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Paches y tamales guatemaltecos de Iris Chinchilla llevan 17 años deleitando en Connecticut

Cuando Iris Chinchilla salió de su natal Jalapa hacia el Norte en busca de oportunidad, no dejó de llorar en todo el camino. Pero al llegar a Connecticut se enfocó a lo que iba: sacar adelante a sus hijos. Y quién diría que tamales y paches serían estratégicos en ese plan.

A Iris Chinchilla Martínez aún se le eriza la piel cuando recuerda el amanecer del 18 de abril de 2008. “La decisión más difícil de mi vida fue esa. Hay situaciones que uno quisiera olvidar o no haber pasado, pero que debía enfrentar”.

Ese día salió de su natal Jalapa rumbo a Estados Unidos con el corazón dolido. Dejaba a sus tres hijos —entonces de cinco, tres años y medio y un bebé de un año ocho meses— al cuidado de su mamá, Francisca.

“No me quedaba otra opción”, resume. “Esto no era el ejemplo que yo quería darle a mis hijos.” Esta vez no sería un viaje de ida y vuelta como otros anteriores en los que compraba mercancía en Nevada para su boutique en Jalapa. “Sabía que no iba a ser por días, sino por mucho tiempo. No sabía cuanto”. Y van casi 17 años.

“Mi mamá, Francisca, quien ahora tiene 80 años me dijo que se quedaba al cuidado de mis niños. Ella ha sido la mamá de ellos”, cuenta Iris. Esa certeza —la de una abuela convertida en ancla— le permitió cruzar la frontera con el alma en vilo, pero con una determinación intacta. 

Iris se siente muy orgullosa de sus raíces guatemalteca y jalapanecas. El apoyo de su mamá en el cuidado de sus hijos ha sido vital para el éxito de sus planes como migrante en Stamford, Connecticut. – SoyMigrante.com REVISTA
Iris se siente muy orgullosa de sus raíces guatemalteca y jalapanecas. El apoyo de su mamá en el cuidado de sus hijos ha sido vital para el éxito de sus planes como migrante en Stamford, Connecticut.

Tamales en una cocina prestada

Iris llegó a Stamford, Connecticut, con la ayuda de una amiga y paisana jalapaneca, Wendy Escobar. “Me abrió las puertas de su casa… no todas las personas se portan así”, recuerda. 

Su primer empleo duró exactamente dos semanas y no le pagaron. ¿Qué pasó? “Era una pizzería  vine a lavar un montón de ollas, todo el día. Yo venía con una meta. Y lo hacía bien, porque al renunciar no querían que me fuera. Pero encontré otro trabajo más afín a mi experiencia. En Guatemala yo trabajé en banco y me contrataron en una una oficina de envíos de dinero. No me pagaron en la pizzería”, cuenta.

Pero ya antes de ese cambio, Iris había emprendido un negocio propio, aunque en cocina prestada. “A las dos semanas que llegué, le dije a mi tía, que vivía aquí en Stamford, que si no me prestaba su cocina… yo quería preparar tamales para vender y también paches. Porque aquí con un trabajo no basta”.

Desde entonces, cada 15 días, las ollas de tamales y paches se alternan para hervir en casa de Iris Chinchilla.  “La receta  era de mi mamá y de mi abuelita Ipsolina. La receta de los paches es de mi tía”, relata y ese sabor guatemalteco y jalapaneco es la magia total del sabor en Stamford.

Memorias envueltas en hoja de maxán

El mejor elogio de los tamales o los paches de Iris no es ¡qué delicia! Para Iris, lo que más le emociona es cuando llegan guatemaltecos migrantes a comprarle y le dicen: “Sus paches son iguales a los de mi abuelita! ¡Me recuerdan mi infancia! ¡Tenía años de no probar tamales así”

En cada entrega escucha historias que conmueven: familias de Quetzaltenango recordando el frío y la cocina de sus mayores; migrantes que evocan a seres queridos que ya no están. “Sumar historias es bonito”, dice Iris.

La luz de sus ojos y de sus sueños

Aunque tiene un trabajo permanente desde hace más de una década, las ollas de tamales hierven puntuales los viernes y sábados. Así ha sostenido Iris a sus hijos, que ya han crecido y a quienes añora darles un abrazo. 

“La mayor es Melissa, tenía 5 años cuando me vine y hoy tiene 22. Está por cerrar Ingeniería Industrial. Daniela tenía tres años y medio, ahora tiene 21 y está en cuarto año de Medicina. Y también ya me hizo abuelita (ríe). Y a mi hijo Marlon Iván lo dejé de un año y medio, ahora tiene 19, estudia Ingeniería Civil. Me siento orgullosa de ellos porque han salido estudiar y superarse. Mi gran sueño es poder abrazarlos un día”.

