Thelma Carrera Rivera es originaria de Sanarate, El Progreso, y decidió migrar a USA para construir, junto a su esposo, el anhelo que en Guatemala sentía lejos de alcanzar: “Trabajar para construir su casita”.
Son las 11.45 de la mañana en Connecticut, Thelma Carrera Rivera responde con un “Aló”. Era un sábado de descanso, pero Thelma aprovecha para hacer la limpieza de su hogar, y al mismo tiempo, compartir con Soy Migrante sobre su vida, historia y sueños en Estados Unidos, país que se ha vuelto su hogar desde hace 23 años.
“Uno sueña con tener sus cosas. Desde los 15 años quería irme a Estados Unidos. Quería venir a trabajar para hacer mi casita y ayudar a mi familia”, recuerda con nostalgia Thelma quien junto a su esposo y sus tres hijos cultivan una familia con raíces guatemaltecas en el estado de Connectictut.
Recuerda que en su pueblo había pobreza, no había luz y el camino de acceso era complicado. Aunqu era feliz en el campo a pesar de ello. Los palos de mangos o jocotes eran perfectos para jugar en la hazaña de alcanzar los frutos de los árboles y comerlos frescos. Viene de una familia numerosa, pues era una de los 9 hijos.
Aunque vivir en el campo era una bendición, pero el acceso a la educación, salud, entre otros aspectos, hacían que la vida de Thelma y su familia se viera limitada y asediada por la pobreza. No tenían opción trabajaban para ayudar económicamente en el hogar, pero no estudiaban.
“Uno en Guatemala tiene su casita humilde, pero es grande, hay campo, y cuando llegué (a Connecticut) al cuarto pequeño donde vivía mi esposo estaba arrepentida. Mi esposo me dijo, si querés te compro un boleto y te regresás. Pero dije: Mi meta era trabajar, ahorrar y comprar su casa. Y dijo que no. No me regreso”, comparte Thelma.
Para alcanzar ese objetivo en USA, Thelma comenzó cuidando un niño de 3 meses, recuerda. A los 3 años dejó de hacerlo. Luego buscó oportunidad para limpiar casas y desde entonces, gracias a ello ha logrado apoyar a sus hijos y a su esposo para construir el hogar que ahora han formado a base de mucho esfuerzo y sacrificios.
El sazón de Thelma hecho con amor
Como en muchos países del mundo, cada Navidad en la casa de Thelma se dan regalos. Recuerda en una ocasión que lo que había ahorrado para los regalos de sus hijos ella decidió usar ese dinero para ayudar a una familia en pobreza extrema en Guatemala.
“Mis hijos me preguntaron qué les regalaría para Navidad. Les dije que esta vez no habría regalos. El dinero que tenía lo usé para enviarlo a Guatemala, a una familia que no iban a tener para comer tamales. Tenía el video de la familia que recibió la ayuda y se los enseñé. Me dijeron. Oh, mami está bien mami”, relata Thelma quien a través de actos así les ha inculcado que ayudar a otros es una bendición.
Actualmente Thelma continúa limpiando entre 3 a 5 casas diarias, pero ahora cuenta con la ayuda de otras personas para sacar esa tarea diaria. Se levanta temprano para preparar la comida de su esposo. Un día previo prepara la comida para el día siguiente para sus hijos. Luego se dispone ir a dejar a su hija pequeña a la escuela.
A veces Thelma regresa a casa a las 17 horas. Para ello su hija mayor cuida de la más pequeña, pero con Thelma tienen el acuerdo que para que ella pueda trabajar más horas y ganar más, necesita del apoyo en casa. Todos contribuyen y trabajan en equipo. La recompensa llega el fin de semana cuando sus hijos le piden ir a un centro comercial o comer algo por ahí.
“A mi me mandan videos de allá (Guatemala) de familias que necesitan ayuda. Así que hay días en los que me pongo a cocinar y aviso por chat que tal día haré tamales, rellenitos para vender. La gente me compra, pero no saben que esa venta que estoy haciendo es para ayudar a recaudar US$100 o lo que pueda para enviarlo a Guate y ayudar a la gente”, refiere Thelma.
“Yo siempre digo mientras uno tenga salud y trabajo ahí tiene todo. Cuando uno es luchador y si no tiene trabajo fuera, uno puede cocinar. Trabajo hay en la casa”, expresa Thelma quien defienden que no hay excusa para superarse en la vida y menos lejos de la tierra que lo ve a uno nacer.
Agradecida de vivir en USA
También refiere que en estos 26 años jamás ha tenido algún inconveniente con nadie ni con la ley. Thelma tiene claro que vivir en USA es seguir y respetar las normas, pero que es una oportunidad para alcanzar los sueños y salir adelante. Y como muchos guatemaltecos en USA, no pierde la esperanza que cuando su hijo mayor, quien ya va a la universidad, pueda apoyarla en acelerar el proceso de ciudadanía.
Thelma recuerda que hace 26 años a ella le tomó llegar a ese país 17 días, llenos de barreras, cansancio, hambre, pero está agradecida con lo que USA le ha permitido construir: su casa, un hogar y ayudar a través de la venta de platillos guatemaltecos a otros paisanos que como ella una vez no podían costear gastos de primera necesidad.
“El que quiere, quiere. El que no, no”, insiste una Thelma determinada en seguir trabajando para el bienestar de su familia y para seguir ayudando a quien lo necesite.