Ubicado a orillas del lago de Atitlán, el Cerro de Oro no solo es una formación natural de gran belleza, sino también un lugar cargado de historia, misticismo y literatura.
El Cerro de Oro, en el departamento de Sololá, Guatemala, es un cono volcánico pequeño y aislado que ha fascinado a visitantes locales y extranjeros. Su peculiar forma y entorno han sido asociados con cuentos y leyendas, incluyendo la famosa imagen de la boa que se tragó a un elefante en la obra de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito.
Situado en la costa sur del lago de Atitlán, en el municipio de Santiago Atitlán, es una de las formaciones geológicas más enigmáticas y fotogénicas del país. Aunque su altura no supera los 1,650 metros sobre el nivel del mar, su forma redondeada y prominente ha capturado la imaginación de generaciones.
¿Por qué se llama Cerro de Oro?
La montaña recibe su nombre por el color dorado que adopta su vegetación al ser iluminada por los rayos del sol durante el amanecer o el atardecer. Especialmente en la época seca, las tonalidades cálidas de la tierra y los árboles reflejan una apariencia de cerro bañado en oro, según explican pobladores locales de Santiago Atitlán.
Pero no es solo el color lo que llama la atención: el cerro se alza como una elevación solitaria frente al imponente lago, casi como una isla dormida, lo que lo hace destacar visual y simbólicamente.

El vínculo con El Principito
Una de las historias más fascinantes sobre el Cerro de Oro es su posible vínculo con el famoso libro El Principito, del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry.
Durante sus viajes como piloto, Saint-Exupéry habría sobrevolado América Central y, según versiones populares, pasó por el lago de Atitlán. Al observar el Cerro de Oro desde el aire, su forma habría evocado la silueta de una boa que se tragó a un elefante, la imagen que da inicio al icónico relato infantil.
Aunque no hay documentos oficiales que confirmen esta conexión directa, la leyenda ha cobrado fuerza entre los habitantes y guías turísticos del área, quienes señalan que la forma del cerro guarda un asombroso parecido con el dibujo del sombrero/boa del libro.

Historia y misticismo
Además de su posible inspiración literaria, el Cerro de Oro también tiene un lugar importante en la historia local. En sus faldas existen restos arqueológicos precolombinos y, según algunas fuentes, fue una zona ceremonial de pueblos mayas.
Visitas y caminatas
El Cerro de Oro es una opción ideal para quienes buscan senderismo suave, con vistas espectaculares al lago y los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro. Desde su cima, se puede observar el perfil de las montañas reflejadas en el agua, en un paisaje que parece sacado de un cuento.
Los guías locales de Santiago Atitlán ofrecen excursiones de medio día, con relatos que combinan historia, leyendas mayas y la posibilidad de “ver con los ojos del Principito”.
El Cerro de Oro es más que un accidente geográfico: es un lugar cargado de simbolismo, naturaleza y misterio. Ya sea por su color dorado al amanecer, por su historia maya o por su vínculo con la imaginación literaria, este cerro guatemalteco sigue inspirando a quienes lo visitan.
Conoce más de Guatemala, acá...
