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Así logró seguir tejiendo en New Jersey el migrante Armando Sosa originario de Salcajá

El tejedor Armando Sosa, de Salcajá, fue el primer migrante en recibir un reconocimiento a las artes otorgado por el Estado de New Jersey. Como migrante tuvo varios trabajos, hasta que un día decidió construir su telar, de memoria.

“Tuve la suerte de nacer casi a la par de un telar”, recuerda Armando Sosa. Nació en 1953 en Salcajá, Quetzaltenango,  municipio que en aquellos allos “prácticamente vivía de los tejidos. Digamos que un 90 % de la población hacía su vida con lo que vendía de los tejidos”.  A la fecha sigue habiendo talleres.

Su padre, Pedro Margarito de León, era tejedor artesanal. Armando, desde pequeño, lo ayudaba con tareas sencillas pero formativas: “Hacía los conitos para que él los usara en las lanzaderas. Y desde ese entonces viendo y ayudando, aprendí a tejer.” 

Y fue aquel aprendizaje de infancia la raíz de lo que hoy hace en New Jersey, a donde llegó hace más de 30 años. Armando trabaja en un taller de enmarcado, pero dos veces a la semana se dedica a tejer, en un telar que él mismo construyó, de memoria y en donde elabora piezas por encargo, las cuales fusionan elementos tradicionales y también modernos. “El telar es mi lienzo”, expresa Armando con satisfacción y agradecimiento a SoyMigrante.com por contar su historia. Y esta es.

Artesano fabricando tapices en taller de tejidos tradicionales con telar manual para mantener viva la cultura textil. – SoyMigrante.com REVISTA
Hombre en taller de tejidos artesanales creando tapices y tejidos a mano en un espacio dedicado a la cultura y tradición textil.

Su mamá falleció cuando él tenía 9 años

La infancia de Armando tuvo un golpe temprano. “Yo tenía nueve años de edad cuando mi mamá murió. Ella tenía apenas 35 años. Y la vida se hizo cuesta arriba”, cuenta. Ella se llamaba Orfania Sosa y su ausencia fue un duro golpe. El trabajo textil era de todo el día y ya no fue posible que Armando estudiara.

A los 17 años dejó su natal Salcajá. Las razones fueron tanto económicas como personales: “Desafortunadamente no había tenido casi nada de escuela. Apenas tenía el segundo año. Mi papá tomaba demasiado. Y un día le advertí que si seguía así, yo me iría de la casa. Siguió así y por eso agarré una bolsa con un par de camisas y en una camioneta me fui para la capital. Era una madrugada fría, de neblina”

En la ciudad de Guatemala Armando trabajó en panadería. Le tocaba repartir los canastos de pan, mañana y tarde. Se inscribió en la escuela nocturna. “Encontré en un anuncio de periódico que buscaban tejedores. Era un taller en la zona 1. Allí me encontré con dos trabajadores que resultaron ser mis tíos: primos de mi mamá. En ese taller se elaboraban servilletas, que se vendían a los turistas”. Era el año 1970.

Viajó varias veces a Estados Unidos

Un día llegaron al taller unos representantes de una organizaicón que fomentaba el comercio Guatemala-Estados Unidos, para invitar a exponer y vender los textiles del taller en una feria de artesanías en Texas. “Mi primo y yo fuimos los afortunados. El dueño del taller nos dijo: ustedes van. Nos tramitaron visas y viajamos a Texas. Todo se vendió”, cuenta. Después siguieron más viajes a San Diego y Washington, siempre exhibiendo tejidos.

Sin embargo, Armando cambió de trabajo. Estuvo en una fábrica de muebles, experiencia que le dejó un aprendizaje especial. “Eran los muebles Chumen. Allí había unos maestros carpinteros que hacían unos trabajos lindísimos. Y yo aprendí con ellos”.

