Atitlán es, sin duda alguna, el lago guatemalteco más famoso del mundo, por su paisaje único, sus volcanes y sus pueblos circundantes. Su origen, significado y otras curiosidades lo convierten en un auténtico ícono.
Emoción ancestral
hecha lágrima: Lago:
suspiro horizontal.
Así describió el gran poeta guatemalteco Flavio Herrera al lago de Atitlán, sin duda el más emblemático de Guatemala. Hay lagos muy hermosos: Izabal, Petén Itzá, Ayarza… pero sin duda alguna el de Atitlán más frecuentado, concurrido, admirado, fotografiado, elogiado (y todo lo que rima con encantado).
Estos son nueve datos que quizá ya conocías, o tal vez no, que nos hacen sentir aún más orgullo por Atitlán.
1. Para empezar ¿Qué significa Atitlán?
Atitlán es un término de raiz náhuatl que significa «entre las aguas». Sin duda alguna ello hace alusión a su peculiar posición entre tres volcanes, en una cuenca geológica.
2. La cuenca de Atitlán abarca 10 pueblos y 15 municipios
Son diez los territorios municipales que circundan el lago: Panajachel, San Antonio Palopó, San Lucas Tolimán, San Juan La Laguna, San Marcos La Laguna, San Pablo La Laguna, Santa Catarina Palopó, Santa Cruz La Laguna, Sololá y Santiago Atitlán.
Sin embargo, existen otros cinco que no están directamente conectados a la ribera del lago pero cuyas cuencas hídricas se conectan con él: es decir barrancas y riachuelos que terminan desembocando en sus aguas.
Por ello todos incluidos en los planes para frenar la contaminación con basura, desagües o fertilizantes.
3. Varía el nivel de la superficie de Atitlán
Si a usted le preguntan qué extensión tiene el Lago de Atitlán, el dato oficial es 125.70 kilómetros cuadrados, según estimadaciones del Instituto Geográfico Nacional. Ahora, bien esto varía según la elevación de la superficie, que no siempre es la misma.
La superficie del agua de Atitlán era de 1,562 metros sobre el nivel del mar en la década 1960. En 2019 era de 1554 metros. Las variaciones son constantes, de hecho todos los días se mide su nivel por la mañana y la tarde, labor a cargo de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la cuenca.
Las variaciones se deben a la cantidad de lluvias, al manejo de los desagües que van a dar al lago y a las temperaturas climáticas que pueden aumentar la evaporación.
¿Y sabe dónde está el punto más profundo? Existe un área localizada en línea recta aproximadamente entre las cabeceras de Santa Cruz La Laguna y Santiago Atitlán: 312 metros de profundidad.
4. Feliz cumpleaños 80,000 (aproximadamente)
El origen de la cuenca de Atitlán se debe, según el geólogo Howel Williams (1898-1980), se debe se debe al hundimiento de bloques en una cubeta estructural debido a la migración de magma en la profundidad.
La cuenca fue taponada por lava de los volcanes Tolimán y Atitlán hace al menos 80 mil años. Así se formó el embalse y también su presunta salida subterránea de agua posiblemente hacia el río Madre Vieja. Hasta la fecha no existe ningún efluente superficial: es decir, ningún río que salga desde el lago de Atitlán.
5. Una legendaria princesa detrás del viento
El famoso Xocomil (traducido como furor de los dioses) es la agitación causada por fuertes vientos o remolinos causados por el choque de los vientos cálidos originados por la proximidad de la bocacosta los cuales chocan con los vientos templados del Altiplano, lo cual explica por qué se produce durante la tarde.
Ahora en el plano de la tradición y la leyenda existen muchas tradiciones prehispánicas. En el caso de Atitlán hay un relato acerca de una princesa maya que estaba prometida a un joven heredero de un señorío, pero ella estaba enamorada de un muchacho humilde.
Ambos solían encontrarse en el lago. Un día cuando el muchacho se estaba bañando, el viento trató de empujarlo hacia el centro del lago para que se ahogara. Ella se dio cuenta y nadó hacia él para salvarlo. Se ahogaron y por ello cada tarde los vientos, arrepentidos, tratan de sacarlos para que vivan su amor.
6. El único hábitat del pato Poc y fue exterminado
El 23 de enero de 1959 se publicó un acuerdo gubernativo que prohibió terminantemente la caza de aves acuáticas con la finalidad de proteger al denominado “pato zambullidor” o “poc”, que en realidad no era un pato sino un zampullín. Así se llama la especie.
Sin embargo la causa de su desaparición no fue tanto la cacería sino la introducción de peces denominados «percas» supuestamente para fomentar la pesca deportiva y alimenticia.
Estos peces comenzaron a devorar especies de crustáceos de los cuales se alimentaban los «poc», cuyo nombre científico era Podylimbus Gigas y que únicamente existía en Atitlán. A pesar de las campañas efectuadas para impulsar su reproducción, el daño estaba hecho.
