Julio Fausto Aguilera, un poeta guatemalteco nacido en Jalapa en 1928. Destacó en certámenes y publicó varios libros. Uno de sus poemas más famosos es La patria que yo ansío. En el mes del libro y la lectura lo presentamos aquí.
El mes de abril es dedicado internacionalmente al libro y la lectura. Por ello publicamos esta serie de poemas de autores guatemaltecos.
Julio Fausto Aguilera fue un poeta guatemalteco nacido en 1928, en Jalapa. Fue integrante del grupo literario Saker-Ti, en la década 1960 y también fue fundador del grupo Nuevo Signo.
Su obra está llena de homenajes a la patria, aunque también denuncia contradicciones sociales aunque con esperanza e invitación a la acción artistica y ciudadana. Recibió reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” en 2002, el Diploma Emeritissimum de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala en 1988, y el “Quetzal de Oro” en 1984, otorgado por la Asociación de Periodistas de Guatemala, por su antología La patria es una casa, cuyo poema La patria que yo ansío presentamos a continuación.
Julio Fausto Aguilera murió en 2018, recluido en un asilo de ancianos.

La patria que yo ansío
La patria, la que sueño, es un plantío
donde triunfa el tractor, triunfa el arado
y un enjambre de brazos no se alcanza
cosechando los frutos y los granos.
Despensa para todos, bien provista:
Un granero que siempre está colmado
de trigos y maíces, orgulloso,
en invierno lo mismo que en verano.
Los colmillos del hambre no se ensañan
en esa pulpa espléndida y dorada.
La loba de enemiga, negra historia,
aquí fue condenada y enterrada.
No más acorralarte en los caminos.
como plantas endémicas cercándote
los brazos y las bocas que desmayan
pidiendo por sus vientres sin bocado.
No más delincuencial río que ulula
puñales en los hambres engendrados.
no más hermanos en el abandono.
no más honradas manos sin trabajo.
La patria que les digo, la que ansío,
-la que será, pues la defino y canto-,
por el trabajo es pan, es luz, es gozo:
no conoce al mendigo ni al parásito.
Esta patria es taller, telar; es fábrica,
laboratorio, orfebrería, andamio.
Hogar que se construye y embellece
sin un ocioso ni un privilegiado.
Tejedores, bioquímicos, poetas…
Todo el que puede hacer, está obligado.
de músculos y sienes hay tarea
con exceso: ninguno se halla holgando.
Tienen madera todos los serruchos,
Hay para todos los martillos clavo.
Para toda canción sobran oídos
y nunca faltan temas a los bardos.
Democracia opulenta: eres racimo,
gajo de azúcar, fruto sazonado.
beso de miel tu comunión de hermanos,
tu popular, tu colectivo abrazo.
La patria que persigo es la justicia
castigando con blanco, limpio brazo.
Fusil sin mancha; espada limpia, blanca;
no ejerce la venganza ni el agravio.
Rompe el cantil, sepulta su veneno
y para el ciego, para el que ignoraba,
Ella es perdón y vida: Ella es el alba
de un día sin rencor, día de hermanos.
De todos lados de la tierra vengan
con vino y con canción de todos lados,
y nosotros les demos aborigen
embriaguez de marimbas, por regalo.
Manos tendidas traigan, y se lleven
manos tendidas el avión y el barco.
Puerta es el puerto de la patria, puerta
que a ninguna bandera está cerrada.
Esta es la patria, esta es la que no existe,
la que vive en mi sueño desvelado:
La que atisbo y asedio en mis insomnios
como un puma por hambres asediado.
Esta es la patria, esta es la que me mata.
La que vida me da con estos cantos.
¡Que no sé si son cantos o son lloros,
Porque tanto la espero y tarda tanto!
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