Originaria de Esquipulas, Guatemala, Karla Salazar Sra. Guatemala Oklahoma 2025 lució en el Desfile Hispano una creativa sombrilla con adornos de su pueblo natal. Anhela una comunidad guatemalteca unida como una familia.
“Mi historia empezó barriendo con escoba, un buen consejo y un gran sueño”, dice Karla Salazar, emprendedora guatemalteca electa Señora Guatemala Oklahoma 2025-26. Recibe la entrevista con SoyMigrante.com en un domingo ya que a lo largo de la semana, como tantos connacionales en Estados Unidos, está enfocada en el trabajo dedicado.
Tiene desde hace 15 años una pequeña empresa de limpieza de casas. Como en cada historia no fue fácil ni fue rápido, pero logró trazar la ruta a un sueño.
“Venir a Estados Unidos fue difícil. Todo era nuevo: el idioma, la gente, las costumbres. Pero tuve algo que muchas personas no tienen: el apoyo de mi mamá. Ella fue mi fuerza”, dice Karla Salazar, originaria de Esquipulas, Chiquimula, hoy residente en Oklahoma y reciente Señora Guatemala Oklahoma 2025-2026.
Con la inspiración de su mamá
Karla lleva casi dos décadas viviendo en Estados Unidos. Llegó a Oklahoma en 2006 y nunca se movió de ahí. “Desde que llegué, aquí he estado. Oklahoma se volvió mi casa, aunque mi corazón siempre será de Guatemala.”
Su mamá, Catalina Salazar, llegó cinco años antes a Estados Unidos. Ella preparó el camino. “Nos quedamos en Esquipulas y la extrañábamos muchísimo. Por fin pudimos reunirnos y casi desde aquellos primeros días me puse a trabajar”, relata.
La historia de Karla está marcada positivamente por el trabajo y la familia. Su primer empleo fue limpiando casas (y lo sigue siendo a mucha honra). “A la semana de haber llegado, la amiga de mi mamá me dijo que había trabajo. Le dije que sí. Yo vine a trabajar”, recuerda.
“Me gustó el trabajo. Es pesado, pero con dedicación se realiza eficientemente. Aprendí que en este oficio hay que tener ganas: ganas de levantarse, ganas de salir adelante. Ganas de hacer las cosas bien”.
Un ángel trae un consejo
Aquella amiga de su mamá, le dio el consejo: “Angélica de León fue quien me dio ese empuje. Me dijo Usted puede, no tenga miedo”. Fue un ángel consejero. Gracias a ella me atreví a trabajar sola.
Hace 12 años formé mi empresa, Salazar Cleaning & Service. Hoy tengo tres personas trabajando conmigo y estoy trazando crecer, porque en este bendito país si algo hay es trabajo”, cuenta.
Pero Karla también sabe que es necesario mantener un equilibrio. “Se debe balancear trabajo y el cuidado de la familia: siempre he creído que la familia va primero. Necesito tiempo para mis hijos, para la escuela, para estar con ellos. Esa es mi prioridad.” Por eso en el título de esta nota decimos que su más valiosa corona es la unidad con su esposo Rogelio Morales y sus hijos.
El tesoro de una familia unida
Doña Catalina Salazar, falleció hace seis años, pero su recuerdo sigue presente en cada paso. “Ella fue mi ejemplo. Siempre luchó por nosotros. La extraño mucho, pero siento que me acompaña. Cada vez que algo me sale bien, pienso en ella.”
De su papá, de raíces hondureñas hereda la alegría. “Se llama José Armando Niño y vive aquí en Oklahoma. Se conocieron con mi mamá en Esquipulas y siempre me dice que nunca olvide mis raíces. Y no lo hago, llevo a Guatemala en el corazón.”
Karla habla con emoción de su familia. “Conocí a mi esposo, Rogelio, poco después de llegar. Era conocido de mi mamá. y ya llevamos casi 19 años juntos. Tenemos cuatro hijos y somos una familia unida. Cocinamos juntos, vamos a comer juntos, todo lo hacemos en familia. Me siento bendecida.”
Esa unión familiar fue visible en el reciente Desfile de las Américas, donde Karla participó como Señora Guatemala. “Fue una experiencia muy bonita. En Esquipulas ya había sido reina cuando tenía 15 años, pero ahora fue distinto. Rogelio apoyó en todo, ayudó con la carroza”.
Y una gran familia hispana en Oklahoma
“Fue hermoso ver a tantos hispanos juntos, como una gran familia”, agrega Karla, quien sigue adelante con grandes sueños.
“Me gustaría algún día tener un restaurante con comida guatemalteca. Ya lo intenté una vez con una food truck, pero mi niña estaba pequeña y tuve que dejarlo para no descuidarla. Me encanta la cocina, sobre todo la guatemalteca: los plátanos fritos, el pepián, los paches. Todo lo chapín me fascina y le encanta a todo mundo aquí.”
Grandes sueños guatemaltecos
Para Karla, el éxito no está en los títulos ni en el dinero, sino en el amor con el que se hacen las cosas. “Lo que más valoro es haber salido adelante sin perder mi esencia. Los migrantes venimos a este país a trabajar duro, a aporta no solo económicamente sino también en valores. Criamos hijos estudiosos y trabajadores, vamos a la iglesia y ayudamos a quien lo necesita. Así nos lo enseñaron nuestros padres y así lo enseñamos a nuestros hijos”
En el Mes de la Herencia Hispana, que Oklahoma celebra con energía, Karla representa con orgullo esa historia que tantas mujeres migrantes guatemaltecas comparten. Participó con entusiasmo en el desfile y la carroza guatemalteca fue premiada.
El esfuerzo no cesa: sigue limpiando, puliendo, dejando nítidos los espacios de las casas: lo hace con dignidad: “Siempre pienso que mi historia empezó con una escoba y un sueño. Y que mi mamá, desde el cielo, debe estar sonriendo.”
Guatemaltecas de fortaleza, trabajo e inspiración













