En 2007, los migrantes guatemaltecos Benjamín y Élida fundaron Café Antigua, un vibrante enclave de sabores hispanos en el corazón de Oklahoma. Su hija Ana Sofía comparte su pasión por la gastronomía y brinda apoyo a mujeres migrantes.
Un gran secreto de éxito: unión familiar
Ana Sofía Valdez Del Cid creció en Villa Nueva, Guatemala. Llegó a Estados Unidos a los 12 años cpm sis hermanos. Sus padres Benjamín Baldéz y Élida del Rosario Peralta migraron primero y en 2007 emprendieron un pequeño restaurante llamado Café Antigua. «Llegué a este país a una edad temprana y mis padres siempre buscaron lo mejor para mí y mis hermanos. Ahora que soy adulta, agradezco su esfuerzo, no ha sido fácil, especialmente cuando eres un niño indocumentado», relata.
Ana Sofía enfrentó desafíos, como el idioma inglés y la discriminación. Desde su llegada, se dedicó a estudiar hasta completar la secundaria. Estuvo en búsqueda de su vocación, sin tener claridad sobre qué carrera seguir. En algún momento consideró la carrera de medicina Sin embargo, descubrió que su talento podía florecer en el negocio familiar a través de la gastronomía.
“Mi pasión la encontré en el negocio familiar. El maravilloso restaurante al que llamamos Café Antigua, emprendimiento que nació en 2007”. Ana Sofia se canalizó aquí sus energías y afán de innovación Su hermana menor, Stefanie Valdez, es una talentosa chef especializada en repostería y barista. Por otro lado, su hermano mayor, Emanuel Valdez, es un destacado artista especializado en muralismo.
Café Antigua: entre los mejores
Café Antigua ha crecido gracias al esfuerzo conjunto de Ana y su familia. Se ha convertido en un espacio acogedor y exquisito para la comunidad migrante guatemalteca e hispana. Este espacio figura en el top 100 de establecimientos gastronómicos en Estados Unidos, según la clasificación de una revista local.
El nombre Café Antigua está inspirado en la ciudad colonial de Antigua Guatemala, un destino turístico icónico que evoca la Eterna Primavera. “Dado que muchos de los clientes están familiarizados con Antigua Guatemala, se decidió nombrar así nuestro establecimiento”.
“Al llegar a este país, estábamos como cualquier otro, sin tener claro qué hacer. Sin embargo, surgió la oportunidad a mi padre trabajar durante varios años en un restaurante local, mientras que mi mamá, además de ser consultora de belleza, comenzó a vender comida tradicional guatemalteca”
Las recetas familiares como las flautas, tamales, rellenos eran los antojitos caseros más cotizados. En el año 2007, surgió la oportunidad de adquirir un restaurante con un nombre diferente, y así nació Café Antigua, con una gama de sabores chapines y también latinoamericanos.
“Mis padres siempre tomaron en cuenta mi opinión, ellos iniciaron con los desayunos chapines; huevos, frijoles, plátanos fritos y la taza de café. Cuando crecí me apasioné por el arte culinario y comenzamos a incluir nuevos sabores y platillos», cuenta Ana Sofia.
“Tengo el reto de sacar adelante el negocio y expandirnos a otros estados. El color y los sabores spm lo que me conecta con el mundo gastronómico. Hacer una taza de café es un arte y esto me apasiona”. Aunque el plan es expandirse, Ana no descuida su hogar.
El menú ha crecido. Los huevos motuleños y los Chilaquiles mexicanos también destacan en el gusto de la comunidad latina y americana. Una de las bebidas emblemáticas es el mazapán latte. “Nuestro objetivo es estar con la comunidad latina y apoyarnos entre sí. Teníamos 2% de clientela latina ahora hemos llegado al 70%. Es un honor servir comida guatemalteca inspirada en otras culturas”.
Café Antigua genera oportunidades. Tiene unos 30 empleados, la mayoría provenientes de México, Colombia, Venezuela y Guatemala, así como unos cuantos estadounidenses. Ana Sofia y su familia se sienten orgullosos de contribuir económicamente al sustento de familias compatriotas.
Multifacética y solidaria
La migrante Ana Sofía Valdez también posee talentos en el área de comunicación y proyección social. Es maestra de ceremonias y frecuentamente la invitan a conducir eventos locales. También suele participar como panelista en foros contra la violencia intrafamiliar. Uno de sus proyectos personales es lanzar su propio podcast para hablar sobre emprendedores latinos y sus experiencias laborales, así como brindar apoyo informativo a la comunidad migrante guatemalteca.
Ana Sofía también se dedica a conectar con la comunidad de mujeres migrantes guatemaltecas, ya que valora el papel de las mujeres emprendedoras y empresarias. Reconoce la existencia de discriminación y falta de apoyo en cualquier entorno, y su trabajo busca inspirar a otras mujeres a superar estos desafíos. «Ser mujer latina y migrante es difícil. Las mujeres desempeñamos un papel crucial; por ejemplo, mi padre lidera el negocio, pero depende de mí ayuda para comunicarse».
Una de las dificultades que destaca es la disparidad en el apoyo financiero otorgado, con una clara inclinación hacia los hombres en comparación con las mujeres latinas, especialmente en asuntos financieros. Ella misma ha experimentado esta situación por lo que se dedica a promover la equidad y también incentivar la autovaloración de las mujeres. «Cada día me esfuerzo por fortalecer mi empoderamiento y mi resiliencia».
Ana Sofía reitera que el éxito alcanzado se debe al respaldo incondicional de sus padres, esposo e hijo. «Siempre me enfoco en mis metas. Continuar con la labor de mis padres significa preservar nuestro legado y fortalecerlo para las generaciones venideras».
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