La muerte de una madre migrante cambió la vida del chef guatemalteco Willy Barreno quien desde Estados Unidos inició creó un proyecto social con sede en Quetzaltenango para capacitar a jóvenes y apoyar a retornados.
Willy Barreno migró a Estados Unidos en 1996, su objetivo: cumplir el anhelado sueño americano. Sin embargo, la vida misma y el contacto con los dramas y angustias de compatriotas guatemaltecos en dicho país lo llevaron a crear la primera red de migrantes retornados con el objetivo de que pudieran cumplir el sueño guatemalteco.
Originario de Quetzaltenango, pero agobiado por la situación económica y política del país, que aún sufría por el conflicto armado interno, migró a los 23 años.
“Fue difícil, tenía el sueño de superarme y ser trabajador social. Estudié en el Centro Universitario de Occidente de la Universidad de San Carlos. Cuando estaba a un semestre de graduarme como Técnico de Trabajo Social, pensé que iba a poder trabajar en los Estados Unidos y me fuí. Pero al llegar descubrí, en primer lugar, que no tenía certificación, porque allá todo tiene que estar certificado y lo segundo, no hablaba inglés”.
El primer trabajo que desempeñó Willy fue de conserje en Wisconsin. “Fue difícil porque estaba en una universidad en Guatemala, a punto de graduarme y poco después estaba limpiando baños. Y me dije, no quiero estar lavando baños el resto de mi vida, pero no hablo inglés. Entonces, tal vez lo más bonito va a estar en la cocina”.
Once meses después, comenzaba a laborar en la cocina de un restaurante del Estado de Nuevo México, donde los alimentos se preparaban con ingredientes orgánicos.
Siete años en Santa Fe
Barreno nunca antes había estado en el barullo de una cocina profesional. Pero aprendió. Estaba en la ciudad de Santa Fe. “Era 1997 y en ese tiempo no había WhatsApp y las llamadas por Guatel (la que era entonces la empresa estatal de telecomunicaciones) eran caras. Por carta recibí las recetas de los recados que preparaba mi madre. Ella es mi primera chef, y aunque aprendí a prepararlos, creo que nunca han llegado a alcanzar la excelente sazón de ella”, relata.
“Viví por siete años en Santa Fe. Trabajé en un restaurante de fusión Centroamericana donde se preparaban baleadas, pupusas, chuchitos, tamalitos, mojarra frita y comida de Guatemala, pero nunca tuvo el mismo sabor».
Sin embargo, hubo algo curioso, que a pesar de la distancia le conectó un poquito con su tierra: «Santa Fe es similar a la Antigua Guatemala. Muchas de las casas son de adobe y los nombres de las calles están en español. Me sentía un poco en Guatemala. Allí conocí a varios migrantes de Izabal.
De un fallecimiento nació el activismo de Barreno
Durante su estancia en Nuevo México, Willy conoció el caso de una mujer que le cambió la vida. “Doña Yuli era originaria de Guatemala. Vivía en la zona 3, donde recogía basura en la calle. Era lavaplatos de el restaurante. Ella mandó a traer a sus hijos. Yo miraba que a cada rato llegaban más hijos”, relata.
“La llegada del más pequeño me marcó: Kevin tenía tres años. Él se vino solo con el coyote. Lo tuvieron que drogar y lo pusieron en una mochila para pasar la frontera. Así cruzó el desierto. Pero poco tiempo de llegar Kevin, muere su mamá de un cáncer de páncreas y al niño lo dieron en adopción a una familia de Santa Fe”.
“Kevin para mí representa a todos estos niños migrantes que en los últimos años están migrando solos. Entonces yo decía: pues hay que hacer algo también para que los niños o los jóvenes no tengan que migrar. Todos tienen derecho a migrar, pero deberíamos de crear las condiciones para poder quedarnos en nuestra tierra».
