El amor llegó a su vida en Los Angeles y la llevó a Nueva York. La migrante y comunicadora Silvia Obregón de Booth se convirtió en emprendedora. Abrió una tienda de joyería y cosméticos en Queens, Nueva York donde genera oportunidades para mujeres hispanas.
El amor existe y renueva todo
Silvia Leonora Obregón desarrolló una exitosa carrera como comunicadora social en Guatemala. Fue relacionista pública del Centro Cultural de la Universidad de San Carlos. En 2013 se organizó en Los Angeles, California, una presentación especial de la Huelga de Dolores, con la participación de varios Reyes Feos. Le llamaron La Huelga Mojada, en referencia a los migrantes. Fue un éxito total y allí conoció a Luis Booth, guatemalteco, migrante, empresario y amigo de uno de los organizadores.
Pero dejaremos que, ahora, Silvia Obregón de Booth cuente la historia de amor, cambio, superación y nuevas metas.
En las alas de un sueño
«»Respeto y admiro los esfuerzos de tantos migrantes que llegan a Estados Unidos en busca de oportunidades. En mi caso, debo decirlo, yo dejé todo por amor. Siempre fui súper desdichada en el amor. Pero cuando encontré a Luis, dije: este hombre sí que vale la pena. dejar todo por él. Nunca había pensado en cerrar todo, regalar, vender, tirar, renunciar, cambiar, para empezar de nuevo en otro país. Para empezar ya no estaba mi madre que era quien me hacía volver», cuenta Silvia con la certeza del tiempo.
«En 2013 se quería revalorar la Huelga de Dolores y se hizo una actividad en Los Angeles. La Dirección de Extensión Universitaria USAC me designó para que fuera conductora del evento. Luis Booth andaba de vacaciones y era amigo de uno de los promotores. Llegó. Nos conocimos y quedamos como amigos».
El éxito de aquel evento hizo que se repitiera en 2014. Silvia le avisó a Luis, quien cambió planes para asistir. «Allí surgió la magia, nos enamoramos y después nos casamos». Silvia se fue a vivir a Nueva York, donde Luis, también guatemalteco, tiene sus proyectos.
El amor lo hizo posible, pero no fue fácil
«Acababa de llegar y ya extrañaba a todo y a todos en Guatemala. A mis amigas. Si no hubiera sido gracias a Luis, yo me hubiera regresado al tercer mes. Una vez en Broadway me compró un llavero que decía Drama Queen, porque soy una reina del drama».
«Nunca imaginé que migrar fuera algo tan duro. Es dar un paso al exilio por decisión propia. Mi papá fue exiliado político y fue cuanto entendí cuánto duele Guatemala desde fuera».
A los pocos meses, Silvia se encontraba deprimida, sin amigos, sin propósito. «Me mantenía en pijama todo el día. Cuando iba a las tiendas me comproaba más pijamas. No me quería bañar, no quería comer, me la pasaba durmiendo. No podía seguir así. Hasta que un día, pasamos en una calle donde había un rótulo de Avon. Mi mamá siempre me enseñó que uno debe cuidarse los pies y usaba productos de esa marca. Entré y me atendió una señora que se parecía tanto a mi mamá. Era colombiana, muy amable. Y a partir de entonces regresaba seguido a comprar algo pero más para platicar con ella»
Una amistad que aún continúa
Silvia y Estela se hicieron amigas. En una ocasión Silvia se quedó a cargo de la tienda por una semana, porque su amiga iba a recibir un premio de ventas. «Al volver ella se quejaron varias clientas. Le dijeron: esa mujer que dejaste, yo venía por un perfume y me vendió no sé cuantas cosas más. Entonces mi amiga me dijo: tú tienes talento para las ventas. Así que me volví consultora de Avon y andaba y ando con el libro de productos a todas partes».
Allí empezó una nueva transformación para Silvia: fortaleció su inglés con clases, empezó a trazarse metas de ventas y también pudo ver que podía abrir oportunidades para mas mujeres.
«A traves deñas ventas yo mostraba aromas, productos, pero sobre todo descubrir talento. La parte social de estas ventas era ayudar a mujeres migrantes como yo, a ser líderes de ventas y tengo muchas historias de hispanas que han salido adelante. Una que me conmueve es de una representante que una vez me llevó flores y me dijo: Usted me salvó la vida. Yo me estaba muriendo, me tenían que hacer un transplante de riñón. Y por la depresión no comía, estaba con bajo peso, pero cuando ud me habló para que vendiera, lo intenté, me llené de ánimo, ví que podía ser útil y que tenía metas para vivir».
Su propia tienda
En 2019, Silvia decidió emprender un negocio de joyería y también venta de cosméticos. Se llama Colibrí Beauty Varietis, en Queens, Nueva York. Por decisiones corporativasb la marca Avon ya no tiene tiendas propias, así que era otro más de mis productos. Recién había abierto la tienda cuando llegó la pandemia. Pasó cuatro meses cerrada y pagando renta. Pero gracias a Dios resistimos y aquí estamos, yendo para adelante».
De cuando en cuando, Silvia Leonora Obregón de Booth regresa a Guatemala en las vacaciones, acompañada de Luis. Siguen juntos un camino que comenzó aquel 2013 con una Huelga de Dolores migrante.
Ubicación de la tienda Colibrí, de la migrante y emprendedora guatemalteca Silvia Obregón de Booth.
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