El afán de impulsar una avicultura sostenible y de encajar ciencia moderna con la sabiduría indígena ancestral hacen del migrante guatemalteco Reginaldo Marroquín Salvatierra líder de una poderosa transformación productiva en Estados Unidos.
Reginaldo lleva su misión de vida desde su apellido materno: Marroquín Salvatierra. Llegó a Estados Unidos en agosto de 1992. No fue tanto por razones políticas o económicas. «Mi razón para migrar se llama Emi», es decir su esposa. Regi, como le dicen sus amigos, es agrónomo egresado de la Escuela Nacional Central de Agricultura de Guatemala (ENCA).
«Yo no tenía interés en viajar a los Estados Unidos mucho menos ir a vivir allá, pero me enamoré, encontré a mi esposa, ella es estadounidense. Nos casamos aquí en Chimaltenango, pero nos trasladamos a vivir a Minnessotta».
En el camino, Reginaldo desarrolló un sistema de crianza de gallinas ambientalmente sostenible y económicamente ventajoso que le ha ganado apoyo de autoridades del Estado de Minesotta, departamento de Agricultura de EE.UU. y de granjeros locales. El modelo Tree Range Chicken ya es una marca reconocida, gana fuerza en la industria y contribuye con el medio ambiente. Esta es la historia.
Reginaldo Marroquín Salvatierra es originario de una aldea llamada Puente de Plátanos, que ya no existe. «Una vez fui a buscarla pero ya no hay nada. Solo el río Los Plátanos pasa por allí». Se conoció con su esposa Emi Hasslet haciendo voluntariado. «En un orfanato en Santa Apolonia, Chimaltenango. Los dos éramos voluntarios. Yo estudiaba en la U. de San Carlos y ella había terminado su carrera allá. Allí nos encontramos. Yo soy originario de Sanarate, El Progreso».
¿Y qué hacía un sanarateco en Chimaltenango?
Tras salir de la ENCA, Reginaldo quería estudiar Agronomía. Su hermana es monja franciscana. «En ese entonces ellas daban atención a los niños huérfanos víctimas de la violencia del conflicto armado», relata.
«Es una misión de familia hacer algo productivo, significativo, tener propósito y todo ese voluntariado me dio mucho propósito. No me pagaban nada, pero me daban donde vivir y podía ir a estudiar». Así llegó el amor. Pero a Emi le surgió la oportunidad de estudiar con una beca en Minnesota. Viajó y a los meses la alcanzó Regi, quien intentó retomar los estudios de Agronomía, pero no le gustó para nada.
«Me sentí como un pato en el mar», cuenta con humor. ¿Cómo así? «Si pones un pato en el mar no tiene idea en qué dirección nadar o volar o qué cazar. Yo era ese pato. Sabía nadar pero no sabía a donde ir. Era agrónomo pero de nada me servía».
Recuperar el rumbo hacia el gran sueño
En esos momentos de crisis, que pueden ser normales, pero con peligro de malas decisiones, Regi aconseja calmarse, tomar distancia del problema y de la angustia. Sí empezó a estudiar Agronomía «pero a los 6 meses estaba decepcionado de la forma en que la enseñan los gringos. Yo no tenía interés en la agricultura con químicos. Yo tenía ya entrenamiento en Guatemala para montar una finca agrícola orgánica y los gringos no me iban a enseñar eso».
Una vez superada la crisis, tomó rumbo: «Me cambié a Administración de Empresas y Comunicacción porque eso sí lo tienen los gringos muy claro y lo enseñan muy bien. Necesitaba aprenderlo para saber manejar el proyecto que tenía en mente».
Reginaldo tenía claro lo que quería: una granja de agricultura regenerativa y específicamente, de avicultura regenerativa. consiguió anuarios de producción agropecuaria y los estudió. «Estudiar aquello era aburrido pero necesario: listas y listas y listas de agricultura por estado, estadísticas. Necesitaba información para saber quién manda en el sistema agrario para impulsar toma de decisiones y transformación. Esa fue la base para plantear el modelo Tree Range Chicken.
«Empecé a trabaja con el Instituto de Agricultura y Políticas Agrícolas. Estando allí fundé una empresa que se llama el Café de la Paz, de comercio justo». Posteriormente fundó Tree Range Chicken, compañía de la cual es CEO.
Tree Range Chicken: producción y generación
En inglés Tree Range Chicken eso quiere decir: Pollos alrededor de un árbol.
«Esa es nuestra marca: nuestra ciencia, tecnología y metodología se estructura sobre la idea de gallinas criadas bajo árboles, sin jaulas, sin químicos, sin hormonas. Comenzamos a transformar la industria avícola al retornar a los animales a sus ambientes naturales. Crecen más, son más productivos y más nutritivos» cuenta Reginaldo.
«El ser humano destruye cuando manipula y trata de controlar procesos biofísicos y químicos. Vea la crisis climática, la contaminacio´n del agua y del aire. Estamos retornando a la sabiduría de los pueblos indígenas que funcionó por miles de años. Lo sistematizamos, le damos seguimiento científico para que crezca. Nuestra meta es generar el 5% de la carne de pollo y huevos que consume EE.UU.».
«El ahorro de energía, el uso del excremento como fertilizante y la alimentación natural de las gallinas genera un producto más sano y sostenible. Además se necesita sembrar árboles para proteger a las gallinas. Optimizamos el proceso fotosintético: optimiza las condiciones para el pollo y el pollo le optimiza el suelo. Es el ciclo de vida del planeta».
Reginaldo explica su concepto Tree Range Chicken. Puedes activar los subtítulos y seleccionar el idioma español
Sabiduría indígena aliada de la ciencia moderna
Las buenas prácticas de Reginaldo ganan espacio. Participa en seminarios de agricultura y avicultura sostenible. Autoridades de Minnessota ven cada vez más las ventajas de esta forma limpia de producción.
«Estamos optimizando procesos de producción. Ya no los vemos de forma lineal, sino cíclica». En 2006 Reginaldo estableció su primera granja laboratorio. «Era pequeña, apenas una hectárea, pero fue nuestro prototipo, para la siembra de árboles y aves».
El tiempo le ha ganado credibilidad. «Quince años después, los científicos están sacando toda la evidencia de que esto es absolutamente suferior a cualquier otra forma de ingeniería agrícola», cuenta.
Reginaldo no se olvida del lugar donde nació y en Chjimaltenango está impulsando el modelo de gallinas a la sombra del árbol, que se parece a la crianza tradicional, pero con el componente de seguimiento científico para optimizar los recursos. «Este es un encuentro entre la sabiduría científica, tecnológica y la sabiduría del conocimiento indígena ancestral. Es la única forma de salvar al planeta en que vivimos».
Plasmó su visión en un relato
Además de científico y apasionado por la naturaleza, Reginaldo escribe y fue por ello que publicó la novela A la sombra del duende verde, en la cual refiere sus experiencias en el campo y la crianza de gallinas.
«Desde niño tuve mucha curiosidad por conocer el origen de las cosas. Viví en Petén y ese tiempo fue una bendición porque me puso en contacto con el ecosistema del cual el ser humano solo es una parte».