El Black Friday puede ser una excelente oportunidad para adquirir productos con descuento, siempre y cuando se aborde con responsabilidad y planificación.
El Black Friday, una de las jornadas de compras más esperadas del año, se ha convertido en un fenómeno global que marca el inicio de la temporada navideña.
Con descuentos significativos y promociones en diversas categorías, esta fecha atrae a millones de consumidores en busca de ofertas. Sin embargo, también representa un desafío para quienes desean evitar gastos innecesarios o endeudarse.
El origen del Black Friday
El término “Black Friday” se popularizó en Filadelfia, Estados Unidos, durante la década de 1960. En ese entonces, la policía utilizaba la expresión para describir el caos que ocurría en las calles el día después de Acción de Gracias, cuando las multitudes acudían a las tiendas para aprovechar las primeras promociones navideñas.
Más tarde, el término adquirió una connotación económica positiva: los negocios pasaban de números “rojos” (pérdidas) a números “negros” (ganancias) gracias a las ventas masivas.
Con el tiempo, el Black Friday trascendió fronteras y se consolidó como una tradición en países de América Latina, Europa y Asia, adaptándose a diferentes culturas y mercados.
En la era digital, las compras en línea han amplificado su alcance, con eventos como el Cyber Monday, dedicado exclusivamente a las ofertas en internet.
Qué tomar en cuenta al participar en el Black Friday
No caer en el exceso
La emoción del Black Friday puede llevar a muchos a gastar más de lo necesario. Esto no solo afecta las finanzas personales, sino que puede generar estrés al enfrentar deudas innecesarias. Una estrategia para evitarlo es recordar que muchas ofertas son recurrentes durante el año, como en enero o en eventos especiales como el Prime Day.
Además, considera apoyar a pequeños negocios locales que también suelen ofrecer promociones durante esta temporada, contribuyendo a fortalecer la economía de tu comunidad.