El Poc fue declarado oficialmente extinto en 1987.
7. Tres mil años de pueblos mayas
Desde tiempos inmemoriales, las riberas del lago de Atitlán han estado pobladas por las etnias tzutuhil, k’aqchikel y k’iche. Los vestigios arqueológicos sitúan esos asentamientos hacia el año 1000 antes de Cristo. Es decir, suman más de 3 mil años de pueblos alrededor de Atitlán.
El Memorial de Sololá o Anales de los Kaqchiqueles estipula la división, una distribución que todavía persiste, ya que por el sur y suroeste habitan varios pueblos de idioma tzutuhil, incluyendo el de Santiago Atitlán que es el más importante porque fue corte de los reyes Ahtziquinehay.
Por el norte y este se encuentra Sololá y varios pueblos kaqchiqueles, mientras que al oeste se encuentran ahora también algunos poblados de origen quiché.
8.Alguna vez hubo tres islas: una de ellas habitada
Samabaj es el nombre que se dio al sitio arqueológico localizado bajo la superficie de Atitlán. Data del año 1700 a 2000 antes de Cristo. El área principal se encuentra en la mayor de tres islotes, hoy hundidos por posibles hundimientos de la caldera sobre la cual se asienta el lago, quizá a causa de un sismo.
El sitio fue descubierto en 1996 por el explorador Roberto Samayoa, por lo cual el nombre otorgado actualmente proviene de las primeras dos sílabas de su apellido y de la palabra maya Abaj, que significa piedra.
Las estructuras encontradas abarcan unos 1,500 metros cuadrados; se supone que este era un pueblo pesquero, con muelles. El explorador Tommy Vawter efectuó un recorrido subacuático en el cual se pueden ver estelas y las bases de varias estructuras del sitio cuyo nombre prehispánico aún es un misterio.
Sumérjase y vea la ciudad bajo las aguas del lago de Atitlán
9. Sí, Atitlán se sigue contaminando (y mucho)
Desde la década de 1980 la contaminación del Lago de Atitlán, debido al aumento poblacional. Más gente significa más desagües directos a sus aguas. Se han instalado algunas plantas de tratamiento pero son insuficientes.
También se ha talado la cobertura de bosques, con lo cual hay mayor arrastre de tierra suelta. Además, la tala de bosques se da por mayor uso de suelo para agricultura y eso significa más uso de fertilizantes e insecticidas, cuyos residuos son arrastrados por las lluvias hasta el lago.
Esto ha cambiado la estructura ecológica del lago. Por eso desde 2008 se ha detectado el crecimiento de cianobacterias, que se alimentan de residuos de abonos y que van oscureciendo las aguas.
También llegan al lago otros residuos como basura plástica, aceites de motores, desinfectantes, detergentes, jabones, que impactan en las especies de peces del lago.
Para eso se creo la Autoridad para el Manejo Sustentable del Lago de Atitlán, que efectúa constantes esfuerzos. Sin embarego la limitación de recursos y de apoyo del gobierno central, así como las deficiencias y problemas de municipalidades circundantes complica su labor.
Si no vea lo que ocurrió en este 2024, en la catarata que está en ruta a Panajachel, el pueblo más grande y famoso de la orilla de Atitlán.
10. Pese a todo, Atitlán es un tesoro y tiene su propia canción
El cantautor guatemalteco José Ernesto Monzón, llamado popularmente El Cantor del Paisaje, le compuso una canción a Atitlán, que interpretada en voces de niños de Santiago Atitlán despierta sublimes sentimientos. Aquí está la letra, y la siguiente interpretación infantil impulsada por el Pentagrama Musical del Ministerio de Educación.
¡Qué primoroso es el paisaje!
que entre celajes las olas dan,
cuando temprano voy navegando
sobre las aguas del Atitlán.
Lindos pueblecitos en sus orillas
llenan de gracia con su primor
y sus volcanes son los guardianes
tan majestuosos que puso Dios.
¡Ah… qué divino, por la mañana!
ir navegando con mi canción,
parece un sueño ver el espejo
donde se mira la cara el Sol.
Y cómo cambian color sus aguas
pasan de verde al azul y añil
y por la tarde es peligroso
cuando lo azota el Xocomil.
Es un orgullo de Guatemala
ese paseo de Sololá,
con sus inditas vendiendo fresas
en las orillas del Atitlán.
Lindo paisaje, es “El Paraíso”,
tiene sabor de luna de miel…
guardabarrancas y clarineros
dan la alborada en Panajachel.
¡Ah… qué divino, por la mañana!
ir navegando con mi canción,
parece un sueño ver el espejo
donde se mira la cara el Sol.
Y cómo cambian color sus aguas
pasan de verde al azul y añil
y por la tarde es peligroso
cuando lo azota el Xocomil.
Autor de letra y música: José Ernesto Monzón