Bienestar

¿Es cierto que el cambio de horario de verano en USA puede afectar la salud?

A partir del primer domingo de noviembre termina el horario de verano en USA y los relojes se deben atrasar una hora. ¿Por qué se cambia dos veces al año de hora? ¿Tiene riesgos este cambio para la salud? ¿Qué se puede hacer?

Este año 2025 será el 2 de noviembre el día en que se ajusten los relojes en Estados Unidos: se debe retrasar una hora, debido al fin del horario de verano que comenzó en marzo. ¿Para qué se cambia el horario? Básicamente para aprovechar más la luz diurna, que varía según el lugar y las zonas horarias en USA.

Sin embargo, han surgido cuestionamientos sobre la conveniencia de este cambio, sobre todo en relación al impacto en la salud. Un estudio de la Universidad de Stanford señala que sí tiene efectos en incidencia de males cardíacos debido a la insuficiencia del sueño.  ¿Qué tan cierto es esto?

¿Qué efectos en la salud tiene el cambio horario de verano en USA, según el estudio de Stanford? 

Según un estudio de la Universidad de Stanford el cambio horario de verano aumenta el  riesgo de obesidad y males cardiovasculares. Este efecto se debe al vaivén entre horario estándar y horario de verano, en comparación con mantener un horario fijo todo el año (ya sea dejar el horario normal  permanente o el horario de verano permanente).

Con base en modelos de exposición a la luz, ritmos circadianos y datos de salud a nivel condado en EE.UU., el estudio señala que adoptar horario estándar permanente evitaría hasta 300 mil casos de accidente cerebrovascular al año y reduciría unos 2.6 millones de casos de obesidad (cálculos en modelos estadísticos). El horario de verano permanente también ofrecería beneficios, pero en menor magnitud. 

En resumen: los autores sugieren que el verdadero problema no es tanto cuál horario usar, sino cambiar dos veces al año. Permanecer en un horario fijo minimizaría el “estrés circadiano” inducido por los cambios. 

¿Qué son los ritmos o ciclos circadianos?

El ritmo circadiano es el reloj biológico interno (~24 h) que regula ciclos de sueño-vigilia, secreción hormonal, metabolismo, temperatura corporal, entre otros. Cambiar la hora abruptamente (adelantar o atrasar el reloj) equivale a un “mini jet lag” para el organismo: obliga al cuerpo a reajustarse a las nuevas señales de luz/oscuridad. Esa desalineación interrumpe funciones como el sueño, el control de la tensión arterial, la regulación metabólica e incluso la expresión génica en células cardíacas o vasculares. 

Si los cambios se repiten (primavera y otoño), ese “estrés circadiano” acumulado puede aumentar riesgos para la salud sistémica.

Gráfico de los ciclos o ritmos circadianos: una representación de cómo varían las condiciones corporales y mentales a lo largo de un día. Es una aproximación que cada persona adapta según sus ocupaciones, pero que en el caso de países con cambio de horario de verano, tienen un impacto mayor sobre este ciclo. (Gráfico Instituto de Neurociencias de Puebla, México) – SoyMigrante.com REVISTA
Gráfico de los ciclos o ritmos circadianos: una representación de cómo varían las condiciones corporales y mentales a lo largo de un día. Es una aproximación que cada persona adapta según sus ocupaciones, pero que en el caso de países con cambio de horario de verano, tienen un impacto mayor sobre este ciclo. (Gráfico Instituto de Neurociencias de Puebla, México)

¿Qué riesgos de salud se han asociado al cambio de horario de verano dos veces por año?

Los estudios han encontrado asociaciones de estos cambios horarios con:

  • Infartos o eventos cardiovasculares agudos: un estudio indicó un aumento del 24 % en infartos el lunes después del cambio a horario de verano (primavera) 
  • Accidentes de tránsito / mortalidad vial:Se ha observado un aumento de accidentes fatales en los días posteriores al cambio de horario (por ejemplo, hasta ~6 %) posiblemente debido a la somnolencia, la fatiga y menor alerta matutina.
  • Trastornos del sueño y calidad del sueño alterada: los cambios abruptos dificultan conciliar el sueño, alteran la eficiencia del sueño, provocan despertares nocturnos.
  • Obesidad, metabolismo y enfermedades crónicas: La desalineación circadiana puede afectar la sensibilidad a la insulina, el metabolismo energético, la regulación hormonal (como cortisol) y promover resistencia a la insulina o acumulación de grasa. El estudio de Stanford estima una significativa reducción en casos de obesidad si se elimina el cambio estacional. 
  • Accidentes laborales: La somnolencia y falta de adaptación pueden aumentar errores, fallos de atención, mayor incidencia de accidentes laborales tras el cambio. 

