La presencia de los volcanes de Agua y Fuego marca el paisaje guatemalteco de manera única e impresionante. Los nombres de dos elementos opuestos lo dice todo y el reciente incendio contrapuso significados.
Volcán de Agua
Desde las referencias prehispánicas tenían hombres opuestos en antiguo mayak kaqchikel: Hun Ajpú, el de “Agua” y Chi Kaak, el de Fuego.
El volcán de Agua es elemento imprescindible, icónico e infaltable del paisaje antigüeño. Historicamente, se recuerda el alud que destruyó la segunda capital de Guatemala, en Santiago de Almolonga, la madrugada del 11 de septiembre de 1541. El franciscano fray Alonso Ponce relataba: “A este río vino a dar el agua de la laguna del volcán que reventó y por allí fue a parar al Mar del Sur…”.
Por su parte, el historiador Francisco Vázquez en su obra se refiere al actual volcán de Agua y a la correntada que bajó de sus faldas, proporcionando su nombre antiguo y etimología: “Con que en otro tiempo anegó la ciudad el volcán llamado de los naturales Hunahpú.
En febrero de 2024 se registra un incendio forestal en las faldas del volcán que ha cubierto de humo los alrededores de la ciudad colonial, Antigua Guatemala, localizada en el Valle de Panchoy.
Altura del Volcán de Agua: 3 mi 760 metros.
Imagen familiar pero no fácil de escalar
Por su cercanía a la ciudad colonial suele asumirse que es fácil escalar este cono, pero los montañistas expertos lo consideran de categoría de mediana dificultad: es decir, no apto para principiantes y mucho menos para quienes nunca han subido un volcán.
“En todo caso se necesita siempre de un guía local o de un escalador que conozca la zona pues hay personas y grupos que a veces se extravían”, explica Luis Galindo, guía de montañas.
Indómito coloso de ceniza y fuego
El volcán de Fuego ha tenido múltiples períodos de actividad a lo largo de los siglos. Es por eso que su figura ha cambiado muchas veces. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología, Insivumeh, hacia 1932 tenía una figura aguda, que se derrumbó al impulso de la emisión de gases, lava y cenizas, calculándose que su altura observada y medida después de esta erupción, descendió cerca de 80 metros.
De hecho, entonces se formó un enorme cauce de varios kilómetros de extensión y visible desde lejos. A esta formación se le conoce como Barranca Honda, a la cual han llegado y permanecido en estado ardiente, por mucho tiempo, las lavas del volcán.
Riesgo constante
Su más fuerte y mortífera erupción ocurrió el 3 de junio de 2018, cuando una fuerte nube piroclástica y un flujo de lava incandescente sepultó la aldea San Miguel Los Lotes. No obstante, desde entonces se mantienen explosiones de moderadas a fuertes, por lo cual las visitas turísticas son periódicamente restringidas para resguardar la seguridad de los montañistas.
“Es usual verlo desde la llamada “horqueta”, un relleno natural entre el volcán de Acatenango, inactivo y el de Fuego, pero siempre hay que tener todas las precauciones y la ayuda de un guía experto”, agrega Galindo.
Altura del volcán de Fuego: 3 mil 768 metros.