Éxitos

Vendía ollas de casa en casa y ahora vende casas: Julio Veras, emprendedor en Miami

El guatemalteco Julio Veras lleva 35 años en Estados Unidos. Es un exitoso empresario en el sector de bienes raíces y la industria restaurantera. No le fue muy bien en sus primeros trabajos, pero esas lecciones lo han llevado muy alto. Esta es su historia.

Julio Veras cumplió 18 años a los pocos meses de haber llegado a Estados Unidos. No dominaba el inglés, no conocia a nadie, no tenía claro el camino. El fallecimiento de su padre fue uno de los factores que lo llevaron a migrar. Llegó a Los Ángeles y vender ollas de cocina fue uno de sus primeros trabajos “No vendía casi nada”, cuenta. Después en Florida, laboró como jardinero una semana y no le pagaron.

Ante ese panorama, cualquiera se desanima, se desmoraliza, se lamenta. Pero no Julio Veras: siguió adelante, se trazó metas concretas, se exigió más y aprendió incluso de los errores. “Porque todos tenemos la capacidad de ser más, de ser lo que queramos”. Hoy es un exitoso  empresario de bienes raíces, también profesor de dicha materia, y además empresario restaurantero. De hecho, primero fue emprendedor en esta última área. 

Pero bueno, mejor conozcamos su historia.

Julio Veras, migrante guatemalteco experto en bienes raíces, da clases en la universidad de Real Estate donde alguna vez fue alumno. De hecho, cuando estudió, no estaba seguro de estar interesado en esa materia pues ya tenía éxito con restaurantes que poseía. Pero al encarecerse franquicias tuvo que cambiar de giro de negocios y el camino fue el Real Estate.
Julio Veras, migrante guatemalteco experto en bienes raíces, da clases en la universidad de Real Estate donde alguna vez fue alumno. De hecho, cuando estudió, no estaba seguro de estar interesado en esa materia pues ya tenía éxito con restaurantes que poseía. Pero al encarecerse franquicias tuvo que cambiar de giro de negocios y el camino fue el Real Estate.

Adversidades inesperadas a los 18 años

¿Cómo fueron tus primeros tiempos en Estados Unidos?

Llegué a California en 1990. Mi padre había fallecido en Guatemala. Habíamos tenido una empresa de transporte; yo estaba estudiando Administración en la Universidad Rafael Landívar. De pronto, todo se acabó. Mi mamá migró a Florida y yo me fui a Los Ángeles. Llegué con 50 dólares en el bolsillo.

“Mi primer trabajo fue vendiendo unas ollas que eran famosas. Se llamaban Royal Prestige. En un carro nos llevaban a un barrio y nos dejaban con maletas de ollas. Llevando todo eso íbamos de puerta en puerta, tocando. No vendía nada. Era muy mal vendedor. Debíamos hacer demostraciones de cocina con las ollas. Había que cocinar. Pero al final, después de comer, nos decían: ‘Gracias’, pero no compraban.”

¿Qué edad tenías?

Llegué a los 17. Allí, en Los Ángeles, cumplí los 18. Mi mamá me decía que me mudara a Miami. Me decía: “Veníte para acá, porque necesitamos estar todos juntos”. Yo no quería. Tras la muerte de mi padre quedé un poco descarriado. Pero poco a poco la dura realidad me fue haciendo entrar en razón, y me fui a Miami.

¿Qué parte de esa dura realidad te golpeó más?

Lo más difícil fue no saber inglés. Llegaba a buscar trabajo, pero ni siquiera entendía un letrero que decía “Help Wanted”. Fue un gran impedimento. En el empleo de las ollas, vendía en barrios hispanos, pero no tenía muchas oportunidades.

El migrante guatemalteco Julio Veras fundó la compañía de bienes raíces Florida Finest Homes hace dos décadas; cuenta actualmente con una fuerza de venta de 20 empleados y ofrece capacitación en ventas, desarrollo personal y motivación.
El migrante guatemalteco Julio Veras fundó la compañía de bienes raíces Florida Finest Homes hace dos décadas; cuenta actualmente con una fuerza de venta de 20 empleados y ofrece capacitación en ventas, desarrollo personal y motivación.

La ruta de la transformación

¿Y qué fue lo que marcó tu rumbo de mejora?

La necesidad te obliga a mejorar. En las ventas no me fue bien. Pero el rechazo de las personas me fue haciendo fuerte. Por cada casa donde no vendía, quedaban otras. Quizá a la siguiente. En Florida, salía a buscar trabajo en la calle, andaba en buses, buscando empleo. Hicimos de todo. Trabajé lavando platos, sembrando plantas en plazas, lavando carros, limpiando casas, pintando casas. No eran trabajos fijos. Una vez trabajé una semana en jardinería y no me pagaron.

¿Y recuerdas cómo te sentías en esos momentos?

Fue difícil, muy difícil. Sobre todo si tomas en cuenta que yo venía de una familia bastante acomodada en Guatemala, estudiaba en una universidad privada, y de pronto el cuento de hadas se convirtió en un cuento en llamas. Sí hubo momentos en los que deseé tirar la toalla, sentía que no podía seguir… pero la necesidad te da fuerzas.

