Artista guatemalteca-cubana Kika Garcés pasó su niñez entre Florida y Guatemala, pero siempre encontró en el arte su forma de sanar, fortalecerse y crear. Dentro de su obra están las famosas "aguitas en bolsa".
“Me casé con el arte”, declara con resolución la artista Kika Garcés. Y más adelante veremos por qué lo dice. Hija de exiliados cubanos, nació en Guatemala, pero migró de niña junto a su familia a Miami, Florida. Sin embargo, su corazón siempre estuvo y está en Guatemala, donde reside.
Artista multidisciplinaria, sus obras hablan de raíces, migración, perdón y libertad, sigue exponiendo su obra en Florida también, como un símbolo de su movilidad creativa. Dentro de sus obras, están las “aguitas”, esculturas que evocan tiempos dulces de su niñez y de otras personas.
Inquietud creadora y fuertes valores
“Desde chiquita era muy creativa y tenía esta inclinación hacia el arte, la música, escribir”, dice Kika Garcés quien recuerda con cariño a su mamá, Mayra Garcés, escritora, cantante y pintora: su ejemplo artístico.
Su padre, José Garcés, ingeniero civil, es su ejemplo de resiliencia y constancia. “Mis padres nunca tuvieron miedo: perdieron todo a su salida de Cuba, empezaron de cero y salieron adelante. Esa valentía moldeó su carácter: “Lo que uno tiene aquí y aquí nadie te lo puede quitar”, añade, señalando su cabeza y su pecho.
A los 7 años la familia Garcés se trasladó a vivir a Miami, donde había otros parientes y una fuerte comunidad cubana. “Pero Guatemala siempre estaba en mi corazón, anhelaba con regresar algún día”, cuenta.
Un refugio con identidad
El arte resurgió con fuerza como un refugio personal durante un momento de crisis. “Tuve una experiencia donde me iba a casar. Me dio tanto miedo que esa noche agarré un lienzo y empecé a pintar y pintar… estiré mis alas y quise volar. Ahí empecé algo en serio”. ¿Y se casó? Le pregunto. “No”. Pero sí “Me casé con el arte”.
Después de eso, se mudó a Italia a estudiar diseño gráfico, artes plásticas y escultura. A su regreso, empezó una ruta creativa guiada por la intuición y la espiritualidad: “Muchas de mis exposiciones me han venido en sueños. Siento que este don no es mío, vino de un ser mayor que es Dios. Me considero una persona de fe”.
Una de sus creaciones artísticas más “chapinas” son Las Agüitas, piezas de resina que evocan la nostalgia por su infancia guatemalteca. Representan las gaseosas servidas en bolsa plástica, que predominaban en Guatemala cuando no había envases plásticos.
“Las agüitas eran como esa nostalgia de la simpleza y la pureza infantil que recordamos, … transparente, con la pajilla torcida, una bolsa con agua a la salida de estudiar”.
Borradores que dejan huella positiva
Otro de sus proyectos más entrañables es Borrón y cuenta nueva, una serie de esculturas inspiradas en borradores escolares, sobre los cuales pinta, dibuja y escribe. “Tiene mucho que ver con el perdón, con tener en casa un recordatorio de que todos merecemos una segunda oportunidad. Borrar lo malo y dejar lo bueno”, explica. Kika ha expuesto su trabajo en Florida y Guatemala.
Su proceso artístico es impulsivo y libre, cuenta Kika. “Yo no puedo cocinar con receta, no me gusta. Es igual con el arte: cocino con música, con sentimiento. A veces queda bien, a veces queda terrible, pero aprendí a no juzgar mi propio arte”.
La obra de Kika es una búsqueda de libertad.
Migrante en el arte
Vivir entre dos mundos —Estados Unidos y Guatemala— también ha marcado el arte de Kika. “Cuando estoy en Guatemala mucho tiempo siento que me falta mi otra mitad, y cuando estoy en Miami, mi mente está aquí… Es una vocación de ser migrante en el arte”.
Uno de sus grandes sueños es vincular el arte con la transformación social. En un proyecto llamado Varios por Barrios buscaba llevar arte a zonas vulnerables. “Me encanta ir a áreas donde existe violencia y crimen e implementar arte. Hace un cambio fuertísimo, sobre todo si participan artistas como grafiteros”.
La obra de Kika ha migrado como ella. “Es feliz y triste. Feliz porque encontró un lugar donde va a ser amado, y triste porque no lo voy a volver a ver”. Y concluye: “Negar nuestra obra es negar el mensaje. El mensaje para el artista es soltar, todo el tiempo soltar y dejar fluir”.
Si deseas ver más de la obra reciente de Kika Garcés, clic en este línk.
Creatividad guatemalteca sin fronteras













