Era hijo de Vucub Caquix y hermano de Cabrakán. Zipacná era un poderoso gigante que podía mover montañas y también se le asocia con temblores. Así fue derrotado. Este artículo incluye fragmentos originales del Libro Sagrado de los Mayas, el Popol Vuh.
En la cosmogonía maya del Popol Vuh (cuya escritura se recomienda Popol Wuj), libro sagrado del pueblo k’iche’, sobresale la figura de Zipacná, un ser poderoso, colérico y orgulloso. Hijo de Vucub-Caquix (que significa Siete Guacamayos) y hermano de Cabrakán, gigante de los terremotos, el gran Zipacná es presentado como un ser colosal, dotado de una fuerza sobrenatural capaz de mover montañas, troncos, rocas grandes.
Según el Popol Vuh, Zipacná se dedicaba a ayudar a los hombres en la construcción de casas y templos, pero no por generosidad, sino por vanidad. Cada obra que hacía le volvía más orgulloso. Así lo describe el libro sagrado e incluimos algunos fragmentos textuales para mayor riqueza cultural.

Los 400 muchachos, con texto del Popol Vuh
El gigante y orgulloso Zipacná se encontró 400 muchachos, quienes querían edificar una casa ceremonial y para eso intentaban transportar un gran tronco, pero les costaba mucho.
“Dijo Zipacná, “lo llevaré yo”. “¿Y a dónde ha de ir, de qué sirve, o para qué lo habéis cortado?”. “Para viga madre de nuestra casa, respondieron ellos”. “Está bien”, dijo
Zipacná, y tirando de él, lo cargó y lo llevó hasta la puerta de la casa de los cuatrocientos muchachos. Entonces ellos le dijeron: “Quédate con nosotros, ¿tienes madre o padre?”. “No tengo”, respondió Zipacná.”
Pero su gran fuerza despertó sospecha y desconfianza entre los jóvenes, que planearon deshacerse de él. Cavaron una fosa profunda y la disfrazaron como si fuera el lugar donde construirían un horno de piedra. Invitaron a Zipacná a colocar el último pilar en el sitio. Se tenia que meter. Pero Zipacná cavó un espacio donde meterse a un lado. Los jóvenes soltaron el poste y creyeron que había muerto.

El engaño de Zipacná
“Está bien”, dijo Zipacná y bajó al agujero. “Cava bien”, le dijeron, “hasta que lo hagas muy profundo”. “Está bien”, dijo él y entonces empezó a cavar, pero el hoyo que hizo fue para librarse porque supo que lo querían matar y cavó un hoyo de lado, un brazo hizo de hoyo, en donde se libró.
“Entonces los muchachos arrastraron el palo y lo arrojaron con estruendo abajo” Y entonces se alegraron, y dijeron: “¡Oh qué bueno lo que hemos hecho!, ya murió; si hubiera vivido nos habría hecho mucho mal”.
“Zipacná estaba vivo, él se cortó las uñas y los cabellos de su cabeza, con la boca se cortó las uñas y se las daba a las hormigas; así los cuatrocientos muchachos pensaron que había muerto… Luego fue derribado el rancho por Zipacná sobre sus cabezas…. Ni uno ni dos escaparon…fueron muertos por Zipacná, hijo de Vucub-ca-quix”.
Los 400 jovenes se convirtieron en estrellas y este suceso del palo con que intentaron acabar con Zipacná forma parte del ritual de la danza del Palo Volador.
La derrota de Zipacná por los gemelos héroes
Los héroes gemelos, Hunahpú e Ixbalanqué sabían que no podían vencer a Zipacná con fuerza bruta, así que apelaron a la astucia. Ello sabían que le gustaba mucho la carne de cangrejo.
“Entonces Hunahpú y Xbalanqué hicieron una imagen de cangrejo y de una hoja que se cría en los árboles, que se llama ec, hicieron las manos grandes del cangrejo y las pequeñas de otras hojas más pequeñas llamadas pahac”
Colocaron el falso cangrejo en el fondo de una cueva. Zipacná, creyendo que era real y deseando devorarlo, entró en la cueva y se arrastró hasta el fondo, donde fue atrapado por un derrumbe cuidadosamente preparado por los gemelos. Así fue finalmente vencido y encerrado para siempre bajo las montañas, de donde, según la creencia, aún provoca temblores cuando intenta liberarse.

“Ellos le preguntaron: “¿Qué es tu comida?”. “Solo pescado y cangrejos, y no he hallado ninguno, desde antier no como y ya no puedo sufrir más hambre”. Y entonces, le dijeron ellos: “Un cangrejo está allá debajo de la barranca y de verdad es muy grande, ¡estaría bien que lo comieras!, quisimos cogerlo, nos mordió y nos atemorizamos con él. ¿Te parece que vayamos a atraparlo?”
Le dijeron ellos: Anda río arriba e irás a dar derecho con él (cangrejo). …Entonces le fueron acompañando y llegaron debajo de la barranca. El cangrejo estaba echado de lado y tenía muy colorada la concha. Allí debajo de la barranca estaba el secreto de los muchachos. “Está bien”, dijo Zipacná alegrándose. Ya quería comérselo porque estaba muerto de hambre. Probó a entrar echado Luego salió y le dijeron los muchachos: “¿No lo cogiste?”. “No lo he cogido. Poco me faltó, pero se subió. Así quizás será bueno que luego entre boca arriba”.
Y luego Zipacná entró para arriba, acabó de entrar y no faltándole ya más que entrar las rodillas se desmoronó el cerro, cayendo con sosiego sobre su pecho y no volvió más, se hizo piedra Zipacná y así fue vencido por los muchachos, Hunahpú y Xbalanqué. Cuentan que antiguamente era este el que hacía los cerros, el hijo mayor de Vucub-ca-quix. Debajo del cerro que se llama Meauan fue vencido”

