Este deslumbrante vaso policromado del siglo 8 y proveniente del sitio Naranjo, en Petén, presenta a un gobernante en plenos movimientos de un baile ritual que le convierte por un momento en Dios del Maíz. Se conserva en el Art Institute of Chicago y te presentamos algo más de su significado.
Es uno de los más impresionantes vasos mayas porque tiene movimiento, como si se tratara de «fotografías», que tienen similitudes y diferencias para exhibir una secuencia de pasos efectuados por un gobernante durante una ceremonia que le transforma en Dios del Maíz.
Este vaso, proveniente del sitio Naranjo, en Petén, se encuentra cuidadosamente conservado en el Art Institute of Chicago. «Esta vasija del período Clásico Tardío (600-800) representa a un gobernante maya vestido como el dios del maíz en tres paneles casi idénticos. En su espalda, el gobernante lleva un enorme corsé que contiene plumas brillantes», señala la ficha de dicha institución.
Dicho ritual evoca el momento en que los cuatro grandes dioses lograron crear a los seres humanos a base de masa de maíz, el sustento de la vida.
Significado del maíz: ciclo de vida y muerte
En la cosmovisión maya, el maíz representa ese ciclo de vida, muerte y resurrección: la semilla de maíz va a la tierra, brota, produce nueva vida, más maíz que vuelve a sembrarse, en un ciclo interminable y por ende sagrado.
«Esta vasija del período Clásico Tardío (600-800) representa a un gobernante maya vestido como el dios del maíz en tres paneles casi idénticos. En su espalda, el gobernante lleva un enorme corsé que contiene plumas brillantes».
Es una danza enérgica, que se refleja en los pies del gobernante. Aparece acompañado de una persona de baja estatura. Entre los mayas, las personas con enanismo eran vistas como seres especiales con poderosas conexiones espirituales con la tierra y el inframundo.
El vaso parece representar un ritual en el cual los enanos ayudan al alma de un difundo a pasar al reino de los muertos, donde renacerá en el linaje real, así como el maíz.
El vaso del Señor Danzante parece haber sido pintado como ofrenda funeraria para una mujer noble con conexiones dinásticas en la ciudad de Naranjo, donde fue realizado por un artista que es de los pocos creadores prehispánicos que se conoce su nombre: Ah Waxam.
MIra de cerca detalles de este impresionante vaso
Aunque no se conoce el significado preciso de los gestos con las manos, su repetición frecuente y constante en el arte maya es una demostración de su importancia.
El rey está ataviado con joyas de jade (“aliento”, “espíritu”): collar de cuentas, orejeras, bandas en los brazos y las rodillas, y pulseras y tobillos con cuentas.
Su tocado está formado por plumas de quetzal iridiscentes, cuyo color azul verdoso simboliza el agua, la vida y el cielo. La presencia de otros seres o animales evoca sucesos cósmicos acontecidos en otro tiempo, pero que el gobernante convertido en Dios del Maíz puede visualizar.
Su talón elevado y los largos extremos exteriores de su taparrabos indican un movimiento vigoroso, replicando las estrellas que “bailan” en círculos alrededor de la Estrella del Norte, a veces llamada “Corazón del Cielo”.
Las personas de baja estatura eran consideradas compañeros de confianza. Se ha sugerido que representan la mazorca de maíz rechoncha que se formaba en el mismo tallo que la mazorca dominante. La línea sobre su nariz indica el habla: eran consejeros.
El conjunto del cinturón consiste en una gran concha de Spondylus (ostra espinosa) un símbolo relacionado con el inframundo que se ha visto en otras piezas. Hay tres estrellas en ella que indican la constelación de Orión, que marca las tres piedras de hogar cósmicas y el lugar de la división (nacimiento) en el caparazón de tortuga mítico de donde surgió el dios del maíz, renacido del inframundo.
Cada elemento alrededor: rostros, símbolos, plumas figuras de animales, hacen referencia a eventos cósmicos asociados con el dios después de su resurrección.