El ingeniero Danilo Cifuentes dirige la exitosa compañía de bienes raíces CV Premium Properties en Oklahoma junto a sus hermanos migrantes. Pero no ocurrió de la noche a la mañana, requirió de duro trabajo y de superar una difícil prueba. Así lo relata.
Todo era perfecto: Danilo Cifuentes, un ingeniero civil exitoso en Guatemala consigue a finales de 2011 la oportunidad de su vida: es contratado por una compañía petrolera de Estados Unidos. Tenía una maestría en estructuras que le calificaba para el puesto, grandes objetivos, experiencia.
Pero de pronto este profesional guatemalteco migrante estaba, agobiado, melancólico, deprimido. «Antes de esa experiencia, cuando a mí me decían que alguien estaba deprimido yo decía, eso no existe. Hasta que lo viví».
Hoy, Danilo es un exitoso constructor y reconstructor de casas en Oklahoma. Fundó la empresa CV Premium Properties, junto a su hermano Axel Cifuentes, y de la cual también son socias sus hermanas Alejandra y Emilia. (CV son sus apellidos: Cifuentes Villagrán, todos migrantes originarios de Ayutla, San Marcos)
¿Cómo se dio este salto de vida? Esta es la historia de una verdadera reconstrucción personal que también abarca la construcción de edificios y casas en EE.UU. y tambien en Guatemala.
Publicidad en redes sociales de una de las casas remodeladas por la constructora de los hermanos Cifuentes.
La gran oportunidad se dio
«Crecimos en San Marcos con mis hermanos. Pero después nos trasladamos a Xela para estudiar. Me gradué en el 2011 como Ingeniero Civil de la Universidad Rafael Landívar de Quetzaltenango. Empecé una maestría en estructuras en la U. de San Carlos. Cuando me faltaban seis meses, me trasladé a EE.UU. para trabajar en una empresa petrolera. Mi hermano, que ya trabajaba allí, me propuso y me aceptaron».
A Danilo Cifuentes le tocó diseñar contenedores de acero para petróleo y logró hacerlo con alta eficiencia. Antes de irse a EE.UU. tenía una constructora con la que había efectuado proyectos de vivienda, bodegas, incluso carreteras en el occidente de Guatemala. «Esa empresa la vendí al irme a Estados Unidos», relata.
Familia unida jamás será vencida
Danilo es el tercero de cuatro hermanos: Alejandra, Emilia, él y Axel. Crecieron en Ayutla, San Marcos, donde estudiaron sus primeros años de primaria. «Mi papá se llama Axel Danilo Cifuentes, nació en Patulul; mi mamá, Leticia Villagrán es de Génova, Costa Cuca. Pero se conocieron en Xela. Ya nuestra familia tiene una raíz de migración».
Y así en familia aprendieron el sentido del trabajo. «Mi papá trabajó desde muy joven con camiones. Yo aprendí a manejar cabezales desde los 16 años. También nos enseñó a invertir en bienes raíces. Mi mamá nos enseñó el valor del ahorro», relata.
¿Y por qué se deprimió?
«No sé, creo que era una mezcla de miedo y tristeza. La añoranza de las amistades, la dificultad para adoptar una cultura nueva, quería hacerlo pero extrañaba mi vida en Guatemala. Tenía un pie allá y otro aquí. No tenía a qué regresar pues la empresa la había vendido, el trabajo era pesadísimo pero no ganaba bien. Además el proceso migratorio era tedioso: cartas y cartas, formularios, citas. Me deprimí feo.», relata con sinceridad.
«Mis papás hablaron conmigo y me dijeron. Tenés dos opciones: o te regresas a Guate o salís de la depresión. Entonces reaccioné y con la ayuda de Dios me levanté, empecé a ir a una iglesia, conocí gente,me tracé objetivos y…»
–¡Te reinventaste!
