Los migrantes guatemaltecos experimentan un repentino cambio de clima al llegar a Estados Unidos, porque en Guatemala parece primavera todo el año.
Cada año, miles de guatemaltecos emigran hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades económicas y una vida más segura. Sin embargo, uno de los desafíos menos discutidos que enfrentan los migrantes guatemaltecos al llegar a su nuevo destino es la adaptación a los cambios climáticos extremos, muy distintos a los que estaban acostumbrados en su país de origen.
De un clima templado a extremos impredecibles
Guatemala, ubicada en Centroamérica, tiene un clima predominantemente tropical con temperaturas moderadas durante todo el año. En la mayoría del país, especialmente en las áreas montañosas y las tierras altas, las temperaturas varían poco, mientras que la estación lluviosa y seca marcan los principales cambios climáticos. Sin embargo, al llegar a Estados Unidos, muchos guatemaltecos se encuentran enfrentando climas extremos, tanto fríos como cálidos, que no habían experimentado antes.
Migrantes que se establecen en estados del norte como Minnesota, Wisconsin o Nueva York, enfrentan inviernos particularmente duros. Las temperaturas bajo cero, la nieve y las tormentas de hielo son completamente ajenas a las condiciones que la mayoría de los guatemaltecos experimentan en su tierra natal. Por otro lado, quienes migran a estados del sur, como Texas o Arizona, deben soportar olas de calor abrasador durante el verano, con temperaturas que superan regularmente los 40 grados Celsius.
Carlos López, un migrante guatemalteco que vive en Chicago, describe el primer invierno que vivió en la ciudad como un “choque brutal”. “Cuando llegué en diciembre, pensé que no iba a aguantar. En Guatemala, incluso en los meses más fríos, nunca habíamos visto temperaturas tan extremas. No sabía cómo vestirme, qué hacer para calentarme. Los primeros días fueron muy difíciles”, recuerda López.
Prepararse para el clima: un desafío económico y cultural
Impacto en la salud y el bienestar
Los cambios bruscos de temperatura también tienen un impacto directo en la salud de los migrantes. Según datos del Centro de Salud para Migrantes en Texas, los migrantes guatemaltecos y otros grupos latinos enfrentan mayores riesgos de enfermedades relacionadas con el frío, como hipotermia y congelación, debido a la falta de experiencia en ambientes fríos extremos y a las malas condiciones de vivienda en las que suelen vivir.
Además de los desafíos físicos, el cambio de clima también puede tener un impacto psicológico. Los migrantes a menudo reportan sentirse aislados y abrumados por el entorno desconocido, lo que puede contribuir a problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
Adaptación y resiliencia
A pesar de los desafíos, muchos guatemaltecos han aprendido a adaptarse a las nuevas condiciones climáticas en Estados Unidos. Redes de apoyo comunitario, como iglesias y organizaciones de migrantes, desempeñan un papel crucial al ofrecer orientación sobre cómo lidiar con el clima y proporcionando ropa y suministros a las familias recién llegadas.
Además, las experiencias compartidas por los migrantes que ya llevan tiempo en Estados Unidos son esenciales para facilitar la adaptación de aquellos que acaban de llegar.