Los migrantes en Estados Unidos se encuentran a miles de kilómetros de su hogar, pero sus familias pueden mostrar cercanía con gestos de afecto, durante todo el año, pero especialmente en febrero. Desear un Feliz Día del Cariño nunca está de más.
Cada día, miles de migrantes guatemaltecos en Estados Unidos envían remesas a sus familias en Guatemala. No es solo dinero; es un recordatorio de que, a pesar de la distancia, el amor y el compromiso siguen intactos. Trabajo de largas horas, a veces de uno, dos y hasta tres empleos como un acto de amor y responsabilidad.
Pero así como ellos ayudan económicamente, también necesitan apoyo emocional. La migración no es solo un cambio de país, sino un desafío constante lleno de incertidumbre, sacrificios y nostalgia. Recibir cariño es una motivación y no solo en el Día del Amor y de la Amistad, sino todas las semanas y días del año.
Mensajes y llamadas: la conexión que sostiene a los migrantes
Juan Carlos, originario de San Marcos, migró a Estados Unidos hace cinco años con la esperanza de mejorar la vida de sus padres y hermanos. Desde entonces, su rutina incluye una llamada diaria a su mamá.
“Cuando uno está lejos, la voz de la familia es el mejor consuelo. A veces, después de un día difícil, solo escuchar un ‘te extraño’ me da fuerzas para seguir”, cuenta Juan Carlos.
Las familias en Guatemala juegan un papel fundamental al estar pendientes de sus seres queridos, enviándoles palabras de ánimo y recordándoles que no están solos.
Las remesas: más que dinero, un puente de amor
Las remesas son el reflejo del esfuerzo diario de los migrantes. Mariana, una madre soltera en Quetzaltenango, recibe dinero de su hija Ana, quien trabaja en un restaurante en Nueva York. Pero lo que más la emociona son los mensajes que acompañan cada envío. “Ella siempre me escribe: ‘Mamá, cómprate algo bonito’ o ‘Espero que esto te ayude con la luz y el agua’. Me hace sentir que sigue aquí conmigo”, dice Mariana.
En muchos hogares guatemaltecos, las remesas no solo cubren gastos básicos, sino que también refuerzan la unión familiar. Son la manera en que los migrantes dicen “no me olvido de ustedes”, y a su vez, esperan sentir el mismo cariño de regreso.
Apoyarse en la incertidumbre
La vida de un migrante está llena de retos. Desde la soledad y la discriminación hasta la incertidumbre sobre su futuro legal, el camino no siempre es fácil.
Durante la pandemia, Pedro, un migrante en Los Ángeles, perdió su empleo y pasó semanas sin ingresos. Su familia en Guatemala, en lugar de esperar su ayuda económica, decidió apoyarlo. “Me mandaban mensajes todos los días y, aunque no tenían mucho, me ofrecieron enviarme algo de dinero para que comiera. Eso me hizo sentir que no estaba solo”, relata Pedro.
Las familias también enfrentan dificultades cuando un ser querido migra. La ausencia pesa, y en muchos casos, la distancia genera malentendidos o resentimientos. Sin embargo, la clave está en el apoyo mutuo.
Según la psicóloga Ángela Contreras, asegura, que los migrantes no solo esperan las gracias por las remesas, si no es más un mensaje de apoyo y amor, que no son olvidados por sus familias.
Más allá del dinero: el valor de la presencia emocional
El migrante necesita saber que su sacrificio vale la pena, pero también que sigue siendo parte de su familia.
“No siempre podrá estar presente en cumpleaños, Navidades o momentos difíciles, pero el amor no tiene fronteras. Un mensaje, una llamada o una oración pueden ser el mejor regalo”, comentó la profesional.
La distancia separa cuerpos, pero no corazones. Migrar es un acto de valentía, y el apoyo familiar es el lazo que permite seguir adelante. Porque al final, el migrante siempre necesita a su familia, y la familia siempre necesita al migrante.
Conoce como puedes estar cerca de tu familia, así…
