La enfermedad venosa puede afectar a migrantes cuyos padres la padecieron. El riesgo se agrava si por trabajo deben estar mucho tiempo de pie. El flebólogo guatemalteco Héctor Stricker expone claves de prevención y tratamiento.
Un padecimiento de várices depende de varios factores: herencia, ocupación laboral, ejercicio, nutrición, obesidad. Es por ello que no toda persona llega a sufrir de estas venas inflamadas. Sin embargo, el riesgo aumenta para muchos migrantes guatemaltecos debido al tipo de trabajos que desempeñan, los cuales obligan a estar mucho tiempo de pie.
El médico flebólogo (especialista en venas) Héctor René Stricker trabaja en Guatemala, pero con frecuencia atiende a pacientes migrantes que acuden en busca de tratamiento. “Cada caso es distinto y se evalúa según la historia clínica del paciente, su historial de salud familiar, sobrepeso y ocupación”, afirma.
La padecen más las mujeres
“La enfermedad venosa afecta mucho más a las mujeres, debido a que los embarazos y factores hormonales pueden tener incidencia. En los hombres este padecimiento es común en guardias, policías, panaderos, albañiles, dependientes de tienda, gente que tiene que estar parada muchas horas seguidas al día”, explica el médico guatemalteco, fundador de la Asociación Latinoamericana de Flebología y que ha impartido múltiples conferencias en Estados Unidos.
Síntomas y proceso
“La mayor afectación de la enfermedad venosa empieza por etapas: primero hay edema (hinchazón) y dolor de piernas; luego aparecen las várices, que son esas venas inflamadas que se ven a simple vista y luego hay cambios de coloracion, sobre todo en los tobillos” describe el especialista.
“Si no se trata, luego vienen síntomas de picazón y después dolor. Finalmente llega la última fase que es la úlcera venosa, cuando se abre la piel, se forma una llaga y solo se trata con cirugía”.
Imágenes reales presentadas con propósitos estrictamente educativos, para ejemplificar los grados de avance que puede tener la enfermedad venosa.
Prevención y tratamiento
El médico Stricker llama a la calma, a ponerse en manos de un especialista en caso de tener várices. Y si se menciona la palabra cirugía, no hay por qué asustarse. “La cirugía ya no se hace antes. Hace tres décadas sacabamos la vena, se hacían necesario hacer cortes. Pero en la actualidad ya no. Nos metemos con un láser finísimo adentro de la vena, la secamos y se queda dentro del cuerpo, porque el mismo cuerpo la absorbe. Le llamamos ablación térmica y la persona queda bien para recuperar su vida normal en pocos días”.
Antes de que se agrave
“Los migrantes guatemaltecos que trabajan en tantos oficios que requieren estar de pie pueden averiguar si alguno de sus padres tiene venas várices. En caso de ser así, tienen riesgo de padecerlas Si a eso se suma que trabajan en oficios como mantenimiento, limpieza, cocinas de restaurantes, meseros, el riesgo se incrementa”, explica Stricker.
Si comienzan algunos síntomas, recomienda conseguir medias de compresión.
“En Estados Unidos hay medias de compresión en centros llamados “médical stocking”. Se puede usar la medida más suave 15-20 como prevención. Es la más suave para trabajar. No son tan caras, pero pueden mejorar su vida, al menos en lo que se ponen en manos de un especialista”.
La recomendación del médico es buscar ayuda cuando empieza la inflamación y el dolor de piernas. “Puede no ser venoso sino arterial, pero eso es otro tratamiento. También hay factores nerviosos, pero eso solo un médico lo puede evaluar.
El jueves anterior a esta entrevista que ocurrió un martes, el doctor Stricker operó a una paciente migrante guatemalteca que viajó desde Florida y el lunes a una persona que llegó de Los Angeles. Finalmente recomienda tratar de cuidar la nutrición, porque el sobrepeso puede acelerar el avance de una enfermedad venosa.
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