«Exacto. Uno está lleno de ‘no puedo’, porque a lo largo de la vida mucha gente te ha dicho ‘no podés’. Entonces tuve mucho miedo a lo nuevo y tristeza de dejar todo atrás. ¡Miedo a no poder! Entonces, reinventarse no es tanto aprender nuevas cosas, sino desaprender lo viejo».
Perder el miedo a preguntar y al "no"
«Empecé a hablar con ciudadanos americanos para forzarme a mejorar mi inglés hablado, escrito y hasta pensado. En un café, en la iglesia yo me presentaba y le preguntaba a alguien: ¿me podría regalar una hora de tu semana para practicar mi inglés? Y la gente solía decir sí. Extraños enseñándome inglés», relata Danilo.
Recuerdo que algunas personas eran de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Se dieron cuenta de mi método, muchos de ellos eran bilingües siempre aceptaban platicar conmigo una hora. Tiempo después me enteré que hasta crearon una escuela de inglés y español a base de esa idea de conversar».
Unen talentos y crean su empresa de bienes raíces en Oklahoma
La empresa petrolera donde trabajaba Danilo, se declaró en quiebra. Ambos hermanos tenían ya su residencia legal, pero no tenían empleo. «Con mi hermano Axel nos pusimos a analizar opciones. El es arquitecto, yo ingeniero. Fundamos CV Premium Properties. Compramos una casa muy pequeña, toda abandonada y fea. Fea, fea la casa. Vieja. Juntos hicimos un búngalo precioso y lo vendimos. La rehicimos toda. Fue un primer éxito y así seguimos».
«Aplicamos todo aquello que nos decían mis papás en la escuela, en la universidad en el trabajo: ¡Si vas a hacer algo, hacelo con excelencia! Así empezamos con una casa, luego otra, otra y así los clientes vieron que les ofrecíamos alta calidad. Eramos guatemaltecos compitiendo con pequeñas y grandes empresas estadounidenses. Se sumaron nuestras hermanas. Alejandra que es abogada; Emilia, ingeniera civil también», cuenta.
Servicio a migrantes guatemaltecos
Más allá de la construcción y venta local de casas en Oklahoma, los hermanos Cifuentes van más allá y tienen varios servicios disponibles para migrantes guatemaltecos que deseen asegurar el buen uso de sus recursos ya sea en la construcción de viviendas, en la educación de sus hijos o familiares, o en la prestación de servicios médicos privados en el país.
«Nos dimos cuenta que muchos guatemaltecos mandan y mandan dinero a Guatemala quizá para construir una casa, pero cuando se dan cuenta, no hay casa ni está todo el dinero. O no la construyeron como querían. Algo parecido es cuando quieren que sus hijos estudien en un colegio de calidad, pero no tienen siempre quién se asegure de eso. Por eso creamos un servicio especial», relata Danilo.
«Tenemos un equipo en Guatemala. Nosotros administramos los proyectos y le damos cuentas al migrante. Le conseguimos el constructor, nos encargamos de darle seguimiento. Cada semana le mostramos el avance de su vivienda. Obviamente, nuestros aliados en Guatemala son de respeto y responsabilidad. Efectúan la obra de acuerdo al plano aprobado por el migrante y con los materiales que desee. Le presentamos un catálogo y un diseño que se ejecuta con exactitud.», explica. Se firma un contrato legal en EE.UU. y hay plazos, garantía de calidad.
«Algo similar, si quiere que sus hijos estén en un buen colegio, le presentamos opciones. Y gestionamos la admisión del niño o niña, pagamos sus cuotas, proveemos sus útiles, con la aprobación del migrante en EE.UU, que es quien paga el servicio. Nosotros cobramos una comisión por hacer esa gestión para que no se preocupe más que de aconsejar al estudiante que aprenda».
El sueño de Danilo y hermanos se sigue construyendo, pero a la vez ellos ayudan a edificar el sueño de otros connacionales guatemaltecos. Un gana gana total.