Pero es importante ACLARAR: muchas de estas asociaciones son estadísticas (observacionales). No siempre se puede afirmar que el cambio de horario cause directamente estos efectos. Hay otros factores (estacionales, ambientales, socioeconómicos) que pueden interferir.

 

¿Hay estudios que señalen que el efecto del cambio de horario en sí no tiene tanto impacto?

Un estudio reciente (mencionado por la Universidad de Duke) no encontró diferencias estadísticamente significativas en muertes hospitalarias, infartos o accidentes cerebrovasculares relacionados directamente al cambio de horario, sugiriendo que mejoras en tratamiento cardiovascular podrían reducir efectos observables. 

En general, algunos análisis apuntan que los efectos más consistentes ocurren en los primeros días tras el cambio, pero con menor intensidad después, y que muchos factores coadyuvantes (temperatura, estacionalidad, epidemias, condiciones preexistentes, hábitos de ejercicio) pueden sesgar resultados. 

¿Entonces? ¿Afecta o no afecta el cambio horario?

Sí, hay bases científicas para afirmar que tiene riesgos, especialmente a corto plazo, aunque el tamaño del efecto dependerá del individuo (edad, salud cardiovascular, vulnerabilidad, herencia). Los riesgos más concretos son en los primeros días después del cambio de primavera: mayor riesgo de infarto, accidentes automovilísticos, somnolencia, desajuste del sueño.

Pero el panorama completo no es completamente homogéneo: no todos los estudios muestran efectos grandes o consistentes, y algunos efectos a largo plazo (por ejemplo en obesidad o enfermedades crónicas) son proyectados mediante modelos, no observados directamente.

El estudio de Stanford añade un argumento potente: si elimináramos los cambios bianuales y adoptáramos un horario fijo (especialmente el estándar permanente) se podrían evitar muchas enfermedades a nivel poblacional, al disminuir el “estrés circadiano” que se da dos veces al año.

Por lo pronto, a partir del 2 de noviembre en Estados Unidos, todos a retroceder una hora los relojes, para volver al horario estándar o normal, tras finalizar el período de horario de verano. – SoyMigrante.com REVISTA
Por lo pronto, a partir del 2 de noviembre en Estados Unidos, todos a retroceder una hora los relojes, para volver al horario estándar o normal, tras finalizar el período de horario de verano.

Hipotéticamente,  si se eliminara en USA el cambio de horario ¿Qué horario fijo sería “mejor” desde el punto de vista biológico, el estándar o el de verano?

De acuerdo con los autores de los estudios citados:

Horario estándar permanente (lo que ahora es “hora normal”, sin adelantos) es el que mejor se sincroniza con la luz matutina y produce menor “carga circadiana” en promedio.  

Horario de verano permanente (mantener el adelanto todo el año) podría generar beneficios sociales (más luz por la tarde) y algunos beneficios de salud, pero no tan grandes como los proyectados para el estándar permanente. 

Los autores insisten en que el peor escenario es seguir cambiando dos veces al año, ya que ese vaivén es la fuente continua de desajuste biológico. Los efectos también varían por ubicación geográfica (latitud, longitud dentro del huso horario), cronotipo individual (gente que trabaja mejor temprano o gente que trabaja mejor de noche) y hábitos sociales.

¿Qué limitaciones tienen estos estudios y modelos?

Muchas estimaciones (como las del nuevo estudio de Stanford) provienen de modelos teóricos — combinan datos de exposición a luz, salud poblacional y supuestos de ajuste circadiano. Eso introduce incertidumbres. Tampoco no siempre se consideran factores socioeconómicos, hábitos de vida, exposición ambiental, hábitos de ejercicio físico u otros determinantes de salud que pueden mediar los efectos. 

Si los cambios bianuales de horario siguen: ¿Qué recomendaciones  se dan?

  • Trata de anticiparte al cambio unos días, ajustando gradualmente tu hora de dormir/despertar. 
  • Durante los primeros días tras el cambio, ser más cuidadoso con el volante, evitar actividades laborales de alto riesgo, prestar atención extra al descanso. 
  • Para quienes tienen riesgo cardiovascular, trastornos del sueño, trabajar en turnos o con regulación del ritmo biológico, tener especial cuidado al adaptarse al cambio.

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Somos una plataforma que busca reconocer y dignificar a los migrantes guatemaltecos en los Estados Unidos. Producimos contenidos con el fin de contribuir a su desarrollo personal, familiar y comunitario.
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