Los zompopos de mayo son una tradición de Guatemala que va acompañada de sabor y nostalgia. Para muchos suena extraña, pero para otros es una memoria gastronómica entrañable.
Cada año, con la llegada de las primeras lluvias, aparecen en los patios y jardines los famosos zompopos de mayo, un tipo de hormiga alada que ha marcado la infancia, la tradición oral y la cocina de varias regiones de Guatemala.
Su presencia no solo anuncia el inicio del invierno, sino también despierta recuerdos de generaciones que crecieron viéndolos volar, capturándolos para jugar o preparándolos como un platillo exótico y nutritivo.
¿Qué son los zompopos de mayo?
Los zompopos de mayo, conocidos científicamente como Atta cephalotes, son una especie de hormiga voladora que sale del subsuelo durante las primeras lluvias de mayo para aparearse.
Solo aparecen durante unos pocos días al año, y su vuelo masivo se considera un fenómeno natural llamativo. Tras el apareamiento, los machos mueren y las hembras buscan un lugar donde formar nuevas colonias.
Su ciclo biológico coincide con el cambio de estación, cuando el calor del suelo y la humedad de la lluvia crean las condiciones ideales para su salida. Por eso se les ve en grandes cantidades en esta época, especialmente en zonas rurales y suburbanas del país.

Tradición y juegos: peleas de zompopos
En muchos pueblos de Guatemala, los zompopos no solo eran recolectados por curiosidad o para comer, sino también como parte de un juego infantil muy recordado: las “peleas de zompopos”. Niños y niñas solían atraparlos en frascos o botellas y luego los hacían “pelear” enfrentando a dos zompopos hembra. Se decía que algunos eran más “bravos” que otros, y entre risas e intriga se armaban pequeñas competencias en patios y aceras.
Estas peleas, aunque vistas hoy con otros ojos, formaron parte de la tradición lúdica en varias comunidades y son aún motivo de nostalgia entre adultos que crecieron en los años 80 y 90.
Del juego al plato: zompopos como manjar
Además de su papel cultural, los zompopos de mayo también tienen un lugar en la gastronomía popular. Algunas comunidades los recolectan, limpian y preparan como un manjar. Su sabor tostado, textura crujiente y alto contenido proteico los convierten en una opción nutritiva y ancestral.

Entre las formas más comunes de prepararlos están:
Rescate cultural y valor ecológico
En la actualidad, el consumo de zompopos está en declive, pero algunas familias mantienen viva la tradición. Además, algunos proyectos ecológicos y gastronómicos han comenzado a valorar estos insectos como parte de una dieta sostenible y rica en proteínas.
Por otro lado, su presencia también recuerda la conexión entre la naturaleza y la cultura. Observar el vuelo de los zompopos de mayo sigue siendo un símbolo de cambio de estación y una invitación a recordar que muchas de nuestras tradiciones vienen de la tierra misma.
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