¿En qué momento consideras que llegó el cambio?

Un amigo me recomendó para un trabajo en un restaurante japonés propiedad de un tailandés en el Miami International Mall. Hasta entonces, nunca había tenido un trabajo fijo. Ya había empezado a estudiar inglés. Llegué a la entrevista un sábado a las 11 de la mañana. Me preguntaron: “¿Cuándo puedes empezar?” Les dije: “Ahora mismo”. Me responde: “Ok, comienza: mira esos trastes que están ahí.”

Había una montaña de platos sucios en el lavaplatos. Empecé. Me propuse: Voy a ser el mejor lavador de trastes. Después, otro objetivo: Un día voy a tener un restaurante como este. Tiempo después, el dueño me dice:

“Mira Julio, me tengo que mudar a Atlanta y voy a vender el restaurante. Has sido un excelente empleado: has estado en el lavadero, barriendo, trapeando, en la barra, eres cocinero… Te quiero vender una parte del restaurante”.

Me sorprendí. No tenía el dinero, pero Dios me puso en el camino la solución: una persona que conocía desde Guatemala me prestó el dinero. Al año ya había pagado. Después compré todo. Llegué a tener tres restaurantes, y los trabajábamos en familia.

Nunca está de más seguir aprendiendo

¿Cómo llegas al mundo de los bienes raíces?

Nos estaba yendo bien. Mi hermano me dice: “Pongámonos a estudiar el curso para ser real estate agents, vendedores de bienes raíces”. Le respondí: “¿Para qué, si nos está yendo bien?”. “Para aprender”, me dijo. Nos metimos a estudiar y logramos sacar  nuestra licencia. Era el año 2004. De pronto, la franquicia del restaurante subió de precio y ya no me daban los números. 

No la renové y nos lanzamos  de lleno a los bienes raíces. Empezamos con una casa; la vendí. Llegamos a tener unas 40 propiedades en Las Vegas, Nevada; en Orlando, en Tampa… y nos iba muy bien, hasta que vino la gran caída del mercado en 2008.

Eso fue grave… muchos se fueron a la quiebra.

Eso es interesante. Empezamos a ganar bien, a tener buenos ingresos. Pero cometimos errores con el dinero. Éramos trabajadores y emprendedores, pero si no controlas la plata, te vas a equivocar. En 2008 empezamos a perder todo. Solo me quedó la casa donde vivía. Pero a partir de esa crisis aprendimos mucho sobre el dinero.

¿Y cómo te levantaste de eso?

En 2009 trabajé incluso descargando camiones. Era el único trabajo disponible. Me esforzaba al máximo. Solo me angustiaba no aguantar el esfuerzo físico, y con ese calor… No me molestaba el trabajo, pero a veces no sabía si iba a resistir.

A la vez, invertí el dinero que me quedaba en lo que sí sabía hacer: abrí un restaurante de nuevo, en Tampa. Después, otro en Miami. Tuve a mis hijos ayudándome y aprendiendo. Y seguimos trabajando hasta la fecha.

"El desafío más grande del ser humano no es caerse. El reto es levantarse más fuerte. Porque de caer, siempre vamos a caer. La clave está en cómo regresas, mejorado y con aprendizaje".
julio veras guatemalteco migrante miami 7
Julio Veras
Empreasrio Guatemalteco experto en bienes raíces en Miami.

Seguir tocando puertas y abriendo otras

¿Cuándo volviste a los bienes raíces?

La recesión fue fuerte, terrible. Pero tuvimos para comer, gracias a Dios. Hoy soy profesor de Real Estate en una escuela especializada. Y considero —se lo digo a todos mis alumnos— que el desafío más grande del ser humano no es caerse. El reto es levantarse. Porque de caer, siempre vas a caer. La clave está en cómo regresas, mejorado y con aprendizaje.

Nunca cerré totalmente la oficina de Real Estate. Poco a poco empecé comprando casas pequeñas, y por fin volvimos, aproximadamente en 2016. Tocamos más puertas, sacamos créditos, compramos casas… y las vendimos. Hoy en día tengo una oficina con 25 vendedores. Estoy abriendo ahora otra oficina en Ventura.

¿Qué consejo das al migrante que desea salir adelante?

El único mensaje es: aprendé. Tenés que estudiar. Aprendé inglés y luego cuanto más puedas. Yo he sacado licencias del Departamento de Salud, de Administración de Empresas, las capacitaciones en Real Estate, que son constantes. Estudié para ser instructor, y hoy soy profesor en el lugar donde alguna vez fui alumno.

Historias aleccionadoras de valor

Periodista, escritor, docente universitario. Nació en Guatemala, 1971. Egresado de la Carrera de Comunicación Universidad Rafael Landívar. Ha trabajado en varios medios de comunicación, entre ellos Prensa Libre, entre 1996 y 2022. Actualmente dirige…