Puede parecer un simple malestar al comer, pero la disfagia es una afección que requiere atención médica oportuna.
Tragar es un acto tan automático que pocas veces se piensa en él. Sin embargo, para muchas personas, este proceso puede convertirse en un verdadero reto. Se trata de la disfagia, un trastorno que afecta la capacidad de tragar alimentos o líquidos, y que puede presentarse en personas de todas las edades, aunque es más común en adultos mayores.
¿Qué es la disfagia?
La disfagia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de una condición médica subyacente. Consiste en la dificultad para tragar, ya sea al ingerir sólidos, líquidos o incluso saliva. Quienes la padecen pueden sentir dolor, ahogo o la sensación de que los alimentos se quedan atascados en la garganta o el pecho.
Principales síntomas
¿Qué la causa?
¿Qué hacer si se sospecha de disfagia?
Lo más importante es consultar a un médico si los síntomas persisten. El diagnóstico suele incluir estudios como videofluoroscopía, endoscopía o pruebas de motilidad esofágica. El tratamiento varía según la causa: puede ir desde terapias de rehabilitación con especialistas en deglución, hasta cambios en la dieta, medicamentos o cirugía en casos más graves.
Una condición que no debe ignorarse
La disfagia no debe tomarse a la ligera. Ignorarla puede llevar a complicaciones graves como desnutrición, deshidratación o infecciones respiratorias. Detectarla a tiempo permite mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
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