Para los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos, honrar las tradiciones de su país es una forma de mantenerse conectados con sus raíces.
Para los guatemaltecos migrantes en Estados Unidos, mantener vivas sus tradiciones no es solo un acto cultural, sino una manera de resistir la asimilación total y de recordar de dónde vienen. A pesar de las dificultades que implica la vida en un país extranjero, muchas familias guatemaltecas encuentran formas creativas de celebrar sus costumbres, adaptándolas al contexto estadounidense sin perder su esencia.
Las celebraciones familiares como pilares
En muchas familias guatemaltecas, las fiestas y las reuniones familiares son momentos clave para honrar sus raíces. Aunque las distancias, los trabajos y la rutina diaria en Estados Unidos complican la vida social, los guatemaltecos se organizan para celebrar sus días festivos más importantes, como el Día de la Independencia, el Día de Todos los Santos y, por supuesto, la Semana Santa.
“Mi familia siempre se reúne para hacer tamales en Navidad, igual que lo hacíamos en Guatemala. Es una manera de recordar nuestra tierra y mantener a nuestros hijos conectados con su cultura”, cuenta María López, residente en Chicago. En estas reuniones, no solo se comparte la comida, sino también las historias y las tradiciones que se pasan de generación en generación.
Procesiones en nuevos espacios
Una de las tradiciones más importantes para los guatemaltecos es la celebración de la Semana Santa. En Guatemala, las calles se llenan de procesiones y alfombras de aserrín. En Estados Unidos, aunque no es posible replicar la magnitud de estas celebraciones, muchas comunidades migrantes organizan sus propias procesiones en ciudades con alta concentración de guatemaltecos, como Los Ángeles y Nueva York.
Estas actividades son una forma poderosa de reafirmar la identidad guatemalteca y mostrar al resto del mundo la riqueza de su cultura. “Es difícil estar lejos de Guatemala durante la Semana Santa, pero aquí nos organizamos para hacer nuestras propias procesiones, aunque sea a pequeña escala”, explica José Martínez, quien vive en Los Ángeles.
La comida como vehículo cultural
Otro aspecto esencial para mantener vivas las tradiciones es la cocina. Platillos tradicionales como el fiambre, el pepián o los chuchitos no solo son una manera de recordar los sabores de casa, sino también de enseñar a las nuevas generaciones sobre sus raíces. “A mis hijos les encanta el fiambre, y cada Día de Todos los Santos nos juntamos con otros guatemaltecos para prepararlo. Así les enseñamos de dónde vienen”, comenta Rosa Melgar, migrante en Houston.
Además, en mercados locales o en pequeños negocios guatemaltecos que surgen en las principales ciudades de Estados Unidos, es posible encontrar ingredientes y productos típicos de Guatemala. Esto facilita la continuidad de las costumbres culinarias que tanto unen a las familias.
Las nuevas generaciones: entre dos culturas
Honrar las tradiciones guatemaltecas en Estados Unidos también es un reto para las nuevas generaciones, que a menudo crecen entre dos culturas. Los hijos de migrantes guatemaltecos enfrentan el desafío de integrarse en la sociedad estadounidense sin perder el vínculo con su herencia. La participación en actividades culturales, las festividades y la enseñanza del idioma son esenciales para que los jóvenes comprendan su identidad bicultural.
“Es importante que mis hijos conozcan y celebren nuestras costumbres, aunque crezcan aquí. Quiero que se sientan orgullosos de ser guatemaltecos”, afirma Julio Castro, un migrante que vive en Nueva Jersey y que ha inculcado en sus hijos el valor de participar en las celebraciones tradicionales de su comunidad.
A través de celebraciones familiares, procesiones religiosas, y la cocina, estas costumbres siguen vivas, brindando un sentido de comunidad y pertenencia. Aunque la distancia física los separa de su país natal, su compromiso con las tradiciones guatemaltecas sigue siendo un lazo inquebrantable que atraviesa fronteras y generaciones.