El lenguaje corporal es un aliado secreto e importante en las entrevistas de trabajo.
En un proceso de selección laboral, cada detalle cuenta. Las palabras, la experiencia y el currículum importan, pero hay un elemento que muchas personas pasan por alto y que puede ser decisivo: el lenguaje corporal. Esta forma silenciosa de comunicación dice mucho sobre quiénes somos, cómo manejamos la presión y qué tan seguros estamos de nuestras habilidades.
Expertos en recursos humanos coinciden en que el lenguaje corporal puede reforzar o debilitar el mensaje verbal durante una entrevista. “Muchas veces los reclutadores ya han tomado una decisión preliminar sobre un candidato en los primeros cinco minutos de conversación, y en ese lapso lo que más pesa es la impresión visual y corporal”, afirma Ana Lucía Gómez, asesora en empleabilidad y desarrollo profesional.
¿Qué es el lenguaje corporal?
El lenguaje corporal incluye todos aquellos gestos, posturas, movimientos y expresiones que hacemos sin hablar: la manera en que nos sentamos, miramos, saludamos o incluso cómo colocamos las manos. Aunque suele ser inconsciente, este tipo de comunicación transmite emociones como seguridad, nerviosismo, empatía o desinterés.
En una entrevista de trabajo, donde el objetivo es convencer al empleador de que somos la persona ideal para el puesto, una postura incorrecta, evitar la mirada o mostrar tensión excesiva pueden ser interpretados como señales de inseguridad o falta de preparación.
Claves para proyectar seguridad y confianza
Varios elementos del lenguaje corporal pueden jugar a favor del aspirante si son bien manejados:
1. La primera impresión empieza antes de hablar
Desde que el candidato entra a la sala o se conecta a una entrevista virtual, el lenguaje corporal comienza a hablar por él o ella. Una postura erguida pero relajada, un saludo firme (o un gesto amable con la mano en caso de entrevistas virtuales), y una sonrisa genuina pueden generar una percepción positiva inmediata.
2. Contacto visual
Mirar a los ojos del entrevistador (sin ser invasivo) es fundamental. Transmite atención, respeto y sinceridad. Evitar la mirada puede interpretarse como timidez excesiva o incluso falta de transparencia.
3. Manos visibles y expresivas
Mantener las manos sobre la mesa o en el regazo de forma natural ayuda a comunicar honestidad. Gestos suaves y congruentes con el discurso pueden reforzar lo que se dice. Por el contrario, esconder las manos, jugar con objetos o cruzar los brazos puede interpretarse como señal de incomodidad o desinterés.
4. Postura corporal
Estar demasiado rígido puede mostrar tensión, mientras que una postura demasiado relajada puede parecer informal o poco profesional. Lo ideal es sentarse derecho, con los hombros ligeramente hacia atrás, sin tensar el cuerpo.
5. Evitar movimientos nerviosos
Balancearse, mover repetidamente una pierna, jugar con el cabello o tocarse la cara son señales frecuentes de ansiedad. Aprender a controlarlos puede marcar una gran diferencia en la percepción del entrevistador.
¿Y en entrevistas virtuales?
Lo que los reclutadores notan
Entrenar la comunicación no verbal
En el mundo laboral actual, donde las oportunidades son cada vez más competitivas, prestar atención al lenguaje corporal puede ser un diferencial clave. No basta con tener un buen currículum o experiencia: la forma en que nos presentamos ante los demás también comunica lo que somos capaces de hacer.
Cuidar los gestos, la postura, la mirada y la expresión emocional es parte del proceso de mostrarnos seguros, preparados y listos para asumir nuevos retos. En definitiva, el cuerpo también habla, y saber qué dice puede abrirnos muchas puertas.
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