Proyecto Quetzal nació de la idea de dos voluntarios de EE.UU. para ayudar a la niñez del área del Lago de Atitlán para darles acceso a educación preprimaria, a través de contratar maestros y brindarles nutrición. Esperan que migrantes guatemaltecos se interesen en apoyar.
Este 15 de junio, en Santa Rosa, California habrá una venta de textiles y artesanías indígenas guatemaltecas. Pero no solo es para adquirir hermosas piezas, sino para beneficiar un proyecto educativo llamado Project Quetzal.
Esa historia comenzó por Janice y Bill quienes pasaron muchos años en América Latina, principalmente en Guatemala, México y Ecuador. Su vida cambió al conocer la pobreza en Guatemala, pero sus ganas de salir adelante y ayudar a los otros le dieron vida al proyecto Quetzal, que en 2018 conoció la luz.
Durante los últimos años su enfoque ha sido Guatemala, conocer a su maravillosa gente pero también al ver de primera mano la pobreza. Han aprendido, y siguen aprendiendo, que no existe una solución sencilla para combatir la pobreza, pero que cada niño que asiste a la escuela y cada madre que aprende sobre la importancia de la educación y la nutrición es un paso de gigante hacia un futuro mejor.
Janice y Bill visitan Guatemala 3 veces al año, con sus propios recursos, pues los donativos se emplean solo para financiar a los maestros.Dedican su tiempo a comprobar los proyectos existentes, así como a investigar nuevas posibilidades de proyectos que ayuden con pobreza y salir de la desnutrición.
Educación para el desarrollo
Los programas del Proyecto Quetzal están ubicados el área del Lago de Atitlán y básicamente consisten a aportar el pago de maestros que ayuden a los niños en su aprendizaje y proveerles un aporte nutritivo para mejorar su crecimiento.
El objetivo de Janice y Bill es encontrar soluciones para mejorar la vida de las familias indígenas a través de la educación y la nutrición. “Nos enfocamos en ser socios y escuchar lo que las familias de las comunidades necesitan, manteniendo el mayor respeto por la cultura maya. Creemos que este enfoque es el que mejor sirve a la comunidad indígena y la mejor manera de utilizar el dinero que recibimos de nuestros donantes”, tiene escrita la página web del proyecto.
El Proyecto Quetzal brinda a los padres la esperanza de que sus hijos puedan estar sanos y puedan ir a la escuela; y que pueden ayudar a mejorar sus vidas y las de sus hijos.
Programas con visión de futuro
El Proyecto Quetzal apoya los centros preescolares (y programas de tutoría extraescolar) en comunidades rurales indígenas mayas.
Se contrata a los profesores y se equipan sus aulas con los materiales necesarios. Los maestros son de las comunidades donde enseñarán y son bilingües (español y lengua maya local). Reciben una formación de una semana de duración tres veces al año en un plan de estudios basado en investigaciones y actividades.
Todos los estudiantes reciben una bebida nutricional diaria que contiene vitaminas y minerales, y se anima a los padres a traer un refrigerio nutricional. Los niños están emocionados de estar en la escuela y aumentar sus oportunidades de éxito en primer grado. Un coordinador visita las escuelas cada mes para actuar como mentor de los maestros y reunirse con las madres para discutir temas importantes como la nutrición y la importancia de la educación.
Aprenden español
Muchos niños indígenas hablan una lengua maya en casa y entran al primer grado cuando tienen 7 años. Ya están en desventaja porque no dominan el español. Al asistir a los preescolares del Proyecto Quetzal, aprenden lo académico y también el español. Debido a esto, ingresan al primer grado bien preparado para el éxito. Si terminan el primer grado, es más probable que permanezcan en la escuela.
También tenemos un grupo de tejedoras con 7 mujeres, es un proyecto pequeño y el foco sigue siendo la educación y la nutrición. Todas las mujeres son tejedoras expertas y reciben órdenes de vender sus tejidos a la gente de su aldea y de las aldeas circundantes. Ahorran parte del dinero para comprar materiales de tejido y el resto se destina a pagar libros y materiales que sus hijos necesitan para ir a la escuela, comprar alimentos saludables y ayudar a mantener a su familia. Y, por supuesto, promueve el antiguo arte del increíble tejido maya.
Una de muchas historias para motivar la colaboracíon y la compra de artesanías
“Una familia no envió a sus dos hijos mayores (Tomás, 9 años, y Tomasa, 11) a la escuela por dos razones principales. Los necesitaban para vender nueces y recuerdos a los turistas en la calle para contribuir al ingreso familiar, y no veían el valor de enviar a sus hijos a la escuela. Después de un año de hablar con los padres sobre lo importante que era la escuela y organizar patrocinios que cubrirían los costos de uniformes escolares, libros y otros materiales educativos para los niños, ahora están en la escuela y les va bien. Pero el mayor éxito es cómo los padres han cambiado su actitud sobre enviar a sus hijos a la escuela”, mencionaron.
El sábado 15 de junio se efectuará, en Santa Rosa Californiauna venta de textiles indígenas y artesanías guatemaltecas con la finalidad de recaudar fondos para financiar el proyecto. Los fundadores esperarían poder contar con más aportes de migrantes guatemaltecos radicados en EE.UU. especialmente si son originarios de Sololá.
Para conocer más del proyecto puede visitar el sitio web aca