Sandy Castillo nació en Huehuetenango, Guatemala. Es comunicadora de profesión, pero dificultades de la vida la llevaron a encontrar la esencia como mujer, madre y emprendedora migrante-.
Un camino incierto
El sueño de Sandy era formar un hogar. Estaba en busca de su estabilidad y mejores condiciones para su bebé que venía en camino. Junto a su esposo decidieron migrar a Estados Unidos. “La idea era construir algo para nuestros hijos”.
Viajaron juntos pero ella fue capturada y deportada. Insistió y volvió a efectuar el viaje por tierra. Con mucho miedo Sandy emprendió el camino con seis meses de gestación. “Esta travesía fue una odisea. Conocí la realidad de todos los migrantes que viajan a Estados Unidos, entendí por qué muchos mueren en el camino, tienen un pie en Estados Unidos y uno en el cementerio”, explica.
Sandy vivió una experiencia de angustia, miedo y soledad donde conoció la fuerza y la determinación. “Siento que no debí exponer mi vida ni la de mi bebe. Las condiciones fueron inhumanas”. Recuerda las temeridades que hacían los coyotes como atravesar a la gente en temperaturas sofocantes o conducir a altas velocidades, con riesgo de graves accidentes..
“Tenía que subir el muro y lograr bajar como bombero, arrastrarme bajo púas de alambre y luego me tiré a un canal de agua con una fuerte corriente”. En este cruce Sandy perdió las fuerzas y el miedo la consumió, casi se ahogó en el lugar. “Gracias a Dios me ayudaron a salir, pero migración me detuvo otra vez”.
El sueño y la realidad
Tras su llegada a Estados Unidos, Sandy se reunió de nuevo con su esposo. Se radicó en New Jersey. Sin embargo, no duró mucho el sueño inicial. Para empezar tuvo que dejar de lado sus aspiraciones como comunicadora y periodista. Dedicó su energía a su hogar, sin embargo, su matrimonio tomó un giro inesperado. “Tuve un proceso difícil con mi esposo, sufrí violencia. Sestuve tres años casada”.
0Sandy cayó endepresión y desesperación por encontrar una oportunidad en un país que no era el suyo, las ansias por regresar era inevitable, pero el amor a sus hijos encontró una esperanza.
¿Cómo nace el emprendimiento?
Sandy no sabía cocinar ni hacer manualidades. Exploró qué habilidad tenía. Las ventas, sí, aquello que ya hacía en Guatemala. Vendía tostadas con su mamá desde pequeña, entonces aplicó a distintas compañías de productos de belleza y se topó con una marca que le ha permitió generar ingresos. Vende desde su residencia y también en Guatemala a través de redes sociales.
“El emprendimiento ha sido positivo, me ha permitido compartir con personas maravillosas, el camino de la hermandad entre mujeres” el método de Sandy ha sido la demostración del producto, expresa en cada en vivo su experiencia y aprovecha para motivar y aconsejar sobre el valor y amor propio.
Por amor al prójimo
La experiencia de Sandy como comunicadora en su país identificó las necesidades de distintos sectores. Fue voluntaria en varias organizaciones y efectuó aportes personales. “Cuando era chiquita, fui a la tienda y encontré en un arroyo a una mujer con su bebé, cuando veo la escena sentía algo en el corazón y tuve la necesidad de hacer algo”, relata.
Ante la humanidad y los valores que le fueron inculcados desde pequeña Sandy ha sido un ente de cambio a través de la coordinación y apoyo para niños, niñas y personas que están pasando por una situación difícil.
El apoyo que brinda Sandy se enfoca en la recaudación de fondos económicos para paliar las necesidades de algún padecimiento que los padres o las personas no puedan cubrir, además de buscar algún tipo de donación.
A través de redes sociales busca manera de ayudar a niños y niñas, sean hijos de migrantes o residentes en Guatemala. Se verifica todo caso para evitar estafas. “A mí me llena ayudar a las personas. No necesitas ser famosa para ser un agente de cambio”
Sueña en grande
“No tengan miedo, sigan adelante, creo que lo más importante es cultivar nuestro amor propio y desencadenar todas las cosas bonitas para nuestra vida, para la vida de las demás personas y para la vida de quienes nos rodean. Si están acá en los Estados Unidos tanto hombres como mujeres, les invitó a buscar a Dios porque sinceramente siento que si no tenemos en nuestra brújula a nuestro ser creador estamos básicamente perdidos”