Padre, hijo, nieto, esposo y sobre todo guatemalteco originario de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango, el migrante Efren Mejía, radicado en New Jersey promueve los valores de la cultura maya k'aqchiq'el
Migrante con raíz de identidad
El fuego encendido. Un guía espiritual eleva oraciones al Corazón del Cielo. Incienso, velas Parece una ceremonia maya en algún sitio sagrado de Guatemala.
Pero es la Universidad William and Mary de Baltimore, en donde el migrante guatemalteco Efrén Mejía expuso la cosmovisión maya que también migró con él. Efrén es originario de San Martín Jilotepeque, de donde salió con su familia hace cuatro años.
Se estableció en New Jersey, en donde efectúa trabajos de construcción. Al migrar se llevó a su esposa e hijo. Extraña inmensamente a su mamá. Pero no había oportunidades de trabajo en su comunidad. Desde el primer día empezó a laborar. «Ayudar a preparar cemento para un señor que repellaba un edificio. Me tocó andar por los andamios. Nunca lo había hecho. Pero ya me acostumbré. Pero para mí el trabajo es bendición. Desde niño trabajé en el corte de café», relata el migrante Efrén.
"Mis abuelos me enseñaron"
«La herencia espiritual viene de mi familia, de mis abuelos maternos: Celedonio Mejía Calán y Pascuala Tomás Chalí. De ellos aprendí toda la base y el fundamento de la espiritualidad. Yo crecí con mi mamá y vivíamos donde mis abuelos. Esa fue mi primera gran escuela», cuenta Efrén, quien en Estados Unidos trabaja en construcción.
«Cuando estaba en 5o. grado de primaria un maestro nos habló del calendario maya. Me interesó y busqué libros para aprender. Pero mi abuelo me explicó, también otros abuelos mayas. Mucho conocimiento no está escrito y me llegaron de viva voz».
El migrante frén Mejía lamenta que la visión del calendario, con días más propicios para ciertas actividades, no se aproveche. «Integra el cosmos, la naturaleza, la energía con nuestro diario vivir.
Por eso mismo le sorprendió cuando fue invitado por primera vez a un aula universitaria para exponer su cultura. Se dio cuenta de que su cultura también iba de migrante con él.
«Allá a San Martín llegaban extranjeros con ganas de aprender el idioma, los valores, la cultura. Recientemente estuvimos en la Universidad de William&Mary, en Baltimore, donde se pudo efectuar un ritual de agradecimiento. Recordé a mi abuelo».
Grandes sueños
La principal enseñanza del migrante Efrén Mejía para su hijo Marcos es que siempre valore su identidad. Que aprenda mucho de otras culturas, pero que nunca olvide de dónde viene, además de que debe perseguir sus sueños.
De hecho hace poco, Efrén cumplió un gran sueño: casarse formalmente con su esposa Mari Culajay. «No lo habíamos podido hacer en el pueblo y aquí pasaron los años, pero lo hicimos. Fue un día de mucha alegría».
Su otro gran sueño es poder llegar a adquirir un terreno grande en su natal San Martín en el cual se pueda crear un enorme centro de conservación y difusión de la cultura y conocimiento maya kaqhiquel.
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