Cantautora hondureña de jazz, nacida en 1972 en Tegucigalpa y migrante a temprana edad en España, posee una voz privilegiada y un sentimiento increíble. Y si no nos crees, escúchala.
Desde los clubes de jazz en Madrid hasta escenarios de Nueva York y París, la cantante centroamericana Eva Cortés ha llevado su voz y su identidad hondureña a un género que tradicionalmente hablaba otro idioma.
Con una mezcla de elegancia, fusión y sensibilidad, Cortés se ha convertido en una de las figuras más reconocidas del jazz en español, un espacio donde lo latino, el flamenco y el soul se entrelazan con naturalidad.
Nacida en Tegucigalpa, en 1972, Eva se trasladó siendo niña a Sevilla, España, ciudad que marcaría su destino artístico. Allí creció rodeada de música y diversidad cultural, aprendiendo que las raíces también pueden viajar. La música se volvió su gran sueño. Su carrera empezó temprano: con apenas ocho años participó en el proyecto musical Cosas de niños, junto a figuras como Mocedades, Miguel Bosé, Ana Belén y Víctor Manuel.
Voz centroamericana privilegiada
Con el paso del tiempo, la joven artista fue explorando sonidos más profundos. Primero se acercó al blues y luego al jazz, influenciada por leyendas como Billie Holiday, cuya voz —ha dicho Eva— le enseñó que el alma es tan importante como la técnica. Ya en la década del 2000 se instaló en Madrid, donde comenzó a escribir sus propias canciones y a construir un estilo propio que rompía moldes: jazz con acento latino y letras en español.
Su discografía es testimonio de esa búsqueda constante. En 2006 lanzó Sola contigo, su primer álbum, bajo el sello EMI. Le siguieron trabajos como Como agua entre los dedos (2008), El mar de mi vida (2010) y Back 2 The Source (2011), donde la artista fue refinando su sello, combinando ritmos andaluces, bolero y latin jazz.
En 2012 publicó Jazz One Night with Eva Cortés in Madrid, grabado en vivo con el respaldo de Universal y Verve, dos sellos de referencia mundial. Su álbum In Bloom (2015) la llevó hasta Nueva York, epicentro del jazz, y en 2020 presentó Todas las voces, una síntesis madura de su trayectoria, con canciones que viajan entre el flamenco, la bossa nova y el folclore latinoamericano, con un toque auténtico.
La libertad de la música
Para Eva Cortés, el jazz no es solo un género, sino un lenguaje abierto. “Hoy el jazz es más cercano y más libre”, ha dicho en entrevistas. “Se nutre de lo que somos y de lo que vivimos”. Esa visión la ha llevado a explorar sin miedo, a cantar tanto en inglés como en español, incluso en francés, y a situarse entre las voces más versátiles de la escena internacional.
Aunque reside en Europa, Honduras sigue presente en su música y en su identidad. Cada regreso a su país natal se convierte en una celebración: sus conciertos en Tegucigalpa y San Pedro Sula han reunido a seguidores que ven en ella un motivo de orgullo y una prueba de que el talento centroamericano puede alcanzar escenarios globales.
Las oportunidades se cazan, afirma
Su carrera también es un ejemplo de constancia. “No se trata de esperar las oportunidades, sino de salir a cazarlas”, ha dicho Cortés, consciente de los retos que implica sostener una trayectoria independiente en un género exigente.
Con más de dos décadas de trayectoria, Eva Cortés ha logrado algo que pocos artistas latinoamericanos han conseguido: convertir su voz en un puente entre culturas. Su música es jazz, sí, pero también raíz, viaje, emoción. Es la historia de una mujer que transformó la nostalgia de la distancia en un canto universal.
Identidades musicales diversas y sin fronteras