En 1993, tomó una decisión radical. “Viajé tal vez como unas diez veces a Estados Unidos. Pero en aquel año la situación económica era tan crítica, que decidí migrar para buscar trabajo”. Llegó a New Jersey. Allí empezó lavando platos y limpiando pisos. Pero nunca dejó de soñar con volver a tejer, aunque parecía algo imposible: “Yo tenía la idea de que algún día podía armar un telar y hacer cosas que siempre las tenía dando vueltas en la mente”.

En idas y venidas al trabajo miraba en una ferretería las reglas de madera que vendían “Era casi como ver el telar desarmado. Y por fin un día me decidí. Conseguí el lugar para tenerlo, empecé a recordarme de cada pieza y a construirlo. De memoria.  Para ese trabajo me ayudó mucho la experiencia que tuve en la fábrica de muebles. 

Documental 2016 cuando le entregaron el primer premio como artista folklórico de New Jersey

Construyó el sueño de su propio telar en Estados Unidos

Y así, a miles de kilómetros de su natal Salcajá, Armando Sosa logró erigir un telar similar al del taller de su padre, de donde partió hace más de 50 años, pero que nunca olvidó. “Lo terminé en casi seis meses, durante mis tiempos libres.  Lo que más me costó fue hacer las aviaduras, que es donde se pasan los hilos para formar el tejido”. Pero desde entonces, su taller ha sido un espacio de creación y de orgullo.

Empezó a tejer integrando algunos elementos y figuras tradicionales de Salcajá, pero a la vez añadiendo nuevos elementos de su vida, temáticas creativas. Y muy pronto su arte llamó la atención de artistas locales. En 2016, el Departamento de Bellas Artes del Estado de Nueva Jersey instituyó y le otorgó el primer reconocimiento “artista folclórico del Estado”.

También ha expuesto expuso piezas en una iglesia presbiteriana de Princeton y dio clases de tejido en el Departamento de Bellas Artes. Hoy, a sus más de 70 años, Armando Sosa divide su tiempo entre dos oficios: el arte textil y la elaboración de marcos. Sí, la habilidad de carpintería aprendida de los muebles en Guatemala, le posibilitó desempeñar este trabajo.

Tejedora artesanal trabajando en telar tradicional en un taller cultural. – SoyMigrante.com REVISTA
Mujer tejiendo en telar en un espacio acogedor, promoviendo el arte y la cultura textil en comunidad.

Lienzo de hilos y sueños

“Este telar mío yo lo veo también como un marco, como un lienzo donde puedo hacer una pintura. A veces hasta se me salen las lágrimas al ver los resultados, cuando alguien lo adquiere o lo encarga. Me sorprendo porque dijo: yo hice esto, con estas manos”.

Su gran sueño es volver a Guatemala con libertad: “Mi gran sueño es alguna vez tener mi estatus legal para poder ir y regresar… especialmente para la Semana Santa. Ir a visitar a algunos familiares que aún me quedan… e incluso traer trabajos de allá para exponer aquí”

Armando Sosa ha tejido con hilos y con vida. De las manos que “acarrearon pan, elaboraron muebles y cargaron telares”, sigue naciendo un arte único e irrepetible, que sale del alma, la memoria y la imaginación.

Más talento guatemalteco en New Jersey

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Gustavo Montenegro Director Editorial, SoyMigrante.com REVISTA
Periodista, escritor, docente universitario. Nació en Guatemala, 1971. Egresado de la Carrera de Comunicación Universidad Rafael Landívar. Ha trabajado en varios medios de comunicación, entre ellos Prensa Libre, entre 1996 y 2022. Actualmente dirige SoyMigrante.com/revista
Periodista, escritor, docente universitario. Nació en Guatemala, 1971. Egresado de la Carrera de Comunicación Universidad Rafael Landívar. Ha trabajado en varios medios de comunicación, entre ellos Prensa Libre, entre 1996 y 2022. Actualmente dirige…

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