Los tamales de viaje, blancos o grandes son siempre una opción popular para quienes buscan un platillo fácil de llevar en excursiones, caminatas o largos trayectos en autobús. También ayudan durante la sobria dieta cuaresmal
Los tamales de viaje son una variante especial de los tradicionales tamales guatemaltecos, diseñados para ser transportados y consumidos fácilmente sin necesidad de platos o cubiertos.
Su nombre proviene precisamente de esta característica, ya que están pensados para ser llevados a cualquier lugar, convirtiéndose en una opción práctica y deliciosa para quienes necesitan un alimento portátil y sustancioso.
¿Qué son los tamales de viaje?
A diferencia de los tamales rojos o negros, los tamales de viaje son más pequeños, compactos y con menos recado (salsa), lo que evita derrames durante el transporte.
Se envuelven en hojas de tusa (hojas secas de maíz) en lugar de las tradicionales hojas de plátano, lo que les da una textura más firme y seca.
Su masa está hecha a base de maíz, combinada con manteca y un toque de sal para realzar su sabor.
El relleno varía, pero comúnmente incluye carne de cerdo o pollo con un recado ligero a base de tomate, aunque hay versiones más sencillas que solo llevan masa.

¿Cómo se preparan?

Un nombre curioso con historia
El nombre “tamales de viaje” proviene de su practicidad. Tradicionalmente, se preparaban para jornaleros, vendedores ambulantes y viajeros que necesitaban un alimento fácil de transportar sin complicaciones.
Su consistencia seca y firme permite que se conserven bien durante varias horas sin necesidad de refrigeración.
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