mi residencia en Estados Unidos.”
Algunos medios reportaron “una procesión por calles y avenidas” pero no fue así. En realidad se trató de un trayecto de 100 metros entre la residencia parroquial y el templo, que por la emoción y la solemnidad de los devotos se recorrió lentamente. “No se planificó una procesión como tradicionalmente la vivimos en Guatemala, únicamente se deseaba efectuar la ceremonia de ingreso de la réplica del Nazareno al templo”, aclara Mario Díaz.
¿Cómo surgió la idea de tener la réplica del Nazareno de Candelaria en Los Angeles?
Todo comenzó por la idea de hacer un concierto sacro. Mario se dio cuenta que en ciertas épocas se procesionaba al Cristo de Esquipulas venerado enn ciertos templos, acompañado por una bocina con marchas fúnebres. “¿Por qué no hacer uno con banda marcial en vivo?”.
Era el año 2011. Pero la actividad no se concretaría sino hasta 2016. El primer valladar fue conseguir músicos. Se intentó en algunos institutos educativos locales, pero por ley no pueden participar en actividades religiosas. Además, al proponer la actividad en varias iglesias hubo también varios “no”, hasta que llegó a la iglesia de Santo Tomás, con el padre Mario Torres.
“Aquel año también hubo una exposición fotográfica sobre Cristo Rey de Candelaria en Guatemala. Entonces se logró traer parte de la exposición, fotografías, trajes de cucurucho, dos túnicas de Jesús Nazareno, trajes de palestinos. Hicimos playeras, recaudamos fondos con suvenires de Candelaria: pines, llaveros, discos de marchas. No sé cuánta gente asistió pero fue un éxito. Y así lo repetimos en 2017 y siguientes años. Todavía logramos hacerla en 2020, pero después cayó la pandemia”.
Fue la iniciativa del padre Mario Torres, de la parroquia Santo Tomás, la que originó la idea de la réplica. “Yo quisiera una imagen. Pero de Jesús de Candelaria, dijo el Padre. Porque es la que la gente viene a buscar y se identifica bastante”.
Se comenzó a efectuar un trabajo de buscar autorizaciones para mandar a burilar una réplica. Sin embargo, al conocerse este proceso, ocurrió lo que podría parecer inesperado. “Me llovieron críticas, me reclamaron que quién me creía yo, que Jesús de Candelaria solo hay uno…y en efecto, solo hay uno. Lo que íbamos a tener es una réplica, pero aún así, fueron duras las críticas”.
La imagen se mandó a tallar en España, en el taller de Juan Manuel Martín García, en la ciudad de Palacios y Villa Franca, Sevilla. El traslado de España a Guatemala fue complicado y más aún el proceso para poderla entrar a Estados Unidos. “Pero gracias a Dios se fueron dando los procesos y ahí está la réplica del Nazareno, recibiendo el cariño de la gente.
Recorrido muy corto y muy lento por pura devoción
“No era una procesión como tal, pero sí se sacó a Jesús Nazareno en un anda pequeña, desde la casa del párroco al Templo, para que tuviera una entrada ceremonial. Lo que pasa es que aquellos 100 metros fueron recorridos muy lentamente por los devotos. Llegaron muchos cucuruchos”, cuenta Mario.
En algunas fotografías se ve la imagen a un nivel bajo, casi a la cintura y es porque debido al tamaño de la puerta del templo, se hizo necesario colocar un pequeño mecanismo para bajarlo o elevarlo. “El problema fue que justo en la entrada, se enredó el cable eléctrico que daba corriente al mecanismo y ya dentro del templo, no había como elevarlo. Entre tres amigos nos pusimos a pelar cables y a pegarlos, así con electricidad corriendo. Fueron unos segundos de conexión, solo en lo que el mecanismo elevaba a Jesús… solo subió y ¡ya estuvo! Lo desconectamos. Nadie se dio cuenta de eso… pero ahí debajo del anda estábamos nosotros reparando la avería”, finaliza con emoción Mario Díaz.