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La vida en Estados Unidos trae consigo oportunidades que muchos guatemaltecos migrantes no encuentran en su país, pero también deja un espacio de nostalgia.

Para los miles de guatemaltecos que han dejado su país en busca de mejores oportunidades en Estados Unidos, la vida lejos de casa no solo significa adaptación a un nuevo idioma, cultura y ritmo de vida, sino también un profundo anhelo por los elementos que constituyen su identidad. Aunque muchos migrantes logran establecerse, prosperar e incluso formar nuevas comunidades, hay aspectos de la vida en Guatemala que se mantienen siempre presentes en su memoria y corazón.

Sabores que evocan recuerdos de Guatemala

Uno de los aspectos que los migrantes guatemaltecos extrañan con mayor intensidad es la comida. Los platillos tradicionales como los tamales, el pepián, los chuchitos y el kak’ik son símbolos culinarios de la cultura guatemalteca. Estos sabores están profundamente ligados a las experiencias familiares y festividades en Guatemala. Aunque en Estados Unidos hay lugares que ofrecen comida guatemalteca, muchos migrantes coinciden en que no es lo mismo. La falta de ingredientes frescos y la atmósfera de una cocina hecha en casa por madres o abuelas es difícil de replicar.

“El sabor de un tamal en Navidad es algo que no se olvida. Aquí trato de hacerlos, pero nunca salen igual”, dice Juana Morales, una migrante guatemalteca en Los Ángeles. Para Juana, como para muchos otros, los momentos familiares alrededor de la comida representan un lazo inquebrantable con su país de origen.

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Las festividades y el calor de la comunidad

Las celebraciones tradicionales también son profundamente extrañadas. Fiestas como la Semana Santa, el Día de Todos los Santos y la Feria Patronal en cada pueblo o ciudad son momentos especiales donde la comunidad guatemalteca se une. Las procesiones, las alfombras de aserrín colorido y los festivales con juegos pirotécnicos crean un sentido de pertenencia y alegría que es difícil de encontrar en otro lugar.

Muchos migrantes sienten que estas festividades en Estados Unidos, aunque se celebren en pequeños grupos, no logran capturar la misma esencia. En su lugar, se enfrentan a una vida con horarios ocupados, distancias entre familiares y comunidades más dispersas. “Extraño esas noches de feria en mi pueblo, donde toda la gente se reúne, se siente el bullicio, los niños corriendo, la música. Aquí es diferente, todo es más frío y rápido”, comenta Manuel González, residente en Nueva York.

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Los paisajes y la conexión con la tierra

Otro aspecto que se extraña con nostalgia son los paisajes naturales de Guatemala. La vista de los volcanes, los colores vibrantes de los mercados al aire libre y el clima templado de muchas regiones son elementos que los migrantes evocan con frecuencia. “Uno piensa que solo es paisaje, pero no. Extrañas esos cielos, el olor de la lluvia, las montañas. Aquí todo es muy plano o concreto”, expresa Carmen Pérez, quien vive en Houston.

Esa conexión con la tierra es también simbólica de las raíces profundas que tienen con sus lugares de origen. Muchos migrantes recuerdan sus pueblos y ciudades no solo por lo que ven, sino por lo que representa: el hogar, la historia familiar, las tradiciones y los amigos de la infancia.

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La familia, el corazón de todo

Pero por encima de todo, lo que más extrañan los guatemaltecos es la cercanía con sus seres queridos. Aunque la tecnología permite estar más conectados que nunca, el abrazo de una madre, las conversaciones cara a cara con los amigos y la posibilidad de participar en los momentos cotidianos de la vida familiar son insustituibles.

El sacrificio de estar lejos de sus familias es uno de los precios más altos que pagan los migrantes. Muchos envían remesas con la esperanza de mejorar las condiciones de vida de los suyos en Guatemala, pero ese acto no borra el vacío emocional que sienten.

Desde la comida hasta las festividades, pasando por los paisajes y, sobre todo, la familia, la vida en Guatemala sigue siendo una parte esencial de quienes han emigrado. Para estos migrantes, su país no es solo un recuerdo, sino un anhelo constante que los impulsa a mantener vivas sus tradiciones y su cultura, aun a miles de kilómetros de distancia.

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Marysabel Aldana
Periodista guatemalteca con experiencia en periodismo escrito, digital y televisivo. Ha cubierto temas de política, actualidad nacional e internacional, artes, cultura y salud.
Periodista guatemalteca con experiencia en periodismo escrito, digital y televisivo. Ha cubierto temas de política, actualidad nacional e internacional, artes, cultura y salud.