Estudio del Global Development Center publicó un análisis sobre los efectos del posible impuesto a las remesas, que ya fue aprobado por el Congreso pero aún está pendiente de pasar por el Senado de Estados Unidos.
En el Senado de Estados Unidos continúa en evaluación y análisis una propuesta de medidas fiscales que incluye un impuesto del 3.5% a las remesas enviadas por personas no ciudadanas a sus países de origen. Esta medida, fue aprobada por el Congreso de Estados Unidos, por 215 votos a favor y 214 en contra, el 22 de mayo de 2025.
Este posible impuesto busca financiar políticas fronterizas más estrictas, como el fortalecimiento del muro fronterizo, así como desincentivar la migración. Sin embargo ¿a quién afectaría realmente este impuesto? Y más importante aún: ¿lograría su objetivo de frenar la migración? Un análisis del Centro de Desarrollo Global (Center for Global Development), publicado en mayo 2025 plantea algunas proyecciones.

Remesas, fuente vital de recursos
Según el análisis del Center for Global Development (CGD), Guatemala y El Salvador estarían entre los países más afectados por esta propuesta de gravar las remesas.
• En Guatemala, las remesas representan más del 20% del PIB. Solo en 2023, migrantes guatemaltecos enviaron más de $19 mil millones desde EE.UU; en 2024 fueron US$21 mil 510 millones; y en cinco meses del 2025 van US$9 mil 980 millones.
• En El Salvador, esa cifra también es crítica: las remesas equivalen al 25% del PIB, y más del 90% provienen de Estados Unidos.
El informe del CGD estima que un impuesto de este tipo podría provocar una caída de entre el 5.6% y el 7% en el monto total de remesas enviadas a estos países. Esto se traduciría en millones de dólares menos en manos de familias que dependen de ese ingreso para alimentos, salud, educación y vivienda.

¿Reduciría la migración? Según CGD, no
Uno de los argumentos detrás de este impuesto es que al gravar las remesas, se desincentivará la migración. Pero la evidencia sugiere lo contrario.
• Las remesas no son la causa de la migración, sino una consecuencia de ella. Las personas migran por falta de oportunidades de empleo, por pobreza, violencia o catástrofes naturales. Si se dificultan los envíos, lo más probable es que los migrantes usen canales informales o alternativos, como criptomonedas, o simplemente envíen menos dinero, pero no dejarán de migrar. También puede ocurrir que decidan pagar el impuesto.
• El CGD advierte que este tipo de políticas podría incluso aumentar la migración irregular al crear mayor desesperación y necesidades en las comunidades que dependen de las remesas.
Una nota destacada del análisis del CGD es el caso de El Salvador, cuyo presidente Nayib Bukele ha tenido una relación cercana con líderes republicanos, incluyendo al presidente Trump, quien ha elogiado sus políticas contra las pandillas e incluso ha remitido detenidos estadounidenses a una de sus cárceles.
Sin embargo, en el paquete de impuesto a las remesas no hay ninguna excepción hacia El Salvador, a pesar del posible impacto que tenga gravar las remesas.
Migrantes aportan ya en impuestos a EE.UU.
El debate sobre este impuesto no es solo económico. Es una conversación sobre justicia, dignidad y reconocimiento, estima el CGD. Los migrantes indocumentados no solo aportan a la economía de Estados Unidos (en 2022, aportaron US$96 mil dólares en impuestos pagados a esta Nación): pero también sostienen las economías de sus países de origen, muchas veces en condiciones adversas y con pocos derechos.
Imponer un impuesto sobre sus esfuerzos es, en palabras del CGD, “una medida que castiga a quienes menos tienen y más aportan”. Pero también es un llamado a organizarnos, a proteger lo que con tanto esfuerzo hemos construido, y a seguir enviando no solo dinero, sino esperanza, a nuestras familias.
Los migrantes producen y aportan
