"Cuando logramos ver de cerca el cráter del volcán de Fuego, fue emocionante. Me impresionó cuando tronó al tirar erupción. Todo tiembla, se mueve el suelo, como si te estuvieran escarbando debajo de los pies"
Por Antonio Marcos, migrante guatemalteco residente en Houston, Texas
«El reto surgió porque mis hijas, la mayor y la más pequeña, fueron a subir el volcán de Acatenango en noviembre y además vieron al volcán de Fuego tirar ceniza en explosiones. Me contaron que no fue fácil subir pero sí muy emocionante. Entonces yo viajé a Guatemala a finales de diciembre. Y me comprometí a algo: «Si Xelajú M.C. queda campeón (del torneto de futbol nacional) subiré la bandera de Xela a la cima del Acatenango», cuenta Antonio Marcos, migrante guatemalteco radicado en Houston, Texas. Al ser Guatemala una tierra de volcanes y no escalar uno, consideraba tener un desafío pendiente.
Este es el relato de su aventura en los volcanes Acatenango y Fuego.
Una meta pendiente desde hacía mucho
«El reto surgió porque mis hijas, la mayor y la más pequeña, fueron a subir el volcán de Acatenango en noviembre y además vieron al volcán de Fuego tirar ceniza en explosiones. Me contaron que no fue fácil subir pero sí muy emocionante. Entonces yo viajé a Guatemala a finales de diciembre. Y me comprometí a algo: «Si Xelajú M.C. queda campeón (del torneto de futbol nacional) subiré la bandera de Xela a la cima del Acatenango», cuenta Antonio Marcos, migrante guatemalteco radicado en Houston, Texas.
«Fuimos con mi hijo y otro muchacho, amigo de la familia, que siempre vamos a los juegos de Xela cuando estoy aquí. Mis hijas no pudieron ir por trabajo. En los días previos hice ejercicio. En Houston estoy a nivel del mar y para escalar necesitas más resistencia. Me puse a caminar, subir gradas, a ejercitarme para la prueba».
"4 horas y 15 minutos se dice rápido"
«Cuando mi hija fue, me contó que le costó llegar y por momentos quería regresarse pero resistió. Ella me advirtió que no era fácil. Pasado de Navidad, el 27 de diciembre llegó el día. Parado frente a los volcanes de Fuego y Acatenango se miran gigantes, enorme, pero uno tiene en la mente una palabra: esto es un reto. El guía nos dijo: no tenga pena, vamos a ir subiendo según la resistencia de ustedes».
«Nos hicimos 4 horas y 15 minutos para llegar a la cumbre del Acatenango. No me dolieron ni las rodillas. Un poco la cintura por la posición cuando vas escalando». Pero sí hubo tramos de mucho cansancio.
Así fue el recorrido
«Cuando empezamos a subir, desde la carretera, primero caminamos entre milpas. el suelo ese arenoso, así que hay que llevar zapatos con buena suela para montaña, si no te caes porque ya desde allí es arenoso. Empiezan las cabañitas y pequeñas tiendas».
«Empieza un primer tramo de gradas, que han hecho con madera. Facilitan dar el paso pero son un montón. A medio tramo se queda uno tomando aire otra vez, porque es empinado. Otra cosa que cambia es el clima: empieza templado, pero conforme subes, el frío empieza a sentirse. Es mejor no detenerse mucho para mantener el calor».
«Llegamos a la primera perada, donde uno compra el brazalete, de la municipalidad de Alotenango. Aquí te das cuenta que también se puede subir en carro hasta allí. Pero si vas a ir en carro, te pierdes la experiencia total. Empieza puro bosque con mucha neblina. Seguimos hasta la otra entrada, donde te ponen otro brazalete, que es de la otra municipalidad, de Acatenango. Pagas dos veces para poder seguir escalando».
«Seguimos avanzando unos 20 minutos, hay una cabaña para descansar y ya se puede ver el volcán de Fuego atrás. Allí descansamos unos 30 minutos. Luego el guía nos dijo, subamos para ver el atardecer. El clima estaba muy nublado; había sol pero se oscurecía, caminamos casi hora y media. El problema es que allí hay puros barrancos, es la parte más peligrosa. Hay que tener cuidado donde te paras, porque puedes resbalarte en la arena con piedrín. Es de día aún pero por tanta neblina, se oscurece. Por ratos, no puedes ver al que va caminando adelante».
Orgulloso de ser de Guatemala
Hay tramos con tanta arena y piedras que das dos pasos y te regresas uno. Acampamos. Nos encontramos con un grupo de salvadoreños y otro de guatemaltecos. A la 3.30 de la mañana nos habló el guía para empezar a subir para ver el amanecer y el volcán de Fuego. Pero estaba lloviznando fuerte, esperamos. Se despejó a las 8 de la mañana. También había un grupo de turistas de Puebla, unos italianos. Me tomé foto con un vato de Seattle y otro de Colorado. Eran montañistas profesionales pero estaban admirados de la belleza del Acatenango.
Cuando logramos ver de cerca el de Fuego, a mí me dio miedo. Fue impresionante cuando empezó a tirar erupción. Todo tiembla, el suelo se mueve, Se siente como si te están escarbando debajo de los pies. Pero a la vez, me sentí orgulloso de que esa belleza magnífica está en Guatemala.
Siempre se puede mejorar y debemos mejorar
Hay que hablar lo que es. Soy de Guatemala, amo a Guatemala. Vivo en Estados Unidos, pero sé que siempre debemos mejorar aquí para ser competitivos. Hay guías que son buena onda y otros solo les interesa el dinero. Ni siquiera son amables con la gente. Caminan sin importar que algunos viajeros no puedan llevar el paso y los dejan atrás.
Nosotros nos encontramos algunos turistas extranjeros perdidos, se habían quedado reazagados. Su guía subió con otros y los dejó allí. Podrían perderse, porque hay muchos caminos y veredas. Pero no todos los guías son así; sin embargo debería haber una supervisión sobre la calidad del servicio, porque es algo pagado».
Yo he estado a muchos lugares turísticos y tratan al turista como un amigo. Por ejemplo, en Puerto Vallarta, México: tratan al turista con tanta atención, porque saben que de él comen, que gracias a su visita hay pan en la casa. Si el turista deja de venir, no tienen trabajo. Aquí en Guatemala si te ven que vienes de EE.UU. te quieren cobrar de más, aunque seas de aquí.
En Guatemala tenemos tesoros naturales maravillosos, pueden generar muchas más oportunidades de empleo, de desarrollo, pero debemos cuidar esos lugares y también ofrecer una atención de calidad mundial. Nuestro guía lo hace así, porque sabe que de eso dependen más oportunidades a futuro.