"Deja que tu inteligencia innata florezca, combinada con otras formas de conocimiento y sabiduría ancestral. Reconstruyamos el intelecto indígena individual y colectivo para arreglar este mundo roto", plantea el agrónomo guatemalteco Reginaldo Hasslet-Marroquín desde Minessota.
In the shadow of the green man, traducido al español como A la sombra del duende verde, ese es el título de mi libro, publicado hacia finales de 2017 por Acres U.S.A. Mi viaje desde la pobreza y el hambre a la seguridad alimentaria y la esperanza.
El título se relaciona con un amigo imaginario, mi propia versión de “El Sombreron”, un personaje ficticio de leyenda guatemalteca. My Green Men, mi Duende Verde era una voz interior que respondía a todas mis preguntas y con la que podía tener cualquier conversación sin el miedo de que el ejército o sus matones escucharan.
Yo tenía 4 años cuando empezó en Guatemala la guerra. Y yo había vivido en los Estados Unidos exactamente 4 años antes de que terminara en 1996. Dejó más de medio millón de personas muertas y desaparecidas en Guatemala. Y más de 1,5 millones en el exilio, la mayoría en México y Estados Unidos.
Mirando hacia atrás, lo extraordinario es que todas o casi todas las respuestas fueron y siguen siendo acertadas. Desde por qué hay árboles tan grandes en la selva tropical del norte de Guatemala sin casi tierra para crecer, hasta la relación entre todas las criaturas que viven allí. Aprendí sobre el poder del instinto, el sentido común, la sabiduría ancestral y cómo nacemos con una inteligencia innata robusta.
Más tarde, también aprendí que la escolaridad tradicional era más como un proceso de domesticación, con castigos y recompensas destinadas a moldear la mente en una forma de creer, aprender y vivir. Un camino carente de sabiduría ancestral, destinado a expandir y maximizar la extracción de todo. Desde el valor de nuestro trabajo hasta las medicinas naturales con las que crecimos, hasta el valor de nuestras ideas.
Otra cosa que aprendí es que aquí en Minnesota, lo mismo era cierto. Green Man ha sido de gran ayuda cuando prácticamente nadie estaba interesado en lo que yo quería hacer en la agricultura.
También en Estados Unidos pasa...
En otras áreas de la vida, igual que en Guatemala, a cierta gente de aquí (en Estados Unidos) también le gusta imponer su voluntad a los demás cuando alguien vive o piensa diferente y que actualmente no quiere doblegarse a las reglas de explotación, extracción y totalitarismo corporativo.
Cuando la gente es lo suficientemente inteligente para resistir, envían al ejército, solo mira la historia por un segundo, es todo lo que se necesita para conocer e inocular tu mente y espíritu con una mayor manipulación. Y así va la historia de la humanidad, arriba y abajo y de lado a veces.
Hoy, estoy tan impresionado por la cantidad intelectualmente increíble de personas verdes con las que me he conectado y con las que podemos explorar temas y temas difíciles. Que nadie se interponga en nuestro progreso hacia un sistema alimentario saludable, regenerativo basado en la comunidad que lo gobierna.
Recumperemos la sabiduría...
Mi granja en Minesota no es diferente a aquella en la que crecí en Guatemala. Todavía tienen maíz que no necesita fertilizante y genera su propio nitrógeno, frijoles negros ancestrales adaptados a este clima. Las naranjas, los plátanos, los aguacate… fueron reemplazados por avellanas, manzanas, peras.
La selva cambia por grandes bosques pero los sistemas biológicos, químicos y físicos fundacionales son los mismos que el Hombre Verde me dijo hace muchas décadas y que aprendí a través de mi formación agraria.
Deja que tu inteligencia innata florezca, la traiga y, combinado con todas las otras formas de conocimiento y sabiduría, reconstruyamos el intelecto indígena individual y colectivo que necesitamos para arreglar este mundo roto. Sigue y con orgullo sigue haciendo grandes cosas, importa ahora más que nunca…
Si deseas conocer la historia de Reginaldo
Más inteligencia guatemalteca sin fronteras
