En tres décadas de tradición, candelería San Miguel se ha consolidado como un negocio familiar que no solo ofrece productos de calidad, sino también un vínculo profundo con las tradiciones y la fe. Conoce la historia de este emprendimiento que ahora forma parte de SoyMigrante.com MERCADO.
La luz de las tradiciones familiares sigue brillando gracias a Ángela Victoria Cervantes, quien, con amor y dedicación, retomó el legado, sabiduría y dedicación de su mamá en Candelería San Miguel, un negocio que lleva más de 30 años iluminando momentos especiales en San Luis Jilotepeque.
La tienda digital Candelería San Miguel ya está abierta en SoyMigrante.com MERCADO, la comunidad en línea creada para que emprendedores y compradores guatemaltecos se encuentren: un proyecto activo, proactivo e innovador para pequeños negocios y creadores de productos elaborados a mano, detrás de los cuales siempre hay una historia. Y esta es la historia de este emprendimiento que mantiene viva la llama de la fe, la creatividad y la dedicación.
Volvió a encender la llama del emprendimiento
Teresa Felipe Damián, madre de Ángela, enseñó a sus hijos desde pequeños el arte de elaborar candelas de todos los tamaños, colores y para diversas ocasiones. Sin embargo, tras el fallecimiento de Teresa, el negocio quedó inactivo por un tiempo. Fue Ángela quien, al notar que antiguos clientes seguían buscando las candelas, decidió retomar la candelería. Es decir, encendió de nuevo la llama de Candelería San Miguel.
“Es un trabajo bonito pero cansado. Me encanta ser creativa, experimentar con colores y diseños, y ver cómo las candelas toman forma es emocionante”, comenta Ángela con una sonrisa que refleja su pasión por el oficio a pesar de haber enviudado se ha enfocado en este legado para llevar el sustento a sus dos hijos.
El proceso artesanal
Elaborar una candela es un proceso completamente artesanal que combina habilidad, paciencia y precisión. Ángela utiliza parafina como material principal, aunque para las velas aromáticas recurre a la estearina, un material más refinado.
El proceso comienza derritiendo la parafina en grandes barriles. El hilo, que servirá como mecha, se remoja en esta mezcla y, poco a poco, se sumerge repetidamente hasta que se forma el tamaño y grosor deseado. Para darle color, se añade un polvo especial a la parafina derretida. Cada lote de candelas puede tardar aproximadamente una hora en completarse, desde la preparación del material hasta el secado y acabado.
“Es un trabajo que requiere dedicación y cuidado. Aunque es laborioso, cada pieza es única y refleja nuestra esencia como familia”, explica Ángela.
Un negocio con alma de emprendedora
Ángela, quien también es maestra de profesión, recuerda con cariño cómo su mamá compartía su tiempo entre ser ama de casa y trabajar en el taller. Ahora, a ella también le toca combinar, con mucho amor, sus roles de madre, emprendedora y profesional, demostrando que la pasión puede superar cualquier desafío.
Viuda y madre de dos hijos, Ángela encuentra en ellos la motivación para seguir adelante con el legado de su madre. A pesar de las exigencias del negocio, asegura que lo hace con amor y dedicación. “Cuando aprendí, me gustó. A veces pienso en el futuro y qué pasará con el negocio, pero mientras tenga fuerzas, continuaré”.
Una de las cualidades que distingue a Candelería San Miguel es su servicio. Ángela destaca que están disponibles a cualquier hora para atender emergencias, garantizando siempre la calidad de sus productos. La tienda es conocida no solo en la comunidad, sino también en localidades vecinas, gracias a la dedicación y esmero que caracteriza a su trabajo.
A sus 47 años, Ángela Victoria Cervantes sigue iluminando vidas en San Luis Jilotepeque, Jalapa, no solo con las candelas que fabrica, sino con el ejemplo de perseverancia, amor y entrega. Su historia es un recordatorio de cómo las tradiciones familiares pueden transformarse en una fuente de inspiración y sustento para las nuevas generaciones.
En Candelería San Miguel, cada candela lleva consigo la luz de un legado que continúa brillando, gracias a la dedicación de Ángela y su compromiso por honrar la memoria de su madre