Darwin Pérez es originario de San Francisco El Alto, Totonicapán y socio fundador de Tikal Café junto con la también guatemalteca Carolina Paxtor; y de Ilegal Taquería, de ellos dos con la connacional Karina Onofre. Una historia de perseverancia, fe y emprendimiento.
Septiembre de 2023 marcó un punto de ascenso en la vida del chef migrante guatemalteco Darwin Pérez en Estados Unidos. El 30 de septiembre, en la avenida Wilson número 614 en Brooklyn, Nueva York, se inauguró Ilegal Taquería proyecto que surgió en colaboración con dos socias, también migrantes, también guatemaltecas: Karina Onofre y Carol Paxtor.
Pero algo contrastaba con aquel logro. En aquel mismo mes, había recibido la noticia que nunca habría querido recibir. Por llamada telefónica, desde su natal San Francisco El Alto, un familiar le informó a Darwin que su padre, José Pérez González había fallecido. Don José fue siempre su gran inspirador, su consejero, su guía. Desde la distancia, en su pueblo natal, le daba ánimo para seguir adelante. Así que dedicó aquel día de triunfo y también esta historia a la memoria de su papá.
El largo camino de lavar platos a crearlos
A su llegada a EE. UU., hace 15 años, el futuro de Darwin parecía incierto. Debía pagar la deuda al coyote que llevó y enviar dinero a su familia en Guatemala. Y para ello debía encontrar un trabajo lo más pronto posible. Como tantos migrantes, fueron el agua, jabón y platos el primer espacio laboral.
«Mi primer trabajo en Nueva York fue de lavaplatos en una cocina de un restaurante. Ahí fijé mi primer objetivo. Tengo que hablar inglés. El segundo objetivo fue: Dejar de lavar platos. Veía a los muchachos —mexicanos— en la cocina y les decía: quiero aprender. Esos amigos me enseñaron todo. No sabía ni cortar una verdura y menos aún cocinar».
Fue así como dejó de lavar platos para empezar a ser ayudante. Darwin cumplió y superó cada puesto dentro de las cocinas de los restaurantes donde laboró en Brooklyn. Así fue preparando su furuto: «Fui chef de un restaurante de comida mexicana, un italiano y uno de comida vegetariana». Aprendió de todo.
A la luz del tiempo, Pérez tiene claro que el conformismo puede matar el entusiasmo y acabar con la visión de metas. Nunca nadie se debe permitir tal estancamiento. «Ya siendo chef conocí a una persona que trabajaba de lavaplatos, le dije: «ven, te ayudo a que subas para que seas mi encargado» y su respuesta fue: «No me gusta la responsabilidad, hago mi trabajo y nadie me molesta», ahí entendí que las personas pueden ser exitosas, pero no quieren creer que pueden hacer grandes cosas y ser exitosos.
Llegar a la alegría del éxito nunca es fácil
Parece una realidad muy conocida, pero a menudo la prosperidad de un migrante no deja ver que detrás del éxito hay un largo camino, difícil, lleno de adversidades. Darwin relata que tuvo que sufrir de racismo por ser latino, por ser guatemalteco y por no hablar inglés. Sin embargo, eso mismo le sirvió para perder el miedo y trazar objetivos grandes.
Pasó momentos de dificultad económica, así como tiempos de desaliento, por la nostalgia de su tierra natal. Pero se sobrepuso en cada momento. Fue así como llegó a ser encargado de restaurantes, pero faltaba lograr más.
Tikal Café, el sueño hecho realidad
En plena pandemia — año 2020 — la vida le puso Darwin un nuevo desafío. «Llegué a un punto donde decía: Ya no puedo subir más alto de manager —gerente— de un restaurante, tengo que tener algo propio y ahí nació el proyecto Tikal Café. El nombre representa nuestras raíces como guatemaltecos y lo emprendí junto con Carol Paxtor, quien tambien es originaria de San Francisco El Alto.
«Comenzamos el proyecto en 2020, en la época más complicada de la pandemia. Abrimos, pero no sabíamos todo lo que implicaba tener un negocio en Estados Unidos. Son tantas reglas, poco a poco las cumplimos. El primer día que abrimos vendimos solo un café y un platillo. Hubo días de cero venta. Pero nunca nos desanimamos, detrás de la inversión había un sueño hecho realidad».
«Como a los ocho meses la gente ya nos conocía. Un día Carolina me dice que es necesario ampliar el local y le digo: «Abramos otro café en la misma zona de Brooklyn con el mismo nombre y variamos un poco el menú» . Así surgió Tikal Café dos«.
«Si uno empieza un negocio como emprendedor y en los primeros días o meses no le resulta hay que perseverar, el éxito tarda en llegar, pero llega. Desde que empezamos hasta ahora digo que lo que hemos logrados es mucho», dice Pérez.
«Si Dios me lo permite quiero seguir trabajando en más proyectos. Crear más locales Tikal Café que es el proyecto que me abrió el camino aquí en Nueva York; lo abrimos con mucho amor y entusiasmo. Me gustaría expandirme a California o Miami, si Dios quiere esa es la meta a largo plazo».
Desde que Darwin Pérez encontró el camino al éxito a través de un sueño que lo materializó al abrir su primer café llamado Tikal Café con apoyo de sus socias Karina Onofre y Carol Paxtor, su espíritu emprendedor busca nuevos proyectos.
Su inspirador falleció pero vive en cada consejo
El mismo mes que Darwin inauguró la taquería recibió el golpe más duro de su vida, su padre, el confidente de sus sueños en EE. UU., falleció en su natal San Francisco El Alto.
«Los más doloroso fue no poderte dar el último adiós sé que algún día nos volveremos a encontrar. Voy a llevar tu nombre tan alto como algún día lo soñaste, gracias por los sabios consejos, los tendré siempre presentes. Siente orgulloso desde el cielo y cuídame siempre a mamá le haces mucha falta». este fue el mensaje que el migrante le dedicó a su padre desde Nueva York.
Con tres negocios por atender en Brooklyn, la ruta de Darwin Pérez apunta a una visión de éxito y crecimiento. «Estaré aquí en EE.UU. hasta que Dios me lo permita, estoy pensando en comprar una casa y hacer otras cosas en Nueva York».
Del café a los tacos
Ilegal Taquería es el más reciente emprendimiento de Darwin. Gracias a su experiencia creó un menú que siempre está agregando nuevos sabores, presentación fresca y atractiva. La inauguración fue el 30 de septiembre. El concepto es de gastronomía mexicana, pero con un toque dirigido a un amplio público hispano y anglo. El concepto gustó a la comunidad y está ubicado en Brooklyn.
«La palabra ilegal es controversial porque a veces la gente lo toma como ofensa. ¿Por qué ilegal?, preguntan muchas personas. Le puse ilegal porque fue la forma como muchas personas llegan a este país pero para crecer, trabajar, aportar».
Poco a poco, Darwin le ha añadido la sazón guatemalteca a un bocadillo mexicano, pero manteniendo la simplicidad y accesibilidad en el menú: «Un señor dueño de cafés y restaurantes nos aconsejó que si queríamos crecer que lo hicieramos en una zona donde se facilitara el acceeso porque el tiempo es parte del éxito de un negocio y también nos aconsejó preparar platillos menos complicados. Eso consejo lo pusimos en marcha».