El costo emocional y existencial de ser migrante es alto, por dejar a sus familiares y cultura.

Para quienes han migrado, vivir entre dos mundos es más que una metáfora. Es una realidad constante. El corazón de quien parte queda dividido entre la tierra que lo vio nacer y aquella que le ofrece nuevas oportunidades.

Esta dualidad, muchas veces silenciosa, tiene un alto costo emocional y existencial que rara vez se visibiliza.

Los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos, por ejemplo, suelen cargar con una sensación de ausencia permanente. A pesar de trabajar duro, enviar remesas, y construir una vida desde cero, hay algo que no se puede transferir: la presencia.

Los momentos que los migrantes más extrañan son cuando sus familias se reúnen. (Foto: ENVATO) – SoyMigrante.com REVISTA
Los momentos que los migrantes más extrañan son cuando sus familias se reúnen. (Foto: ENVATO)

Duelo migratorio

Los cumpleaños, bodas, graduaciones, funerales, o incluso un simple almuerzo familiar de domingo, suceden sin ellos. Y aunque la tecnología ayuda a estar “presentes”, no sustituye el abrazo, la mirada o la carcajada compartida.

“Uno trabaja con la mente aquí, pero el corazón allá. A veces uno se pregunta si vale la pena tanto sacrificio”, dice Marta Gómez, migrante guatemalteca en Nueva York desde hace siete años. “Mi hija ya es adolescente. Me la perdí de chiquita, y eso pesa”.

El duelo migratorio —ese sentimiento de pérdida que acompaña el desarraigo— no siempre se reconoce como tal. La nostalgia se acumula. Hay migrantes que sienten culpa por no estar en momentos importantes o por ver que sus familias siguen adelante sin ellos. Es una mezcla de orgullo y dolor. Orgullo por lo que se ha logrado, dolor por lo que no se ha vivido.

Cómo sanar, resistir y valorar

A pesar de este peso emocional, existen caminos para transitar el proceso con más conciencia y bienestar. Aquí algunos consejos útiles:

1. Reconoce tus emociones:
Sentir tristeza, frustración o culpa no te hace débil. Es parte del proceso. Hablar de lo que sientes con otros migrantes, familiares o profesionales puede aliviar la carga.

2. Revalora tu esfuerzo:
El trabajo que haces no solo sostiene económicamente a tu familia, también es un acto de amor y sacrificio. Mereces reconocer tu esfuerzo sin minimizarlo.

3. Crea nuevas tradiciones:
Si no puedes estar en casa para un cumpleaños, organiza una videollamada especial, envía un regalo simbólico o guarda una tradición compartida. Esas acciones ayudan a mantener el vínculo.

4. Date espacios para ti:
A veces, el migrante se olvida de sí mismo. Busca momentos para descansar, aprender algo nuevo o simplemente disfrutar. Tu bienestar también importa.

5. Recuerda tu propósito:
Volver a las razones que te hicieron migrar puede darte fuerza en los días difíciles. Estás construyendo un futuro que importa, aunque a veces cueste.

El corazón migrante, aunque partido entre naciones, también es un corazón valiente. Capaz de amar en dos idiomas, de abrazar a la distancia, de sembrar raíces en tierra ajena sin olvidar su origen. Reconocer ese valor es el primer paso para sanar las heridas del camino.

Conoce estas historias inspiradoras, acá...

author avatar
Marysabel Aldana Periodista, SoyMigrante.com REVISTA
Periodista guatemalteca con experiencia en periodismo escrito, digital y televisivo. Ha cubierto temas de política, actualidad nacional e internacional, artes, cultura y salud.
Periodista guatemalteca con experiencia en periodismo escrito, digital y televisivo. Ha cubierto temas de política, actualidad nacional e internacional, artes, cultura y salud.