Productora Rocket Art Films presenta serie sobre 7 emprendedores de comida chapina en USA y México. Está disponible gratuitamente en línea y ya planean la segunda temporada.
Una tarde cualquiera, Ángel Rosales, gerente de la productora audiovisual guatemalteca Rocket Studio veía una serie de comida en Netflix. En un episodio, aparecían migrantes guatemaltecos cocinando en plena calle de Los Ángeles: “Tostadas, atol, tamales, risas, vida. Todo eso en carretillas de supermercado en una calle”, relata.
La escena lo tocó. “¿Cuántos chapines más estarán haciendo esto?”, se preguntó. Así nació la idea Cocinando Guatemala, que compartió con su socio, el cineasta José Oliva Gaytán, quien de inmediato se entusiasmó con el proyecto.








Sabor testimonial en cada plato
Cocinando Guatemala está disponible de forma gratuita en la plataforma digital Wahu (puedes dar clic aquí para verla). La serie recorre cocinas migrantes guatemaltecas: seis en Estados Unidos y una México: Nim Ali, Changarrito de los Tamales y Corado’s en Washington; restaurantes Claudia’s e Ix en Nueva York; Qué Chilero Los Shucos, en New Jersey y Los tres sabores de Fredy en Ciudad de México.
“La comida de Guatemala tiene un sabor especial, un sabor a casa”, dice Ángel. Lo descubrió apenas tres días después de dejar su país. En Nueva Jersey, probó un pepián. Y ahí, en medio del bullicio migrante, lo invadió la nostalgia. Era más que un platillo: era un reencuentro.
Cocinando Guatemala va al grano o mejor dicho al plato. En sus siete episodios, de cinco minutos cada uno, hay migrantes guatemaltecos que han hecho de la cocina su voz y su refugio. Algunos comenzaron lavando platos o limpiando casas. Hoy dirigen restaurantes, food trucks o comedores familiares con memoria y hermandad.
Entra a ver la serie Cocinando Guatemala: te encantará
Ya visualizan la segunda temporada
En uno de los episodios, el chef guatemalteco Jorge Cárdenas, del restaurante Ix Nueva York, relata la anécdota de una abuela que lloró al probar plátanos en mole después de décadas sin regresar a su patria. Le recordó su niñez. “Lo ordinario convertido en extraordinario”, dice Ángel, quien se encarga de la preproducción. Y ahí está el alma de la serie.
Detrás de cámaras está el talento y ojo sensible de José Oliva Gaytán, cineasta, que ha trabajado piezas comerciales de éxito. Pero decidieron apostar por algo distinto: un documental con profundidad, emoción y visión. “Siempre quisimos tener un programa con identidad propia, de Guatemala para el mundo y, subirlo a una plataforma de streaming.”, confiesa Ángel.
Y el viaje continúa. Ya está en marcha la segunda temporada, con episodios más largos y una nueva propuesta: Ángel se estrenará como anfitrión, para contar no solo las historias de quienes cocinan, sino de la vivencia al saborear ese revolcado, esos frijoles volteados, ese shuko a miles de kilómetros de distancia y años luz de memoria. “Queremos mostrar lo que se siente, lo que despierta la comida hecha con amor”, dice.
Una declaración de profundo sabor
Porque eso es Cocinando Guatemala: una declaración de amor a la identidad chapina. En cada desayuno chapín servido a estadounidenses en Brooklyn, en cada revolcado cocinado en Washington, hay una historia que florece lejos de casa. Una historia que se resiste a ser olvidada.
Ver Cocinando Guatemala es reencontrarse con lo esencial. Es entender que los sueños también se cuecen, se amasan y se sirven con ternura. Y que, a veces, el acto más poderoso de resistencia cultural cabe en una tortilla con frijoles y con cariño.
¡Esa sazón guatemalteca! Uf, qué delicia

