A partir aquella experiencia, Willy Barreno se convierte en un activista de derechos de los migrantes en EE. UU. Trabajó como chef en varios estados, pero actualmente vive en Quetzaltenango, dedicado a tiempo completo a sus proyectos de educación y capacitación, que incluyen, por supuesto, su trabajo y experiencia gastronómica.
“No quiero regresar a los Estados Unidos. Puedo regresar en cualquier momento, pero ya no siento ese deseo. Prefiero estar aquí comiendo los domingos en el Parque Central en lugar de estar en un McDonald’s en Estados Unidos”.
Regresar para cumplir el sueño guatemalteco
Barreno con dinero propio llevó a cabo una gira que arrancó en Seattle, Washington y llegó a Brooklyn, Nueva York, creó un documental sobre la migración de los guatemaltecos. “La idea era presentar por qué era que estábamos migrando a los Estados Unidos”.
En 2007 en el barrio Sunset Park, Brooklyn, Nueva York, Barreno junto a migrantes de Chajabal, San Andrés Xecul, Totonicapán y Cajolá, Quetzaltenango, luego varias reuniones crearon la primera red de migrantes guatemaltecos para el desarrollo. Ña la idea era generar oportunidades en Guatemala por si eran deportados o si voluntariamente decidían volver a su tierra, así como él.
“Y lo que teníamos que venir a hacer era lo que habíamos aprendido en los Estados Unidos. Entonces muchos de Cajolá eran cocineros en Nueva Jersey y yo que había cocinado en otros estados de los Estados Unidos. Pensamos que lo que primero que podíamos hacer era un restaurante aquí en Guatemala”, agrega Willy.
Un sueño en Guatemala sigue creciendo
En ese mismo año 2007, Willy Barreno junto Karen del Águila fundan el proyecto Desarrollo Sostenible para Guatemala (Desgua) que se enfoca en cambiar las causas fundamentales de la migración forzada desarrollando opciones para que los guatemaltecos permanezcan conectados con sus hogares y sus raíces.
“El 7 de agosto de 2010 abrimos Café RED en la ciudad de Quetzaltenango, una propuesta para poder tener un trabajo antes de reinsertarnos de nuevo a la cultura de Guatemala porque ya habían pasado muchos años y no habíamos estado aquí. En 2015 nos convertimos en una escuela de cocina y certificamos a15 cocineros de las comunidades. Y después tuvimos la oportunidad de becar a 30 jóvenes de las áreas rurales”.
Han trascurrido 17 años desde la fundación de Desgua. Durante este tiempo, además de crear el restaurante, la red de migrantes creció y fortaleció sus contactos con comunidades en Estados Unidos. También surgen programas para unir a hijos de migrantes con sus familias en Guatemala. Se capacita a jóvenes en diferentes áreas, incluso a quienes tienen la intención de migrar.
“Hay que asegurar que la gente no migre, pero si ya lo han hecho y han tenido que regresar, es importante brindar una posibilidad de vida más digna”, finaliza Willy Barreno.
Los proyectos de la red migrante en Xela siguen
- Chiltepes Chileros es un programa que buscan mantener conectados por redes sociales a los hijos de los migrantes con sus familias, “En el futuro los hijos de los migrantes vendrán a querer conocer dónde vivieron sus padres y sus abuelos”, menciona Barreno.
- El programa culinario Cocinando por el Sueño Guatemalteco, es la escuela que Desgua fundó, de acuerdo con Barreno, el programa ayudó a algunos de los jóvenes que estaban contemplando la migración a sentir que no tenían que migrar para prosperar aquí.
- El proyecto más reciente es la Universidad Popular Autónoma de las Artes (UAPA), “buscamos conectar docentes con estudiantes, historia con el futuro, ya que encontramos mucha gente culta sin título, y mucha gente bien titulada sin trabajo”.
- El Restaurane RED, es una empresa social, restaurante y centro cultural. El objetivo es ayudar a los guatemaltecos a tener éxito sin tener que migrar. El restaurante trabaja para crear oportunidades educativas y laborales mediante el apoyo y la promoción de la economía local, la agricultura orgánica y los productos y alimentos de comercio justo.