Su éxito profesional como ingeniero en Estados Unidos no le impide buscar la manera de generar oportunidades laborales y de negocio en su país, de donde migró a los 14 años.
Exquisito sabor comprobado. Un menú estilo americano que integra desde hamburguesas hasta tacos, sin faltar los filetes bien asados o pizzas con toque artesanal. Es la mezcla gastronómica del restaurante Celestia, recientemente reinaugurado por el migrante guatemalteco Ervin Hernández para generar oportunidades en Guatemala. A los 14 años de edad tuvo que irse.
De un barrio a migrante en una gran urbe
Ervin nació en la zona 21. La colonia Bellos Horizontes vio sus pasos de estudiante de primaria, las chamuscas de futbol y las tardes de pláticas con los amigos de la cuadra. Todo eso dio un giro en 1992, cuando tenía 14 años: su padre logró la legalización en Estados Unidos y tuvo que irse a vivir, inicialmente a Nueva York y después a Nueva Jersey: un nuevo y duro comienzo. ¿Cómo llegó de eso a abrir el restaurante?
“Desde los 2 años crecí sin mi papá. Me crié más con mi madre, mi hermano mayor y mi hermana. Mi papá, Edgar Hernández, trabajaba en Estados Unidos, pero al ser ciudadano, nos mandó traer. Mi mamá se llama Odilia Martínez”.
Retos de la vidamigrante
El choque cultural fue inmediato: la mayor parte del tiempo era encierro, sin amigos. “Tampóco podía hablar inglés, era todo un comenzar de cero. Me empecé a relacionar con puro hispano, pero no necesariamente eran buenas compañías. Incluso las escuelas eran medio inglés medio español. No era un ambiente muy sano, la verdad».
Se trasladaron a Nueva Jersey. Eso cambio todo porque me ví obligado a aprender inglés, porque la escuela pública era full inglés y ya nada de español”. No fue fácil. De hecho, le tocaba 10o. grado, pero por no saber inglés lo pusieron en el 9.
“Me hicieron un favor, porque tuve que aprender a pura fuerza y me sirvió de nivelación. Pero había algo en lo que sí era muy bueno: la matemática. Llevaba un buen nivel matemático desde Guatemala. Y como es un lenguaje universal, empecé a avanzar. En el idioma inglés, tenia que usar un diccionario para entender los libros que nos dejaban, pero aprendí”.
De la mecánica a los sistemas, después a erigir casas y a las telecomunicaciones
Tras concluir la High School, entró a varias pruebas universitaria. EStudió INgeniería Mecánica en la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey. “No soy un genio, pero me enfoco y me dedico mucho en estudiar. Aprender es mi pasión y me dediqué a las matemáticas”.
Tenía tan buenos resultados que eso le hizo pasar por una experiencia incómoda pero reveladora: “Una vez en un examen, el promedio del grupo fue 60 y yo saqué 95 puntos. Pensaron que había copiado o hecho trampa. Incluso me llevaron con el decano. Cuando vino el siguiente examen, me colocaron en un lugar aislado. El promedio fue 62 y yo saqué 94. Pero eso no era resultado de ser más inteligente sino de ser dedicado”.
Ervin nunca trabajó en ingeniería mecánica: se dedicó a telecomunicaciones. “No me gustó lo que estudié pero llevé la carrera al final. Tendría que ver aviones, autos, motores, pero no me preguntes nada de eso. Me gustó más redes informáticas, instalar fibra óptica, sistemas de comunicación digital”.
Por ello ha trabajado con la compañía Verizon en el diseño de ingeniería para extensas redes. Pero su hambre de conocimientos seguía. “En una ocasión fui a instalar unas redes en una mansión. Me gustó mucho la casa y dije: un día tendré una así. Dicho y hecho. Compré una casa pequeña, busqué libros de cálculo estructural, cableado de electricidad, la tiré y construí una más grande”.
Nuevo comienzo del migrante en su país natal
Le fue tan bien con la construcción de su casa que emprendió una compañía de dicho ramo. Le fue muy bien. Hasta que llegó la pandemia. Actualmente Ervin está de regreso en el mundo de las telecomunicaciones y también decidió emprender en el área de restaurantes, pero en su país.
“En este mes de junio abrimos Celestia. Es una inversión que hago con fe, espero que le guste a la gente. Nos estamos esmerando mucho en la experiencia de atención al cliente. Se llama Celestia. Lo trabajo a distancia, porque quiero generar oportunidades laborales en mi país. Queremos crecer, triunfar, vengan a probar. Hay gente muy talentosa y trabajadora, por eso busco crear oportunidades”, finaliza.
El restaurante Celestia está en la Plaza Comercial Santa Rosalía, carretera a El Salvador.
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