Además, también anhela poder cargar a su nieta, que nació en septiembre. “Esto de ser abuelita es un amor indescriptible”, expresa Iris, quien con todo y sus afanes personales nunca se olvida de los demás.

Junto a un guatemaltecos en Connecticut, como Esly García, han organizado ventas de comida y  actividades para apoyar a personas enfermas o repatriaciones de fallecidos. “Ayudar en momentos difíciles no tiene precio”, afirma. “Acá en Stamford, los guatemaltecos somos un pueblo… la gente es muy unida, muy empática.”

Uno de los grandes alicientes para Iris Chinchilla es que su mamá, Francisca, ha podido viajar y visitarla en Connecticut. El próximo gran sueño es poder reunirse en un gran abrazo con sus hijos. – SoyMigrante.com REVISTA
Uno de los grandes alicientes para Iris Chinchilla es que su mamá, Francisca, ha podido viajar y visitarla en Connecticut. El próximo gran sueño es poder reunirse en un gran abrazo con sus hijos.

Una madre siempre en contacto

Iris no oculta que la separación de sus hijos fue una herida profunda. “En los primeros años estuve con ayuda psicológica. Fue muy difícil.”  Pero la vida encontró su cauce en la fe: “Dejé de preguntarle a Dios por qué yo… y empecé a agradecer y a ayudar a quienes la tenían más difícil que yo” 

La tecnología ayudó. “En los primeros años me gastaba un montón en tarjetas de llamadas telefónicas y largas conversaciones. Poco a poco las redes sociales han ayudado a estar más conectados… aunque eso no quita el deseo de dar ese gran abrazo”.

Durante el Desfile de la Hispanidad en Nueva York, en octubre último, Iris Chinchilla fue invitada especial y lució un emblemático vestido que repetía el nombre Guatemala. Iris participa en nobles causas para la comunidad migrante guatemalteca e hispana. – SoyMigrante.com REVISTA
Durante el Desfile de la Hispanidad en Nueva York, en octubre último, Iris Chinchilla fue invitada especial y lució un emblemático vestido que repetía el nombre Guatemala. Iris participa en nobles causas para la comunidad migrante guatemalteca e hispana.

Un gran abrazo pendiente y que un día ocurrirá

A 17 años de su llegada, Iris tiene un sueño que no se apaga: “Regresar a mi pueblo Jalapa, reunirme y compartir con mis hijos. Ellos saben que todo el esfuerzo que  he hecho ha sido por amor.  Pero también tengo sueños en la gastronomía. Quisiera abrir un restaurante guatemalteco, tal vez en Estados Unidos o quizás en Guatemala”

Mientras tanto, Iris sigue viajando a diario a Nueva York a su empleo y en los fines de semana prepara la masa, el recado, las hojas y todos los elementos para los tamales y paches. “Ya estoy recibiendo pedidos para Navidad. Van unos 200 solicitados, pero el año pasado fueron 500. Siempre hago algunos más, para quien se antoje a último momento. Sigo adelante haciendo algo que me gusta y que encanta a mucha gente porque les trae de vuelta a Guatemala aquí en la distancia”. 

Mientras tanto, ya estan listas las ollas para los siguientes pedidos de tamales y paches por Navidad y Año Nuevo. Quien desee encargarlos a Iris Chinchilla en Stamford, Connecticut puede hacerlo a través de sus redes sociales. – SoyMigrante.com REVISTA
Mientras tanto, ya estan listas las ollas para los siguientes pedidos de tamales y paches por Navidad y Año Nuevo. Quien desee encargarlos a Iris Chinchilla en Stamford, Connecticut puede hacerlo a través de sus redes sociales.

Más sueños de guatemaltecas sin límites

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Gustavo Montenegro Director Editorial, SoyMigrante.com REVISTA
Periodista, escritor, docente universitario. Nació en Guatemala, 1971. Egresado de la Carrera de Comunicación Universidad Rafael Landívar. Ha trabajado en varios medios de comunicación, entre ellos Prensa Libre, entre 1996 y 2022. Actualmente dirige SoyMigrante.com/revista
Periodista, escritor, docente universitario. Nació en Guatemala, 1971. Egresado de la Carrera de Comunicación Universidad Rafael Landívar. Ha trabajado en varios medios de comunicación, entre ellos Prensa Libre, entre 1996 y 2022. Actualmente dirige…

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